La nueva normalidad en las peluquerías: todo es más rápido y el "Ahora 12" se usa poco

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Que te hagan una tintura rápido y en el horario acordado era una expectativa poco realista pero, covid-19 mediante, pasamos del “hoy toca peluquería, no me esperen” al “tengo el turno de

las 16”. Todo es posible en el mercado, si se trata de sobrevivir. ¿Pagar un corte en cuotas financiadas por el Estado, también?

La pandemia de coronavirus dejó en crisis al sector de los salones de belleza, con entre un 20 y un 25% de locales que cerraron en la Ciudad de Buenos Aires, mientras el resto intenta recuperar fuerzas tras más de cuatro meses de persianas bajas. Desde el sector, estiman que se está atendiendo menos de la mitad de lo habitual.

Es un momento “caótico”, describe Miguel Ligori, presidente de la Confederación General de Peluqueros y Peinadores de la República Argentina. Consultado por Clarín, estimó que los locales están hoy al 30% o 40% del volumen de trabajo habitual y apuntó que de las 10 mil peluquerías que había en la Capital, quedaron alrededor de 7.500.

Las peluquerías reabrieron el 29 de julio en la Ciudad. Foto: Luciano Thieberger.

Las peluquerías reabrieron el 29 de julio en la Ciudad. Foto: Luciano Thieberger.

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Aunque algunos distritos del GBA, como San Isidro, y la ciudad de La Plata se habían adelantado, en la Ciudad de Buenos Aires las peluquerías pudieron reabrir tras 131 días, el 29 de julio. El protocolo del Gobierno porteño incluye algunas prácticas que no afectan el modo de trabajo en gran medida, como controlar la temperatura a cada persona que ingresa o disponer de alcohol en gel, pero hay tres reglas que lo cambiaron todo: dentro del local, solo puede haber un cliente cada 15 metros cuadrados, para mantener la distancia; solo se atiende con turno tomado con anticipación; y cada cabeza debe ser atendida por solo un profesional a la vez.

“Lo que sucedía antes era que un cliente se hacía en el mismo día un montón de servicios, como coloración, alisado y manos”, cuenta a Clarín el peluquero Nacho Acosta. El cambio de tendencia ahora es marcado, tanto por las regulaciones como por los temores al contagio: “Lo que se busca es eficiencia. Las personas quieren ser atendidas de forma personalizada, con un servicio más veloz y sin estar encerradas mucho tiempo como pasaba anteriormente”. Adiós al revisteo en los sillones, al cafecito y a ir acompañada a atenderse.

Los meses de cierre fueron muy complicados para las peluquerías, tanto por lo económico como por “la incertidumbre” y los rumores, señala Acosta. “La situación obligó a muchos peluqueros a trabajar de manera freelance, fuera del marco de la ley; y muchos esperamos una apertura oficial, pero era tratar de explotar la creatividad para afrontar la situación”, describe.

En su peluquería, Odysee, en Martínez, sobrellevó la inhabilitación con la venta de packs de servicios a futuro, con descuentos, a través de una plataforma online. En Mala, una peluquería de Palermo Soho, se optó por vender sets de productos para coloración y cuidado del cabello, junto al servicio de asesoramiento, para poder pagar los sueldos en este tiempo.

El protocolo permite solo una persona cada 15 metros cuadrados. Foto: Luciano Thieberger

El protocolo permite solo una persona cada 15 metros cuadrados. Foto: Luciano Thieberger

Ahora, ya con varios meses de reapertura, “las personas intentan no salir tanto y compran productos para mantenerse el cabello en casa y no tener que asistir tan periódicamente a la peluquería”, asegura Mateo Iriart, administrador general de Mala. Él estima que “los volúmenes de asistencia son de entre un 50% y un 60% menores que antes”.

Ahora pagar en cuotas

En ese marco, el Gobierno nacional incorporó en octubre a las peluquerías y los salones de belleza al programa Ahora 12, un esquema de financiación que busca promover el consumo. El esquema de pagos, que se extendió incluso a 18 cuotas en algunos rubros, ofrece para peluquerías planes de pago con tarjeta de crédito en tres o seis cuotas con tasas subsidiadas y tres meses de gracia. Eso quiere decir que quien fue a cortarse el pelo en noviembre pudo optar por comenzar a pagar el servicio en marzo y terminar en agosto de 2021.

Para Ligori, el presidente de la cámara que nuclea a los peluqueros de la Argentina, “el Ahora 12 ayudó bastante” al sector. “Tenemos un 10% de peluquerías menos a nivel nacional. Y todavía la gente no las reincorpora a su práctica. El cambio profundo será tras la apertura total”, opinó.

Ni en Mala ni en Odysee adhirieron al programa Ahora 12. “En mi target de clientes no se utiliza, tampoco me lo han requerido, ni la gente pregunta”, asegura Acosta, dueño de Odysee. Aunque sí señala que ve una tendencia hacia los medios de pago electrónicos, tanto a la transferencia bancaria —una modalidad que antes no usaba— como a Mercado Pago.

La noticia de la inclusión de las peluquerías al programa generó polémica. Se anunciaba al tiempo que se excluía a los celulares del esquema de financiamiento subsidiado, en el marco de un consumo golpeado y de crisis económica por la pandemia. Un corte de pelo es un gasto menor en relación a la compra de un smartphone. “Sin el Ahora 12, el consumo se resiente y la gente tiene menos acceso a los celulares”, había asegurado a Clarín el presidente de Asociación de Fábricas de Electrónica (Afarte), Federico Hellemeyer.

Las peluquerías usan poco el Ahora 12. Fotos: Juano Tesone.

Las peluquerías usan poco el Ahora 12. Fotos: Juano Tesone.

“Yo no uso el Ahora 12, ni lo pienso tener”, asegura Diego Parola, propietario de la peluquería Mot, en Recoleta. Y detalló que tampoco es posible actualizar los precios al nivel de la inflación, ni considerando un pago diferido “para no matar a los clientes”.

Carlos tiene una peluquería para hombres en Belgrano. “De las de barrio”, aclara. Y detalla que solo recibe pagos en efectivo o con Mercado Pago. Pide no poner su apellido en esta nota, para hablar con más franqueza: “Mi tarifa no da para hacer un Ahora 12. En el rubro femenino, por ahí sí, porque manejan otros montos, pero no le vas a romper la economía a nadie con 500 pesos que sale un corte. Poner un Ahora 12 en peluquería es una ridiculez total. Eso puede ser para una heladera, para un auto. Pero para comida o una peluquería, es una vergüenza”.

Jordi Zalazar, un peluquero de San Telmo, asegura que no estaba "ni enterado" del Ahora12. "Estoy en un barrio donde veo y trabajo con las tres clases sociales y está costando mucho. La gente está mal y te lo hace notar, aunque hay un porcentaje muy chico que sigue gastando y paga en efectivo o con tarjeta de crédito, pero la verdad es que si tienen efectivo prefieren no meterse con la tarjeta. Y encima los productos subieron muchísimo, y si vos le trasladás esos aumentos a la gente, no te viene más", cuenta.

DD / LGP