Violencia de género: una mujer que denunció 40 veces a su ex pareja pide que lo detengan

Sociedad
Lectura

Ursula no puede volver a su casa. Tiene miedo, por ella, por su hijo y por su nieta. Estuvo en pareja con un hombre al que denunció 40 veces por violencia de género,

amenazas, lesiones y privación ilegal de la libertad. Ninguna de esas causas llegó a condena porque, aterrada, no lograba declarar contra su agresor.

Ursula vive en Vicente López en una casa en la que pasó meses encerrada sin poder salir. "A fines de septiembre, luego de un nuevo episodio de violencia de género, la víctima logró realizar la denuncia y la justicia ordenó la exclusión del hogar por 3 meses. Además de una prohibición de acercamiento para Ursula, su hijo y la pareja de su hijo", explicó su abogado, Andrés Bonicalzi.

Hace unos 10 días incumplió la restricción y golpeó a Nataniel (20), el hijo de Ursula, en la calle. Tuvieron que intervenir los vecinos para rescatarlo. Después entró a la casa que compartía con su ex pareja, con su llave, y atacó a la mujer. 

"Tengo miedo, mucho miedo pero le tuve que hacer frente de una vez por todas. Golpeó a mi hijo, como no puede llamarme a mí, le envía amenazas a él. En una le dijo 'tu hija está muerta', por mi nieta de dos años y ahí tuve que poner un freno. Pensaba que las trompadas las podía aguantar, pero cuando quiso lastimar a mi hijo dije basta: va contra todos", relata Úrsula, que no puede regresar a su casa mientras espera una orden de custodia policial.

BANER MTV 1

De todas las denuncias que realizó Ursula dos llegaron a la instancia de juicio. Una en 2013 y la otra en 2017. Pero, atrapada dentro del círculo de violencia y sin acompañamiento de ningún tipo, la justicia absolvió a su agresor porque la víctima no se atrevía a declarar en su contra.

En los organismos de atención a víctimas de violencia de género, en la Comisaría de la Mujer y en las fiscalías de Vicente López conocen la historia de Ursula, que circula hace años haciendo denuncias y pidiendo ayuda.

"Lo que pasó es propio del círculo de violencia, cada vez que estaba cerca de una condena, algo pasaba y ella no iba a declarar", explica el abogado de la víctima.

Una de las tantas marchas para pedir el fin de la violencia machista. (Foto Lucía Merle)

Una de las tantas marchas para pedir el fin de la violencia machista. (Foto Lucía Merle)

"Él me decía que me dejara de joder, que éramos una familia, que me fijara bien lo que iba a hacer. Que me iba a dejar en la calle a mí, a mi hijo y a mi nieta. Me obligaba a decir que estaba empastillada cuando hacía las denuncias y yo pensaba que se la iba a agarrar con los chicos", lamenta Ursula, que no recibió acompañamiento después de ninguna de las dos instancias judiciales, a pesar de que estaban probadas las agresiones en los expedientes y que contaban con sus declaraciones en la etapa de instrucción.

A José Luis lo conoció en el autódromo, trabajando como promotora en carreras de autos. Él es mecánico y prepara autos de competición, tiene su taller en Vicente López.

"Él me encerraba con candados y se iba una semana, diez días. No me dejaba salir para nada, a veces para hacer algún trámite y yo aprovechaba para trabajar. Empezó de a poco, era tan manipulador que al principio no me daba cuenta. No es que te pega de una: empezó diciéndome 'no, no vayas a comprar, dejá que voy yo', 'encargate de la comida de tu hijo porque yo no voy a gastar plata en eso', cosas así", cuenta Ursula a Clarín.

Las movilizaciones para pedir el fin de la violencia machista no logran que bajen las agresiones ni los femicidios. (Foto Lucía Merle)

Las movilizaciones para pedir el fin de la violencia machista no logran que bajen las agresiones ni los femicidios. (Foto Lucía Merle)

La mujer escapó en varias oportunidades pero no tenía ningún lugar adónde ir, tampoco conseguía trabajo y no tenía forma de mantener a su hijo. Él la encontraba y ella regresaba. La violencia económica era utilizada como otra herramienta de control sobre la víctima, imposibilitada de generar sus propios ingresos y salir de la situación de encierro.

Ahora tiene marcas en la cara, moretones en los ojos y en el brazo, producto de la última agresión. "Se burlaba de todo. Jugaba con el botón antipánico y llamaba a la policía para demostrarme que no iba a venir nadie. Decía que a las mujeres que estaban con él les decían 'oso panda', por los ojos con moretones. Como si sus golpes se trataran de una travesura, algo gracioso", describió la víctima.

Ahora, junto a su abogado, Ursula espera que la justicia ordene la prisión preventiva de su agresor y que disponga una custodia en su domicilio para protegerla a ella y a su familia.

"Necesitamos que la justicia entienda que si no se detiene de manera urgente a este sujeto, vamos a estar frente a un femicidio nuevo", insistió Bonicalzi. 

"Yo lo que quiero es que esté preso, que pague por todo lo que nos hizo. Lo tendría que haber frenado mucho antes pero no pude -se lamenta Ursula-. Ahora estoy acompañada y lo único que quiero es dejar de tener miedo, tener una vida tranquila con mi familia, eso es lo que más quiero". 

MI