La casa del horror: aunque le pintaron la fachada, nadie quiere alquiler la cabaña donde enterraron al ex secretario de Cristina

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Los vehículos no detienen la velocidad. El polvo se acumula, es un camino de ripio. Pero aquella vivienda no pasa inadvertida: se hizo famosa por el horror que la tuvo como escenario.

Transcurrieron seis meses desde que en el patio de la cabaña encontraron enterrado a Fabián Gutiérrez, ex secretario de Cristina Kirchner. Los dueños la alquilan temporalmente, nunca imaginaron que su inmueble estaría vinculado a un crimen de impacto político. La pintaron, la limpiaron en su interior y cerraron sus puertas, que pese a estar disponible, nunca más volvieron a abrirse. A cuarenta pasos de la puerta principal, una cementera delimita el lugar donde el juez Carlos Narvarte encontró el cuerpo sin vida del ex funcionario K.

El color amarillo la caracterizó entre las demás casas del barrio. La cabaña es lindante a otra similar, y se alquilan de forma temporaria. Su dueño, que no reside en El Calafate, contó a Clarín que nunca imaginó lo que ocurrió allí.

Fabián Gutiérrez con Cristina Kirchner

Fabián Gutiérrez con Cristina Kirchner

Habla por teléfono en tono tranquilo; aún le parece increíble la situación en la que quedó envuelto. “Yo sólo alquilo hace mucho tiempo esa cabaña, nada más, aún no lo puedo creer”, le dijo Lucas a Clarín. Un familiar de él es el responsable de cuidar la propiedad. Con su mano derecha señala el lugar. A la vista de todos, con algunos yuyos y flores silvestre que le ganaron al horror de aquella noche, conocen de memoria ese espacio.

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El día contribuye al recorrido. No hay viento, el verano patagónico se impone. Todo está reverdecido a diferencia del cruento invierno en el que transcurrió el homicidio del que aún habla la villa turística. Hay que caminar por una entrada directa al patio, donde predominan las margaritas y el césped está crecido, pero a nadie parece preocuparle. Primero, se pasa por un fogón que cuenta con el reparo de álamos patagónicos, unos bancos de madera acompañan la imagen, y aún quedan las cenizas de un fuego reciente.

El patio donde enterraron el cuerpo de Fabián Gutiérrez. Foto Francisco Muñóz/Opi Santa Cruz.

El patio donde enterraron el cuerpo de Fabián Gutiérrez. Foto Francisco Muñóz/Opi Santa Cruz.

Unos quince pasos más allá, a mano izquierda de lo que ya comienza a ser el límite con el terreno colindante, sin cerca, sólo árboles, se encuentra una cementera añeja, en desuso. Al su lado el terreno quedó removido. “Ahí lo enterraron”, comenta quien esa mañana estaba realizando una última recorrida al lugar antes de partir.

En ese lugar, el 4 de julio a media mañana el juez Carlos Narvarte encontró el cuerpo de Fabián Gutiérrez, enterrado, ya sin vida y con evidentes signos de violencia: lo habían torturado por horas. Su rostro estaba ensangrentado y desfigurado. Llevaba varias horas allí, bajo tierra en ese patio. Entonces, la nieve cubría aquel montículo de tierra.

A pocos metros de ese punto que fue determinante en el expediente judicial se encuentra la cabaña, una pequeña, básica: un dormitorio, un baño, un living comedor, sin lujos, con lo esencial para pasar unos pocos días. Su puerta de acceso da al patio, desde allí se observa con claridad el lugar donde eligieron enterrar el cuerpo del ex secretario de Cristina Kirchner. Sus paredes externas eran de color amarillo, pero ahora todo está pintado de blanco. Resaltan más los marcos de madera oscura de los ventanales y de la puerta.

La cabaña, de techo verde, donde enterraron el cuerpo de Fabián Gutiérrez. Foto Francisco Muñóz/Opi Santa Cruz.

La cabaña, de techo verde, donde enterraron el cuerpo de Fabián Gutiérrez. Foto Francisco Muñóz/Opi Santa Cruz.

El interior de la cabaña no fue modificado. Se limpió y acomodó todo, pero decidieron no remodelarla. Pero los dueños no logran alquilarla. “A la gente le da impresión”, comenta uno de los responsables del cuidado del lugar. Una vecina que pasa por enfrente de la casa, coincide: “a mí mucho no me gusta pasar por esta vereda, me da cosa todo lo que pasó acá”. Frente a la propiedad hay sólo cuatro viviendas más, y la zona se encuentra rodeada de hoteles y hosterías. Por ahora los dueños decidieron darle un uso familiar, tras meses y meses sin poder rentarla.

Esa propiedad estuvo en manos de la justicia durante bastante tiempo, hasta que el juez consideró que ya no había más pruebas que realizar allí y la devolvió a sus dueños.

Diferente destino sufrió el otro escenario del asesinato, otra casa de dos plantas ubicada a 200 metros de la residencia de Cristina Kirchner. Fabián Gutiérrez compró esa propiedad cuando era secretario de la ex Presidenta, entonces estaba a pocos pasos ante cualquier requerimiento. Fue el lugar en el que transitó sus últimas horas con vida. También fue el espacio en el que lo torturaron brutalmente. Según reconstruyó la Justicia, el ex secretario recibió golpes en brazos, manos, torso, cabeza y rostro, laceraciones varias y de distintas longitudes, fractura de la falange proximal del dedo pulgar izquierdo y un total de cinco puñaladas en la zona del cuello, que revelan una conducta desenfrenada en la ejecución del crimen.

La casa de Fabián Gutiérrez, donde fue asesinado. Foto Francisco Muñóz/Opi Santa Cruz.

La casa de Fabián Gutiérrez, donde fue asesinado. Foto Francisco Muñóz/Opi Santa Cruz.

Ese inmueble es uno de los tantos que investigó la justicia federal, que concluyó que Gutiérrez no podía justificar cerca de 900 millones de pesos. Su familia quedó procesada y a un paso de ir a juicio oral por lavado de dinero.Segùn determinaron Narvarte y luego el juez de Recursos de Santa Cruz, parte de esa plata “negra” era la que buscaban los tres jóvenes supuestamente responsables del crimen.

La vivienda también cambió su color exterior: ya no es de color beige, sino que el verde sobresale entre las casas de ese barrio, también de caminos de tierra y de álamos por doquier. Al lado, un gran terreno con un prolijo césped permanece vacío. Fabián Gutiérrez tenía pensado hacer algo allí. Ahora pasta un caballo, con la parsimonia que la hora y el lugar imprime.

Pero la casa no está deshabitada: los muebles oscuros están ordenados, hay portarretratos familiares en los muebles del living y cortinas oscuras impiden a cualquier curioso visualizar algo hacia su interior. La familia volvió a utilizarla, a darle sentido de una vivienda de uso cotidiano. Allí, donde el ex secretario fue torturado, asesinado y donde había rastros de sangre por doquier. Los tres acusados por el homicidio tardaron no más de siete minutos en trasladar el cuerpo desde esa casa hasta la cabaña, que permanece cerrada y sin nadie que se anime a utilizarla.