Campaña de China para convencer al mundo que el coronavirus se originó en otro lado

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Es un runrún constante que va dejando huella. Un día es un informe científico que señala otros países donde se pudo originar el coronavirus. Al otro, un artículo de

la prensa estatal asegura que hay más de una fuente posible para el patógeno. Y al siguiente se alerta de la posibilidad de un rebrote a través de productos congelados importados con trazas de coronavirus en su envasado.

Ha pasado casi un año desde que los doctores chinos identificaran los primeros casos de la COVID-19 en la ciudad de Wuhan. Desde entonces, muchos han dado por hecho que esa urbe fue la zona cero de la pandemia, con las deficientes condiciones sanitarias del céntrico mercado de pescado y marisco de Huanan señaladas como principales culpables.

Aun así, China siempre ha defendido la posibilidad de que su territorio no sea el origen indiscutible de la pandemia, una campaña que ha cobrado fuerza en las últimas semanas.

Una vista de Wuhan por sobre el río Yangtze, en la provincia de Hubei. Foto: AP.

Una vista de Wuhan por sobre el río Yangtze, en la provincia de Hubei. Foto: AP.

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Medios como el Diario del Pueblo , la voz oficial del Partido Comunista, afirmaron el jueves pasado que “todas las evidencias disponibles sugieren que el coronavirus no comenzó en la ciudad de Wuhan”.

También científicos como Zeng Guang, antiguo epidemiólogo jefe del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, defienden esa teoría. “Wuhan fue donde se detectó por primera vez el coronavirus, pero no donde se originó”, aseguró en una conferencia.

Para respaldar sus hipótesis, esgrimen recientes estudios como uno del Instituto de Ciencias Biológicas de Shanghai, donde apuntan al subcontinente indio como probable fuente de los primeros contagios, u otro del Instituto de Tumores de Milán y de la Universidad de Siena que indican que elcoronavirus ya circulaba por Italia en septiembre de 2019.

Además, China lleva tiempo haciendo especial hincapié en los positivos por restos de coronavirus hallados en los envases de comida congelada procedente del extranjero, el último del martes en carne de ternera argentina.

El presidente de China, Xi Jinping. Foto: AP

El presidente de China, Xi Jinping. Foto: AP

Según sus autoridades sanitarias, pequeños rebrotes como el surgido en la localidad costera de Qingdao se debieron al contacto que algunos estibadores tuvieron con estos paquetes. Esto ha llevado a algunos de sus expertos a sugerir que esa podría ser la vía por la que el patógeno entró en Wuhan para, desde el mercado, propagarse por la ciudad.

Sin embargo, la mayoría de científicos occidentales cree que estos casos en los congelados representan un riesgo muy bajo para generar un brote importante. Un positivo “no indica un virus infeccioso, solo que alguna señal del virus está presente en esa superficie”, explicó Andrew Pekosz, de la Universidad Johns Hopkins, a Associated Press. “No he visto datos convincentes de que el Sars-CoV-2 en un envase de alimentos represente un riesgo significativo de infección”.

Ante tantas dudas, versiones y rumores, azuzados por las pugnas políticas que hay de fondo entre China y Estados Unidos, se espera que la próxima investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) arroje algo de luz al caso.

Según el plan que publicaron hace unos días, su misión tendrá dos fases y estará a cargo de un grupo internacional –diez chinos y otros diez extranjeros– compuesto por epidemiólogos, virólogos e investigadores de varios campos.

La primera fase comenzará en Wuhan, donde los científicos chinos examinarán en profundidad el mercado de Huanan, y adonde después viajarán los investigadores internacionales para revisar los resultados.

En la segunda se abordarán estudios más a largo plazo, incluso fuera de China, ya que “el lugar donde se detecta una epidemia por primera vez no refleja necesariamente dónde comenzó”, dice el informe de la OMS, unas palabras que hallaron gran eco en los medios chinos.

Concretamente, los futuros estudios podrían centrarse en los murciélagos de los países vecinos.

En cualquier caso, la OMS afirmó que la misión estará guiada por la ciencia y será “abierta de mente, meticulosa, sin excluir ninguna hipótesis que pueda contribuir a generar pruebas y centrar el enfoque de la investigación”.

Por Isabel Arana - Corresponsal en China y Hong Kong