El régimen de Venezuela se aprovecha de la crisis y amenaza: "El que no vota no come"

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Diosdado Cabello, el número dos del régimen de Nicolás Maduro, sacó su famoso “garrote” para amenazar a la mayoría de venezolanos que pasa hambre, si no van a

votar este domingo en las polémicas elecciones parlamentarias: “El que no vota no come”, lanzó.

"Las mujeres van a estar al frente de esta batalla. Yo sé que es la mujer quien se va a levantar tempranito y va a decir en casa, 'a levantarse que hay que ir a votar'. Claro, y el que no vote, no come. Se le aplica una cuarentena y no come", expresó entre risas de los asistentes en un acto celebrado en el municipio zuliano de Bolívar.

Las bromas de Cabello dejaron al desnudo la política del hambre que suele usar el régimen chavista. Y no cayeron nada bien en la oposición. 

Su amenaza causó indignación especialmente en las mujeres a quienes iba dirigido su mensaje. La diputada opositora Delsa Solórzano de inmediato anunció en twitter que remitirá a la Corte Penal Internacional la declaración de Cabello pues considera que “someter a una población al hambre es un crimen de exterminio”.

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Cabello necesitó de 50 ómnibus para movilizar a los asistentes chavistas a su acto celebrado en el polideportivo Venalum, de Puerto Ordaz, estado Bolívar, al sur del país. También acudieron camiones de la empresa Bolívar Gas para trasladar empleados públicos que fueron forzados a llenar el recinto.

Un cartel del partido oficialista, el PSUV, en Caracas. Gran parte de la oposición no participará de las elecciones de este domingo en Venezuela. Foto: AFP

Un cartel del partido oficialista, el PSUV, en Caracas. Gran parte de la oposición no participará de las elecciones de este domingo en Venezuela. Foto: AFP

La representante diplomática del "gobierno interino" de Juan Guaidó en Argentina, Elisa Trotta Gamus, dijo en Twitter que “Cabello amenaza con dejar sin comida a quienes no acudan a la farsa electoral del 6D. Una demostración clara de que en Venezuela la gente pasa hambre no por falsos bloqueos, sino por una decisión política".

Cabello es candidato a la Asamblea Nacional chavista en estos comicios convocados por Maduro, que han sido calificados como fraudulentos por la oposición que encabeza Guaidó y rechazada por unos 60 países.

El número dos del régimen también ha sido gobernador y diputado, y desde el 2017 es el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, igualmente cuestionada como ilegal y fraudulenta. La constituyente dejará de existir este domingo cuando será reemplazada por el nuevo Parlamento, en el que el chavismo da por sentado que recuperará el poder.

Además de amenazar con más hambre al no entregar las cajas de alimentos “Clap” (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) que Maduro ha ofrecido este diciembre con asignaciones de jamones navideños, Cabello también ha adelantado que van a elaborar leyes desde el futuro Parlamento para encarcelar a los diputados opositores.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quiere recuperar el control del Parlamento. Foto: EFE

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quiere recuperar el control del Parlamento. Foto: EFE

Persecución a comedores

La política del hambre ya comenzó a aplicarse desde la semana pasada contra las ONG y electores que no simpaticen con el régimen. Es el caso de los comedores públicos que han dejado sin comer a más de 25.000 niños, mujeres y ancianos de los barrios populares debido a la persecución del régimen.

El líder juvenil Roberto Patiño, de Primero Justicia, que dirige las organizaciones no gubernamentales como “Caracas Convive” y “Alimenta la Solidaridad” es víctima del régimen. Tiene orden de captura. El pasado miércoles agentes de la Policía Nacional contra la Corrupción allanaron una de las sedes de la organización y la casa de los padres de Patiño y, además, la Superintendencia de Bancos ordenó congelar las cuentas de la ONG, lo que compromete su funcionamiento.

Esta ONG dirige una legión de cocineras en barrios populares donde preparan comida para 239 comedores en Caracas y 13 de los 23 estados del país. Una labor silenciosa que desde hace cuatro años sostiene a 25.000 niños y sus familias, madres lactantes, embarazadas y adultos mayores en riesgo de desnutrición.

Durante la pandemia de coronavirus, esas mujeres también han cocinado 65.000 almuerzos para trabajadores sanitarios de hospitales del país a los que, como al 96% de los venezolanos, sus ingresos no les alcanzan para comer.

Caracas, especial

CB