Le tiraron un adoquín en el pecho para robarle y logró recuperarse: "Me decían que tenía un 1% de chances de sobrevivir"

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En la voz de Israel "Tito" López (41) no hay bronca, no está el enojo de quien tenía una vida y, de un momento a otro, sintió el cimbronazo. Lo que

se percibe en su tono es gratitud y el deseo de recuperar una rutina que quedó interrumpida, de volver sentir la adrenalina de un partido de fútbol con amigos o la alegría de una celebración en familia.

"Tito" dice que hubo una serie de eventos que se dieron para terminar en "el accidente", como lo llama. Habla del destino y repite que "fueron muchas cosas", las lee juntas, como si hubieran sido un mensaje: "Me tenía que pasar a mí y tenía que salir", afirma con certeza.

Fue el 12 de noviembre que este trabajador portuario de Florencio Varela pasó de estar trabajando a terminar en coma tras una cirugía a corazón abierto y, con su recuperación, sorprendiendo a los médicos que le salvaron la vida.

Cuando regresaba en moto, desde Retiro, casi por inercia tomó el Acceso Sudeste. A las 3.30 de la madrugada, a la altura del Triángulo de Bernal, vio una sombra y sintió el golpe: le tiraron un adoquín directo al pecho mientras circulaba a unos 80 kilómetros por hora. No saben cómo, pero logró manejar unos metros hasta que se detuvo y cayó inconsciente. Desde la ambulancia, pudo mandar mensajes a su familia para contarle lo que había pasado pero el golpe fue tan fuerte que, después de una tomografía, descubrieron que tenía una lesión en el corazón y una hemorragia interna.

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"Tito" hoy, tratando de recuperar su vida en su casa de Florencio Varela. Fotos: Lucía Merle

"Tito" hoy, tratando de recuperar su vida en su casa de Florencio Varela. Fotos: Lucía Merle

"Mi mujer estaba desolada. Los médicos no le daban esperanza de nada. Decían que tenía un 1% de posibilidades de sobrevivir la operación. Y, aunque saliera, la recuperación iba a ser muy complicada. Todos estaban mal, mi papá, mi hermano. Pero ella me decía 'yo tenía que volver a casa sola, sin vos', la pasaron todos muy mal", cuenta -ahora- desde su casa.

En octubre cumplirán 20 años de casados y esperan poder celebrarlo "con mucha gente" en una "fiesta grande". "Sacrificamos Navidad y Año Nuevo, las pasamos sólo los tres, con mi esposa y mi hijo, porque todavía estoy recuperándome y nos tenemos que cuidar mucho por el tema del coronavirus. Yo recién ahora empecé a salir a hacer las compras, agarré de nuevo el auto, pero poco y nada. Así que tenemos mucha esperanza de, este año, poder festejar a lo grande, con mucha gente", confiesa.

La noche del robo, "Tito" regresaba de su trabajo en el Puerto de la Ciudad de Buenos Aires donde es apuntador hace más de 20 años. "Nunca vuelvo en moto a esa hora por un tema de seguridad. Si lo hago es a la mañana o como mucho a las 22. Pero esa noche sí: había vendido el auto, lo estaba por cambiar y por eso no lo quise usar", explica, como si ese hubiera sido el principio de ese "destino".

"Para mí fue el destino, me tenía que pasar y tenía que salir. Porque nunca hubiera pasado a esa hora por ahí y lo hice por el trámite que tenía que hacer a la mañana. Y tampoco iba a tomar ese camino, cuando salí del trabajo. Pensaba ir por Avellaneda, que no es que sea más seguro pero era mejor. Y con la cabeza en otras cosas, por costumbre, tomé la autopista, el camino de toda la vida, como si estuviera en auto", recuerda.

"Todo el mundo lo sabe, pasar por ahí es un bingo y esta vez le tocó a mi hermano", se indignó Ángel Gabriel López (35), el hermano de "Tito", mientras estaba hospitalizado.

Durante las dos semanas en que su hermano mayor estuvo internado, movió cielo y tierra para dar con los responsables: intentaron buscar cámaras de seguridad, testigos y hasta se contactaron con familias de otra víctimas que pasaron por lo mismo. Pero no sirvió de mucho.

López y su moto, que jamás usaba cuando volvía tarde, justamente por temor. El día del ataque no usó el auto porque lo había vendido. Fotos: Lucía Merle

López y su moto, que jamás usaba cuando volvía tarde, justamente por temor. El día del ataque no usó el auto porque lo había vendido. Fotos: Lucía Merle

La investigación del caso está en manos de la fiscal Mariana Curra Zamaniego, de la UFI N° 6 de Quilmes, y la comisaría 2° de Bernal, pero no han logrado identificar a los sospechosos del brutal ataque. No hay ningún detenido ni han tomado ninguna medida para prevenir otros hechos.

Este punto, conocido como el Triángulo de Bernal, es el punto en el que desbordan las Villas Azul e Itatí, de un lado y otro del Acceso Sudeste, uno de los barrios más vulnerados de la región. En esa bajada no hay iluminación ni presencia policial, ni siquiera en la garita que instalaron ante las insistentes denuncias.   

Donde atacaron a Israel "Tito" López tampoco hay cámaras de seguridad, es un punto ciego. Lo descubrieron después del crimen de Nahuel Zacarías (23), que fue atacado a unos metros de ahí el 22 de septiembre de 2019. Nahuel salía de trabajar a las 22 de un local de ropa en la zona del Abasto. Tenía un bebé de tres meses y lo apedrearon. Perdió el control de la moto y se incrustó contra una columna. Murió al día siguiente.

"Yo no tengo rencor, ni contra el que me hizo esto, ni contra la justicia, ni con la sociedad. Lo que yo tengo es el deseo de volver a mi vida de antes, de sentir la adrenalina de entrar a una cancha de fútbol a jugar a la pelota con mi equipo de veteranos y estoy agradecido por el apoyo de mi familia", se entusiasma.

"Pasaron tantas cosas para que me ocurriera esto que no puedo estar enojado. Pero sí quisiera que los atrapen, que lo que me hicieron a mí sirva para que no le pase nunca más a nadie. Porque el próximo puede dejar a una familia destrozada, puede tener otro destino", cierra "Tito", con una mano en el corazón.

GL