Cambio de hábitos por la pandemia: ahora los jóvenes van por la mañana a la playa, pero ya no hay after beach

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"¿Ya se va la banda?", pregunta el chico de lentes

"¿No viste que los chicos nos están esperando allá?", responde el chico de buzo azul mientras señala el desck que

"¿Ya se va la banda?", pregunta el chico de lentes

"¿No viste que los chicos nos están esperando allá?", responde el chico de buzo azul mientras señala el desck que

está a unos metros de la costa.

Sus compañeros levantan campamento para acercarse a tomar un trago en el after beach que se organizó en el cemento. Un dj pasa música electrónica frente al Resto-Bar Mr. Jones para motivar a un puñado de jóvenes que se acercan a consumir alguna promo de tragos. “Sin boliches bailables, los locales habilitados arman a su gusto alguna movida entre las 17 y 20”, señala un referente del complejo La Normandina, en Mar del Plata.

La llegada del atardecer profundiza los espacios vacíos en la arena que empiezan a hacerse visibles desde las 19. Una hora después, las playas están casi desiertas. Son pocos los rincones ocupados por grupos aislados y sentados en ronda. Un panorama muy diferente al de otras épocas en que Playa Grande explotaba de juventud, a partir de las 18 en adelante.

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Restricciones horarias y controles de por medio, la moda del after después de la salida del sol ya no es un reflejo del verano. El notorio cambio en el hábito de los jóvenes está signado por una temporada atípica donde controles municipales y policiales impiden el acceso de alcohol frente al mar.

Sofía Salomone (21), Martina Amelotti, Valentina Larrea, Nazarena Landa e Irina Orence son un grupo de amigas que llegaron desde Caballito para descansar una semana en la casa de un familiar. Desembarcaron en la arena a las 12 del mediodía para disfrutar al máximo del día. “Antes caíamos a las 15, pero como todo cierra a la 1 aprovechamos para madrugar y estar más tiempo al sol. Compramos tartas, almorzamos y merendamos acá. Cambiamos la cerveza por el mate”, coinciden.

“Vinimos a hacer una vida tranquila. Es un viaje muy chill, por eso trajimos la mitad de ropa para la noche. No participamos de la clandestinidad, nos gusta salir, pero optamos por adecuarnos a las medidas para no poner en riesgo a nuestra familia”, agregan las 5 quienes compartieron los años de estudio en el mismo colegio.

Las aves vuelan en formación sobre el manto azul a medida que el sol se sumerge en el agua. Tres amigos entonan temas populares con la guitarra para acompañar la tardecita, mientras las olas forman espuma de color nácar y la brisa acaricia sus rostros. “Venimos a las 14 o 16, depende de cómo nos levantemos”, dice una chica de cabello rubio mientras saca una “botella” de la heladerita que carga.

Adolescentes en la playa, de día y a puro juego. Foto MARCELO CARROLL

Adolescentes en la playa, de día y a puro juego. Foto MARCELO CARROLL

Victoria, Sol, Carla y Candela tienen entre 21 y 24 años. Son de Berazategui y aterrizaron en la playa a las 14.30. “El año pasado veníamos recién a las 17. Ahora, aprovechamos de la tarde y del sol más que nunca. Nuestro único plan es disfrutar de lo que tengamos permitido. Traemos galletitas o compramos churros y facturas para charlar y mirar el mar. Nos vamos a las 19 o 20, depende del frío y a la noche salimos un rato a comer afuera o tomar algo”, le cuentan a Clarín.

Jazmín y Bárbara están sentadas en la orilla del mar mientras escuchan música con sus auriculares. “Nos quedamos un ratito más y después damos una vuelta por la peatonal”, dicen las adolescentes que viajaron desde Córdoba para vacacionar un par de días. A su derecha, aparece otro grupo de amigos que ancló sombrilla a las 14. Camila es deportista y aprovecha a madrugar para correr por la rambla y después unirse con su gente a la movida de la playa.

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En ronda, cinco amigos de Moreno que tienen entre 18 y 20 años juegan un partido de truco. “Vinimos a las 10 de la mañana, pero recorrimos tres playas diferentes en el transcurso del día. Terminamos el partido, gambeteamos alguna pelota y nos vamos a pensar a qué barcito podemos ir hasta que nos corten la noche", exclaman la voz cantante del grupo.

Fermín, Agustín y Santiago enfilan hacia la salida con sus heladeras y un parlante colgado al hombro. “Adónde vamos, nos desalojan. Es como si nos buscaran a nosotros”, se lamentan mientras ocupan un lugar en la escalera. “Llegamos el domingo y nos encontramos con las restricciones. Para nosotros, van en contra de lo que permiten. Sino explícame lo que fue el velorio de Maradona", cuestionan.

El día ahora es de los jóvenes y menos de las familias. Foto MARCELO CARROLL

El día ahora es de los jóvenes y menos de las familias. Foto MARCELO CARROLL

"El plan no era irnos a dormir a la 1. Si nos enteramos de alguna fiesta de noche, vamos a ir”, sentencian los jóvenes de 21 años que llegaron desde La Pampa para vacacionar por una semana en La Feliz.