Llamado de atención de Unicef: "El Gobierno cortó demasiado rápido la ayuda social"

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“Sí, hay comunicación. Se lo venimos transmitiendo al Gobierno de diferentes formas. La cuestión de fondo es que ellos tienen en mente que 2021 va a ser un año mucho más... un año

en el que los niveles de actividad se van a incrementar, lo que haría que no se necesiten estos soportes. Lo que plantemos es que algunas de estas políticas, como la tarjeta Alimentar, el IFE o un ingreso básico, como lo quieran llamar, van a ser necesarias”. Sebastián Waisgrais, referente en Inclusión Social de Unicef, lanzó estas afirmaciones apenas terminada la presentación de una encuesta con la que el organismo dedicado a Infancia midió el impacto social del coronavirus. Ningún dato alegrará mucho: se ratifica la pérdida de ingresos confirmada esta semana por el INDEC, además de algunas duras consecuencias: el 21% de los hogares contrajo al menos una deuda y el 8% de los adolescentes debió insertarse prematuramente en el mercado laboral.

Hay que decir que quien lea el informe “Impacto de la pandemia Covid-19 y las medidas adoptadas por el gobierno sobre la vida cotidiana” (el tercer sondeo de este tipo que el organismo hace en 2020) podría conformarse con las mejoras en algunos ítems, o en cambio, considerarlas "Guatemala y Guatepeor".

Por ejemplo, el número de hogares que tenía una reducción de ingresos en esta misma encuesta hecha en abril era el 60%, y en noviembre es el 41%. A quienes digan "es menos que lo que dijo el INDEC", la aclaración de Waisgrais: “La medición es similar. Unicef hace un corte en el que solo mira los hogares con niños y adolescentes. De ahí la diferencia”.

Si uno pone en la balanza que, en estos meses en pandemia, 1.100.000 de personas perdieron su empleo, que los hogares con miembros que tuvieron una reducción de horas de trabajo llegan al 36%, que el 28% dejó de comprar al menos un alimento por limitaciones de dinero y que el 21% tiene al menos una deuda -contraída, en el 36% de los casos, para comprar comida-, las palabras de Waisgrais, o más bien el llamado de atención que se leerá a continuación, cobra especial sentido.

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Informe UNICEF

Falta una decisión política. Hay muchos actores sociales que lo vienen planteando. Pero, al momento pareciera que las restricciones fiscales son las que están primando. Reafirmo la idea de que las ayudas sociales están saliendo antes de tiempo, el Gobierno las cortó demasiado rápido”, señaló.

Con el mismo énfasis, sumó: “El mensaje es que el año que viene necesariamente va a haber que pensar en alternativas. Tal vez, no para las 9 millones de personas que vieron reducidos sus ingresos este año. Quizás haya que afinar el número, por decir algo tentativo, a la mitad. Pero el 2021 va a requerir -y no hay duda- la necesidad de mejorar el poder adquisitivo de las prestaciones actuales: llámese Asignación Universal por Hijo, llámese tarjeta Alimentar. Esto no tiene un impacto fiscal demasiado significativo. No estamos planteando nada muy complejo”.

¿Por dónde arrancar? El referente de Unicef propuso "identificar a la población vulnerable, digamos, los 'vulnerables Covid'. Elaborar una aplicación con preguntas sencillas que permitan estimar la probabilidad de pertenecer a un grupo elegible”.

Clarín le consultó a Waisgrais por la segunda ola de coronavirus. ¿Aguantaríamos otra cuarentena? "Hay que mirar lo que están haciendo la gran mayoría de los países. Se vienen probando períodos de confinamiento muy cortitos, específicos, en casos extremos. Alemania cerró las escuelas, pero solo unos días. Esa es la tendencia", dijo.

Según UNICEF por el coronavirus y los efectos de la cuarentena, el 21% de los hogares tiene al menos una deuda y el 40% debió disminuir sus ingresos. / Foto Shutterstock

Según UNICEF por el coronavirus y los efectos de la cuarentena, el 21% de los hogares tiene al menos una deuda y el 40% debió disminuir sus ingresos. / Foto Shutterstock

Y agregó: "Por eso el mensaje que venimos dando es, con todos los protocolos, reabrir el sistema educativo, que además saca una gran presión a las mujeres, que son las que están soportando la pandemia en los hogares. Esto no está en el Presupuesto, pero habrá que prensar en mecanismos de reasignación de soporte de ingreso para personas que no puedan volver a trabajar en un nuevo posible confinamiento".

En deuda

Las cifras de Unicef se profundizan según la zona del país. Las más afectadas -en casi todas las variables- son Cuyo y el Noroeste, fenómeno que, dijeron en la conferencia de prensa, “se estará analizando próximamente”. Pero, acá y allá, uno de los temas que más preocupó a los expositores fue la contracción de deudas.

Del 21% de los hogares que dijeron tener al menos una, “sí, con la ANSES” fue una respuesta que dio el 8%; “sí, con las tarjetas de crédito”, el 6%; “con un crédito del banco”, el 5%.

No hay que ser un genio para comprender la tensión al interior de estos hogares "en deuda", donde el 57% de los consultados dijeron sentirse “muy endeudados”. 

La mecha está corta. Quizás por eso el Observatorio de la Deuda Social de la UCA informó esta semana un alza en las agresiones contra los chicos. Lo mismo confirmó Unicef, que observa "más enojos y peleas" en el 12% de los hogares.

Volviendo a las deudas, no son menores las razones: el 26% dejó de pagar alguna cosa para solventar los servicios básicos: luz, gas, teléfono, internet. El 14%, para saldar la tarjeta de crédito. El 9%, para pagar el alquiler. El 8%, para comprar medicamentos.

Y más de un tercio (36%) de los que se endeudaron, lo hizo para comprar comida.

Este dato está en sintonía con otro: el 15% del total de los consultados admitió que para la compra de alimentos debió pedir que le fiaran en algún comercio.

Vulnerabilidad

Con la foto anterior se entiende mejor por qué si en abril el 16% de los adolescentes había dicho sentirse “angustiado”, ahora son el 24% (una cifra alta, aunque menor que el 27% registrado en julio). Los “deprimidos”, el 12% ahora, son el doble que en abril.

Unicef les preguntó qué hacen. La mayoría de los 250.000 encuestados hace tareas domésticas, en este contexto. Pero el 16% afirmó haberse insertado en el mercado laboral. “Esta consulta la hicimos por pedido del Ministerio de Trabajo. Nos llamó la atención y por eso les preguntamos 'desde cuándo: el 50% no lo hacía antes de la cuarentena. Es evidente que se relaciona con la necesidad de aportar en el hogar”, analizó Waisgrais.

Otro tema central -esbozado líneas arriba- en el que profundiza el informe es la sobrecarga que siente el 48% de las mujeres consultadas, cifra que mostró una baja en comparación al 57% registrado en julio, pero que no deja de ser importante, considerando otro dato: mientras la participación de las mujeres en las tareas domésticas abarca el 71%, en cuarentena subió al 76%. Claro, el 69% de los niños apoya en estas tareas...

Quizás sirvan como cierre unas palabras de Ángeles Baliero de Burundarena, abogada, profesora universitaria, vicepresidenta de la Red Mujeres para la Justicia y ex Asesora General Tutelar Adjunta de Menores del Poder Judicial porteño: “En las crisis económicas, en particular, una crisis tan tremenda y no deseada como esta, siempre se genera mayor litigiosidad, más denuncias, más situaciones injustas y más pedidos de protección para las mujeres y niños. Esto ha ocurrido siempre”.

“Los chicos son víctimas de violencia indirecta y, en este caso, en muchos hogares se ven tensiones que reaparecieron o aumentaron por las imposibilidades propias de la pandemia. Una pandemia que vino a profundizar las desigualdades ya presentes en la sociedad”, siguió.

Sin embargo, podría haber un “medio vaso lleno”. Al menos así lo evaluó la experta: “A favor de nuestra sociedad, tengo que decir que nadie se ha quedado con los brazos cruzados. Se activaron programas de prevención para el maltrato, líneas telefónicas de escucha, siguieron las capacitaciones y se siguió concientizando a quienes trabajamos en las distintas áreas. Es decir, hubo intercambio incluso en la cuarentena. Nadie sabía lo que iba a pasar”.

SC