Toma de tierras en Sur: María Nahuel, la líder mapuche que fue mormona y mantiene en vilo a la Patagonia

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Antes de convertirse en la furibunda líder de la usurpación en Villa Mascardi, a 35 kilómetros de Bariloche, María Isabel Nahuel (54), practicaba la religión religión mormona junto a

su familia en el barrio Virgen Misionera de Bariloche, se dedicaba a la limpieza ocasional de viviendas particulares y su vínculo con la cultura mapuche era muy escaso o nulo. Su padre de apellido Nahuel Riquelme, ya fallecido, nunca se asumió como descendiente de mapuche.

Esta es la mujer que mantiene en vilo a San Carlos de Bariloche y el El Bolsón. La que el viernes pasado increpó al juez Bernardo Campana, llamándolo “viejo estúpido” cuando este confirmó el desalojo del predio del Obispado de San Isidro que ella y los suyos tienen bajo su poder.

“Van a ir a matarnos y vamos a estar esperando”, le advirtió. La misma líder que habría impulsado la toma de la Parroquia de El Bolsón ese mismo día. Es la jefa del clan responsable de más de 110 ataques en Mascardi. La suegra de Matías Santana, el mapuche de los binoculares del caso Maldonado, pareja de su hija la machi Betiana Colhuan, mano derecha del lonko Facundo Jones Huala, creador de la RAM y preso en Chile. 

Los Nahuel no son oriundos de Bariloche sino de Neuquén donde el apellido Nahuel está extensamente difundido en la capital y la Comarca Petrolera. Su madre, María Isabel Cuyuleo, había llegado al sur proveniente de Buenos Aires.

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En 1984, cuando María tenía entre 18 años, le comentó a sus vecinos que iba a “hacerse mapuche” porque era su única posibilidad de acceder a una tierra propia. Los verbos “ocupar” o “tomar” no han sido ni son extraños en Bariloche. En los últimos 25 años los reclamos indígenas por “devolución” de espacios ancestrales se han multiplicado. Solo durante los gobiernos Kirchneristas se entregaron a la comunidad más de 200 mil hectáreas en la Patagonia.

A partir de entonces, María convirtió su preocupación por dejarle “algo” a sus hijos (hoy tiene 6) en una verdadera cruzada personal. Junto a su marido, Cristian Colhuan (56), con quien está en pareja desde los 16 años, poseen en el barrio Virgen Misionera un total de seis casas, repartidas en cuatro lotes, un galpón y un Chevrolet último último modelo.

Su manejo del mapuzundung (lengua mapuche) es rudimentario.

Sabedor de las necesidades de la joven pareja, el legendario cura del barrio, Juvenal Currulef, les entregó en los 80 dos lotes de 12x20 donde edificaron sus dos primeras casas. 

Un altar a Rafael Nahuel en la toma de Villa Mascardi. Foto: Trilce Reyes

Un altar a Rafael Nahuel en la toma de Villa Mascardi. Foto: Trilce Reyes

Poco después de su conversión a la cosmogonía mapuche, María y Cristian marcharon hacia Osorno y tomaron contacto con comunidades trasandinas donde absorbieron las líneas gruesas de la cultura aracaucana. 

En la actualidad se las observa a ella y Betiana comprar alimentos en los almacenes del barrio, vestidas a la usanza de las mapuches trasandinas. Sus casas se ubican a unos 500 metros de la avenida Pioneros al 7500 a un 1 kilómetro del cruce que lleva a Catedral.

En los 30 años siguientes María continuó adentrándose en las costumbres de sus ancestros, mientras hacía “changas” de limpieza. Además ella, su marido y sus hijos se acogieron a los diferentes subsidios del Estado Nacional por su condición de mapuches, desempleo o situación de económica precaria. Por su lado, Cristian, ejercía el oficio de jardinero en la zona.

A pesar de su devoción, la mujer no contaba con todos los elementos para convertirse en una referente “global” de los mapuches de Río Negro. Una machi. María no había manifestado tener sueños o revelaciones y tampoco descendía de figuras mapuches que pudieran ungirla de manera hereditaria. 

María entendió que sus hijos deberían jugar un papel destacado en el desarrollo de la comunidad Nahuel Colhuan. La última de sus hijas, Betiana Colhuan, fue “tocada” a los 11 años por el espíritu del newen, declararon a los cuatro vientos. Fue sacada de la escuela primaría para iniciarla en el oficio de curandera. En un viaje a Chile las autoridades mapuches reconocieron en ella el germen de una sacerdotiza. Fue Betiana quien “descubrió” las primeras 6 hectáreas “sagradas” en Mascardi que se transformaron en más de 30.

María Nahuel al frente de un diálogo con autoridades del Parque Nacional Nahuel Huapi. Foto: Trilce Reyes

María Nahuel al frente de un diálogo con autoridades del Parque Nacional Nahuel Huapi. Foto: Trilce Reyes

Su hijo Cristian Germán Colhuan Nahuel (31) recibió otro “llamado” del newen. En este caso el joven fue nombrado “wieichafe”, es decir, guerrero mapuche. Cristian Germán es el líder militar de la toma de Mascardi. Lo secunda su hermana, Johana Colhuan Nahuel, también de título “guerrera” ancestral.

Según cuentan en el vecindario, el propio padre de Johana relató que su hija había ingresado como soldado voluntaria a la Escuela Militar de Montaña en Bariloche para aprender instrucción y convertirse en “guerrillera”. Johana fue una las personas que participó del enfrentamiento el 25 de noviembre de 2017 en Mascardi entre los militantes y agentes de Prefectura Naval en el cual murió, Rafael Nahuel (22), sobrino de María. Johana terminó herida en un hombro y desde entonces permanece prófuga de la Justicia. Aunque los pobladores aseguran que cada tanto la ven en Virgen Misionera.

En las últimas tres décadas María se ha dedicado a predicar una suerte de evangelio mapuche en su barrio y en el sector Alto de Bariloche donde viven miles de descendientes de este pueblo. Su verbo no prendió demasiado en la comunidad probablemente porque se volvieron notorios sus conflictos con sus vecinos debido a diferencias ideológicas o a sus conductas violentas. A su esposo Cristian, no le tembló nunca el pulso y en varias ocasiones disparó contra pobladores o los amenazó con armas de fuego, aseguran a este diario.

“Una vez vino y me dijo: vos ya estás muerto, te metiste con la RAM. Me han golpeado, disparado, tirado piedras, también atacaron a mi esposa, con todo esto me dio un infarto”, cuenta desesperado Nelson Cádernas (64) vecino de junto de los Nahuel Colhuan. Cárdenas mantuvo una relación amistosa con la familia hasta 2014, cuando los Nahuel Colbuan lo acusaron de haberse convertido en “informante” de la policía de Río Negro. “En 2014 desconocidos quemaron el refugio del Challhuaco (refugio Neumeyer) y vino la policía y Gendarmería Nacional al barrio, ellos dijeron que fue por mi culpa”, explica Cárdenas. El vecino tiene 17 denuncias penales contra María y Cristian, pero ninguna ha prosperado. “Eran una familia normal, pero un día se transformaron al mapuchismo y todo cambió, se volvieron más y más violentos”, señala.

En 2014 María y Cristian ocuparon la plaza de Virgen Misionera alegando que era “territorio mapuche”. El espacio recreacional ya estaba sembrado y tenía juegos para niños. A base de duras amenazas, piedrazos y advertencias con armas, los Nahuel-Colhuan se quedaron con la plaza en contra de la opinión de sus vecinos. Hoy tienen allí dos casas más. Una de material y otra de madera.

En los primeros días de esta usurpación llegó al barrio un machi chileno de San Juan de la Costa, Osorno, quien trajo un rewe (escultura sagrada) y concretó una ceremonia sobre el terreno, recuerdan pobladores.

En noviembre de 2017, la familia dio rienda suelta a su osadía. Ocupó 6 hectáreas en Mascardi de Parques Nacional Nahuel Huapi y crearon la lof Lafken Winkul Mapu. María dijo que Betiana había recibido un mensaje del newen porque allí había plantas necesarias para su actividad medicinal y ritual. Lo cierto es que el “dato” de que había dos terrenos libres en la zona se lo habría mencionado el peón José Rivas conocido de ellos y que trabajaba en el sector, explican a este diario fuentes locales.

María ha desarrollado un discurso donde convergen la contradicción con el cinismo. En los últimos 3 años, su lof incendió y desmanteló 7 propiedades, se extendió sobre tierras particulares hasta alcanzar las 30 hectáreas, saqueó instalaciones públicas, tomó posesión de la costa y agredió a todo el que se le cruzó incluyendo a la gobernadora Arabela Carreras. Sin embargo, ella niega que su comunidad sea violenta y asegura que los incendios los ocasionó “la policía de Río Negro” adrede para inculparlos a ellos.

“¿Puede ser que una mujer tenga en vilo a dos Ciudades?”, se pregunta Sergio Capozzi, vicepresidente del PRO en Río Negro. “Las preguntas que nos hacemos es ¿hasta cuándo vamos a soportar estos hechos? ¿Por qué el gobierno nacional no toma nota y reacciona en consecuencia? El Estado, que debería tener el monopolio del uso de la fuerza, lo está dejando en manos de personas que lo desconocen y agreden”, escribió días atrás Capozzi en referencia a la toma de la Parroquia de El Bolsón por parte de un grupo mapuche que exigía que se suspendiera el desalojo en Mascardi.

Según pudo averiguar Clarín, en el principio, María imaginaba que la toma de Mascardi no agitaría las aguas judiciales por tratarse de un predio de Parques Nacionales. Pero cuando comprendió que el juez federal Gustavo Villanueva, ordenaría el desalojo, decidió apelar a la colaboración de su hijo Cristian y a algunos de sus amigos del Alto para que se sumaran de lleno a la usurpación. En otras palabras, creó un “brazo armado”.

En la movida participaron funcionarios del Kirchnerismo que les pagaban a los jóvenes 500 pesos por día para sostener la ocupación, explican a Clarín vecinos del Alto y autoridades de la provincia. Rafael fue uno de esos chicos. En el barrio cuentan que la madre del joven, Graciela Salvo, nunca le perdonó a María que alentara a su hijo a ir Mascardi. Hasta hoy las relaciones entre ellas están cortadas, indican.

Cuando el grupo de jóvenes se enfrentó a la unidad Albatros de Prefectura Naval Argentina, María habría reconocido que la situación estaba fuera de sus manos. Hoy la verdadera autoridad de la toma es su hijo Cristian quien mantiene un discurso muy radicalizado, se sabe.

“La violencia la tenemos nosotros de la gente winca, como llamamos nosotros, que no es mapuche y que hace años están asentados en el Mascardi. Han llegado hace mucho tiempo, si no tengo mal entendido, supuestamente le dieron tierras o algo hay ahí cuando estaba la época de Perón. Esta gente es gente que tiene plata y tiene un interés turístico, explotar los territorios, las tierras. Nosotros no es que molestamos, la gente nos molesta y quieren que la comunidad se vaya de ahí", ha señalado María.

“Cuando reconozcan como pueblo preexistente al Estado mapuche, que nos sienten en una mesa a toda nuestra gente y nos digan que van a tratar de entregarnos nuestros territorios ocupados por Parques Nacionales, que vengan con hechos, ahí dialogaremos. No solo hablo de los mapuches, sino del pobre que está en los barrios Alto”, le dijo a Bariloche Opina.

El proyecto final de María, opinan vecinos y autoridades, es sostener la toma de Mascardi para establecer allí una comunidad completamente autónoma en términos políticos y judiciales, que regirá desde lo religioso su hija Betiana y en lo “militar” su hijo Cristian. En Chile este tipo de comunidades son mucho mejor conocidas. Existen sectores en los cuales los “winkas”, funcionarios o habitantes del resto del país, no pueden poner un pie.