Vacuna contra el coronavirus: el plan del Gobierno deja afuera a 15 millones de adultos si el país no compra más dosis

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¿A quién vacunar contra el coronavirus? La pregunta tiene una respuesta casi unánime en el mundo, salvo alguna excepción. Primero, personal de la salud, que son los que están

en el frente de batalla contra la enfermedad, y en segundo lugar los adultos mayores.

La Campaña Nacional de Vacunación contra el Covid-19 en la Argentina sigue con otros “grupos objetivo” identificados como poblaciones de riesgo (seis en total) y deja en un séptimo peldaño un gris, descripto de la siguiente manera: “Otras poblaciones estratégicas definidas por las jurisdicciones y la disponibilidad de dosis”. Ahí, hay 15 millones de adultos en un limbo.

Las poblaciones que el Estado se compromete efectivamente a vacunar contra el coronavirus son, en orden decreciente de prioridad, las siguientes: personal de salud (escalonamiento en función de la estratificación de riesgo de la actividad); adultos de 70 años y más y personas mayores residentes en geriátricos; adultos de 60 a 69 años; Fuerzas Armadas y de seguridad; adultos de 18 a 59 años de grupos de riesgo (con enfermedades de base); y por último personal docente y no docente.

Si se suma la cantidad de personas de todas esas categorías son 16.073.238. El Gobierno hasta ahora compró dos vacunas: la rusa Sputnik V y la de AstraZeneca. Ambas necesitan dos dosis para ser efectivas. Es decir que se necesitan 32.146.476 dosis. La cantidad de vacunas que hasta el momento aseguraron para el país el presidente Alberto Fernández y su ministro de Salud, Ginés González García, es precisamente poco más de 32 millones de dosis.

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Luego de las primeras 300 mil dosis arribadas desde Rusia el último miércoles, y que empezarán a ser aplicadas desde el lunes próximo en todo el país, Argentina recibirá otros dos lotes de vacunas Sputnik V, de 5 millones cada uno, entre enero y febrero.

Luego se espera que para fines de marzo o comienzos de abril comiencen a llegar los 22 millones de dosis ya comprados a AstraZeneca (falta aún la aprobación de la Anmat). La cantidad de dosis previstas equivale a la cantidad de gente considerada prioritaria en el plan oficial de vacunación.

En este escenario quedan afuera dos grupos: por un lado, 14.554.190 menores de 18 años (no contemplados por ahora en los ensayos con vacunas), y por otro, 14.749.335 adultos de entre 18 y 60 años que no padecen enfermedades crónicas como obesidad, diabetes y enfermedad cardiovascular, renal o respiratoria. En función de la escasez de vacunas, esos casi 15 millones de argentinos por ahora no están contemplados.

La posibilidad de que esa cantidad de adultos tenga acceso a la vacuna dependerá de que el Gobierno cierre acuerdos de compra por más dosis con Rusia y AstraZeneca o con otros laboratorios, como podrían ser Pfizer (si finalmente se destraba la negociación) o el chino Sinopharm. En ambos casos, los ensayos clínicos se desarrollaron en el país.

En su defecto, la otra posibilidad sería que en algún momento de la pandemia el Estado deje de monopolizar la administración de las vacunas y los argentinos que tengan cobertura médica puedan acceder de manera privada a través de su obra social o prepaga.

La estrategia de vacunación argentina, compartida por la mayoría de los países del mundo, obedece a inmunizar a los grupos poblacionales que hasta este momento de la pandemia han tenido mayores niveles de internación y las tasas de mortalidad más altas.

Hay algunas excepciones: Indonesia, por ejemplo, decidió dar prioridad a la población de 18 a 59 años, en lugar de a los adultos mayores. El argumento es que son el grupo con mayor actividad y que inmunizarlo equivaldría a lograr antes y de manera más efectiva la denominada “inmunidad de rebaño”.

¿Qué pasará con la inmunidad de rebaño en Argentina? En principio, los vacunados (“en principio” porque la vacuna no es obligatoria) serán 394 mil médicos y enfermeros; 7.124.382 adulto mayores de 60 años; 312.202 efectivos de las fuerzas de seguridad; 77.861 integrantes de las Fuerzas Armadas; 7.107.657 adultos de entre 18 y 59 años considerados grupo de riesgo; y 1.057.136 docentes.

Esa población representa el 35 por ciento de los habitantes del país. La Organización Mundial de la Salud considera que la inmunidad de grupo se logra con el 60 por ciento de la población inmunizada. Argentina quedaría lejos de esa proporción con la cantidad de dosis adquiridas hasta ahora por el Gobierno.

No obstante, habría que sumar un porcentaje poco preciso de gente supuestamente inmunizada producto de haber superado la enfermedad. Se estima que para marzo esa cifra llegaría a 1,7 millón de infectados registrados. Aunque según las proyecciones internacionales (calculadas en función de la cantidad de muertes) el número real de contagiados podría ser siete veces superior. Eso daría un total de casi 12 millones de personas, de las cuales un 13 por ciento es mayor de 60 años y recibirá la vacuna.

Los poco más de 10 millones restantes representan el 22 por ciento de la población, que sumado al 35 por ciento que recibirá la vacuna daría un total del 57 por ciento de la “población inmunizada”. Cada mes que pase, ese porcentaje irá en aumento. De todos modos, en esto último hay un exceso de abstracción, estadística y confianza en los números, elementos siempre menos recomendables que una dosis real y palpable de vacuna.

PS