Médicos piden acceder a todos los datos de la Fase III

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Mientras en el ámbito político se debate los vaivenes y la negociación por la vacuna

rusa, esta opción también está siendo discutida desde los ámbitos profesionales. “De las cuatro vacunas más adelantadas en la carrera, tanto Pfizer como AstraZeneca, publicaron todos los datos en revistas internacionales de medicina, demostrando en detalle la eficacia preventiva y los resultados. También el laboratorio Moderna hizo lo mismo con un dossier de documentos presentados ante la FDA”, resumió el infectólogo Roberto Debagg, directivo de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica. “En cambio”, agregó, “la Sputnik V, por ahora lo único que tiene publicado son datos de sus estudios de Fase II. El resto es información que solamente comentaron en conferencias de prensa, pero no en documentos científicos que puedan ser revisados por expertos independientes”, dijo este experto durante un encuentro de capacitación a médicos realizado el jueves al que asistió PERFIL.

Para Debagg, las únicas publicaciones científicas disponibles son datos recopilados sobre 76 pacientes, donde lograron demostrar que su formulación sí genera anticuerpos contra el SARS-CoV-2 y que es bien tolerada por los pacientes. Pero, “todo lo demás son meros comentarios informales, comentados a la prensa, no en papers. La comunidad científica sigue esperando las publicaciones que vienen prometiendo hace varias semanas para poder auditar estas conclusiones en forma objetiva”, enfatizó.

Otros expertos recordaron el problema de la edad de los posibles receptores. “Los científicos rusos trabajaron con personas de 18 a 60 años y en ese grupo, se evaluó la eficacia y los efectos adversos. Recién a principios de noviembre comenzaron a sumar al seguimiento un grupo unas 100 personas de la tercera edad para analizar la protección concreta de la vacuna” explicó el neurólogo Conrado Estol. Para este profesional el problema es que un centenar de pacientes es un número estadísticamente pequeño como para poder sacar conclusiones significativas. “Y eso se vuelve problemático cuando se piensa que, originalmente, las primeras dosis iban a estar enfocadas en los grupos de riesgo, entre los que se encuentran los mayores”.

Desde la epidemiología, los números que aseguran resultados confiables llegan al rango de miles de personas sobre las que se hayan hecho ensayos aleatorios y un seguimiento de varios meses para controlar su salud y la efectividad de la protección.

Algo preocupante es que estas idas y vueltas de la información generan un costo en la confiabilidad. Según refirió Debagg, “una encuesta realizada hace meses por la Universidad de Belgrano mostraba que el 41% dudaba en darse una vacuna. Tras estas crisis de ‘infodemia’ y por la mala comunicación, si hoy repitiéramos ese estudio, la cifra de personas ‘sin confianza’ subiría al 70%”.

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Finalmente, el experto recordó que si Argentina comienza a vacunar con la Sputnik V, o cualquier otra, debería realizar un estudio de Fase IV de fármaco vigilancia en tiempo real, cubriendo a todas las personas que la reciban y buscando detectar eventuales efectos adversos y hacer un análisis de largo plazo sobre su seguridad.