Conseguir más dólares, la clave de la economía 2021 que el gobierno pone en duda

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El ministro Martín Guzmán salió rápido con su tono equilibrado habitual (con un ojo mira los mercados y con el otro a la vicepresidenta Cristina Kirchner) a enfrentar la

idea de parte del kirchnerismo de que la Argentina tiene la "maldición" de exportar alimentos.

En un mundo que demanda alimentos en forma creciente y cuando las consecuencias de la atención de la pandemia se traducen en suba de los precios de las materias primas, a la Argentina se le presenta una nueva oportunidad para aumentar sus exportaciones.

El presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden, adelantó su plan de emitir US$1,9 billones (para nosotros trillones) en el intento de evitar una caída fuerte de la actividad económica. Les dará US$1.400 a cada familia y US$400 adicionales a cada desocupado además de otras compensaciones.

Ese enorme proyecto de emisión ya es motivo de fortalecimiento de los precios de los granos, el petróleo y el oro, y para la Argentina el resultado más visible es la soja en US$522 la tonelada.

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La trepada de la soja tiene otra pata también en la sequía que afecta a Brasil y a la Argentina y que puede complicar la producción. El resultado efectivo de esa combinación se conocerá en los próximos meses, pero el panorama es alentador.

Ocho meses atrás, los funcionarios del área económica soñaban con que la soja superase los US$400 la tonelada. Ahora, a US$522, todavía sueñan con que las exportaciones del grano le acerquen divisas al Banco Central, pero no se permiten festejar.

Prohibir exportaciones de maíz para después abrirlas en forma parcial frente a un paro de los productores y para finalmente eliminar prácticamente las restricciones fue un claro ejemplo de la inestabilidad de las reglas de juego a la que está sometida la coyuntura.

La dualidad dentro del Gobierno tiene un costo que se paga en términos de actividad económica.

Aumentar las reservas del Banco Central fue el primero de los objetivos que mencionó Martín Guzmán para este año junto con atar el dólar al aumento de la inflación.

El ministro sabe que la forma de recuperar algo de la confianza de los mercados será si las arcas, que están prácticamente vacías, se empiezan a fortalecer.

Así el ministro destacó que exportar alimentos no es una maldición, aunque acepta que no es fácil de manejar el viejo problema del país de "cuidar la mesa de los argentinos" en los momentos de suba de los precios de exportación de los granos y la carne.

Desde hace años los gobiernos recurrieron a las retenciones a las exportaciones para tratar de cortar aquella ligazón, pero ni esos impuestos logran impedir algún traslado a precios.

De lo que el ministro prefiere no hablar en estos días es de lo que está pasando con los precios de los bonos argentinos.

Los bonos emitidos en el canje de deuda que realizó el Gobierno arrancaron cotizando a US$46 y ahora están en US$35/US$36. Rinden 16% anual en dólares en un mundo de tasa cero y aun así no tienen demanda.

El canje de deuda de YPF, considerado hostil por los mercados por ofrecer rentas de 8,5% anual cuando el país paga 16%, fue cuestionado por las calificadoras de riesgo y sirvió de argumento para provocar una baja de 4% adicional en los aquellos castigados bonos.

Jugar con el crédito público es muy riesgoso y costoso para todo el país, algo que no parece preocuparles a sectores importantes del Gobierno.

Pero el mundo da señales, y no sólo EE.UU. El presidente cubano Miguel Díaz-Canel acaba de anunciar una nueva relación cambiaria con el dólar y un corte importante de los subsidios sobre los alimentos que durante años caracterizó al gobierno de la isla.

Al anunciar los recortes, afirmó que quiere igualar las oportunidades para todos los cubanos pero no "mediante el igualitarismo" (subsidios indiscriminados para todos) sino "promoviendo el interés y la motivación por el trabajo". Un cambio radical en la concepción de cómo intentar crecer en aquel país.

EE.UU. emite, Cuba corta subsidios ante la escasez de divisas, la Argentina busca dólares y tiene con qué, pero la falta de confianza de los inversores sólo parece destinada a cambiar si las arcas del Banco Central empiezan a recuperarse.

Aunque con más tranquilidad, la carrera del dólar y la inflación vuelve a escena en el comienzo de 2021. Y una vez más, la Argentina enfrenta el fantasma de la oportunidad perdida.