Al vendedor de macetas viral ahora le piden que haga carteles de Mercado Pago

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Eduardo Cortez tiene 57 años y, tras más de una década desempleado, sabe que para rebuscárselas en Argentina y hacerse “el manguito” hay que ser ingenioso y lanzarse a lo desconocido.

Lo que nunca imaginó es que uno de esos saltos lo llevaría a ser tendencia en Twitter y a convertirse en “el famoso vendedor ambulante de macetas y huertas de Pilar”.

Algo que para muchos puede resultar cotidiano y simple, para Eduardo fue todo un desafío. Tras cuatro años en su puestito improvisado en el kilómetro 38,5 del Ramal Pilar de la Autopista Panamericana en la bajada del Puente Alberti, donde vende macetas y huertas de madera, se dio cuenta de que su público -en su gran mayoría habitantes de exclusivos countries de la zona- no llevaba suficiente efectivo para poder pagarle y perdía varias oportunidades de venta.

“Mis hijos me dijeron que tenía que poner Mercado Pago. Yo no uso redes sociales, no soy ducho con internet ni con el celular, por eso tardé en ponerlo. Peromi nuera, que tiene una paciencia de oro, me enseñó y me animé a sumarlo. Para que los clientes supieran de la incorporación, armé un cartel con el logo de los dos coditos chocándose y ahí se revolucionó todo”, contó Eduardo a Clarín hace tres semanas.

Vendedor ambulante en Pilar. Con logo actualizado hecho a mano! @marcos_galperin@osvaldo_gimenez@Mercadolibre@mercadopagopic.twitter.com/cTP2DBHZPR

BANER MTV 1— Agustin rro. (@negroggio) November 20, 2020

Miles de usuarios elogiaron la iniciativa. También lo hicieron la cuenta oficial de la empresa y su CEO, Marcos Galperín, la definió como “democratización de los servicios financieros en el Gran Buenos Aires”.

Democratizando los servicios financieros en el Gran Buenos Aires https://t.co/qG2aDLg0Wh

— Marcos Galperin (@marcos_galperin) November 20, 2020

Vecinos, clientes, colegas de los puestos cercanos, familiares y hasta efectivos policiales se acercaron para darle la noticia de su fama a Eduardo, quien se ríe sonrojado y todavía sorprendido por la magnitud del hecho.

Tenía una chapa celeste en mi casa. Agarré el celular, dibujé el logo de Mercado Pago en una hoja y después lo pinté en la chapa. Le sacaron una foto y me dijeron que lo vio todo el mundo: fue una locura”, repasa Eduardo quien ahora tiene un nuevo cartel de madera que le regaló la empresa junto a un lector de tarjetas Point y la bonificación de los costos del servicio durante seis meses.

Eduardo Cortez con las macetas y huertas que vende en la Panamericana Pilar. Foto: Rafael Mario Quinteros

Eduardo Cortez con las macetas y huertas que vende en la Panamericana Pilar. Foto: Rafael Mario Quinteros

“Ya había aprendido a usarlo con el celular, ahora con el lector que me dieron tuve que aprender todo de vuelta. Una persona de la empresa habló por teléfono con mi nuera, le explicó cómo funcionaba y ella me mostró a mí”, agrega.

¿Qué hizo con el viejo y emblemático cartel? La gente de Mercado Pago se lo pidió como obsequio e “inspiración” para exponerlo en sus oficinas en Saavedra.

“Hace unos días pasó un hombre en una camioneta, me dio dinero y me pidió si le podía hacer el mismo cartel para su negocio. Jamás lo había visto en mi vida, ahora tengo que buscar otro pedazo de chapa celeste de casa y ponerme a dibujar de nuevo”, cuenta asombrado.

Tras la incorporación de este nuevo medio de pago para su emprendimiento, Eduardo reconoce que pudo ampliar sus ventas pero que, sobre todas las cosas, le permite brindar a sus clientes mayores opciones a la hora de cobrar su trabajo. Y resolvió un problema clave: ahora puede captar a algún distraído que de casualidad está por la zona y no lleva efectivo para poder equipar su jardín o balcón con alguno de los modelos que Eduardo vende.

Pagar con el celular. Eduardo sumó Mercado Pago cuando vio que perdía posibles ventas con clientes que no tenían efectivo. Foto: Rafael Mario Quinteros.

Pagar con el celular. Eduardo sumó Mercado Pago cuando vio que perdía posibles ventas con clientes que no tenían efectivo. Foto: Rafael Mario Quinteros.

Según datos de Mercado Pago, desde marzo hasta hoy 73.500 pymes se sumaron a cobrar con herramientas de cobro como código QR, el dispositivo de tarjetas Point y el link de pago. Eduardo fue uno de ellos.

El emprendimiento de Eduardo surgió tras el cierre de su pizzería en Olivos y el rebusque habitual del trabajador argentino que, luego de un traspié, se levanta y sigue intentando: “Un día mi hijo Luis, que trabajaba en una fábrica y le daban maderas que ya no se utilizaban, me pide que lo lleve a buscar maderas para hacer una cucha para el perro. Fuimos con mi camionetita y cargamos toda la madera que entraba. Hicimos la cucha y con lo que me sobró empecé a hacer las macetas”.

Eduardo le dijo entonces a su esposa que creía que podía llegar a sacar unos pesos con esa idea. No es carpintero ni estudió el oficio pero sí lo aprendió de su padre y, recurriendo a la memoria, comenzó a proyectar sus creaciones en madera.

“No tengo para tirar manteca al techo, pero se sobrevive", reconoce Eduardo.

El primer cartel que Eduardo hizo apenas sumó Mercado Pago como medio alternativo. Después hizo el que se volvió viral. Foto: Rafael Mario Quinteros.

El primer cartel que Eduardo hizo apenas sumó Mercado Pago como medio alternativo. Después hizo el que se volvió viral. Foto: Rafael Mario Quinteros.

“Además de las ventas en el puesto, la gente me hace encargos por WhatsApp. Al principio de la cuarentena, cuando estuve habilitado para volver a trabajar vendí muy bien porque la gente estaba en la casa y se dedicó mucho a las huertas y las quintas, después bajó un poco el trabajo pero con todo esto del cartel me llamó todo el mundo, me hicieron cualquier cantidad de pedidos”, comentó el carpintero amateur.

En el puesto en Ramal Pilar, que está a unas 25 cuadras de su casa, tiene a la venta medidas estándar de macetas y huertas de eucalipto que van de los 600 a los 2.500 pesos.

Eduardo atiende su puesto de miércoles a domingos de 9 a 14, los lunes y los martes les destina a la producción de sus macetas. Para hacerle encargos personalizados hay que escribirle a su WhatsApp con algunos días de anticipación, ya que trabaja solo en la confección. Pablo, su hijo mayor, lo ayuda en la atención al público cuando él tiene que quedarse armando nuevos productos.

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