De los Labruna a los Pellegrino: historias de padres técnicos con hijos futbolistas

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Educación, transferencia de valores y una vida próspera. El deseo de los padres alumbra desde la concepción. A fin de cuentas, todos quieren lo mejor para sus hijos. ¿Qué sucede, entonces,

cuando el destaque profesional depende de la cabeza de la familia? Esta noche puede debutar Mateo Pellegrino. Y lejos de tener una postura marcada por nepotismo, Mauricio confía mucho en su primogénito. Para jugar de arranque o ser una opción en el segundo tiempo, el técnico de Vélez lo tiene en cuenta para el duelo con Rosario Central.

Eso sí, aunque es flaco y zurdo como su papá, decidió ubicarse en el otro extremo de la cancha. Nacido el 1° de marzo de 2001 en Valencia, cuando Mauricio era marcador central en el club español, Mateo es centrodelantero y goleador. Y lo que podía ser una situación incómoda cuando Mauricio dejó Europa, quedó claro a través de una conversación en el hogar de los Pellegrino durante la cuarentena.

“Hace un tiempo no lo hubiese imaginado, no pensaba que se podía dar. Ahora, me va a tener que entrenar, no queda otra. Me siento tranquilo porque sé que estoy acá por mérito propio. Voy a seguir haciendo lo mío y trabajando para que él me tenga en cuenta en algún momento. Tuvimos una charla en la cual dejamos las cosas claras. Aunque sea muy difícil porque hay un cariño de padre a hijo que no se va a perder nunca, él va a trabajar de forma profesional y yo también”, declaró hace un tiempo.

La historia de los Pellegrino no es la única que está cruzada por los lazos familiares entre padres entrenadores e hijos jugadores. Hubo otros dos casos, justamente, en Vélez.

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El 20 de junio de 2004, Carlos Ischia hizo debutar a Junior. Como Mateo, el hijo del Pelado nació fuera del territorio argentino: el 19 de marzo de 1986 en Barranquilla cuando su papá jugaba en Junior. De hecho, su nombre obedece al equipo colombiano. Esa tarde, en Liniers se celebró el triunfo (2 a 0) ante San Lorenzo y el entonces juvenil de 18 años ingresó en el complemento en lugar de Lucas Valdemarín, autor de los dos goles. A la semana siguiente, jugó otro ratito contra Gimnasia –entró por el Burrito Martínez- y fue su último partido. Ischia se fue y su hijo también.

Una década después, el 8 de diciembre de 2014, José Flores tomó la decisión de hacer jugar a su Tiago en el último partido como técnico de Vélez. En la derrota ante San Lorenzo, el Turu mandó a la cancha a su hijo, nacido el 7 de mayo de 1995. Después, lo despidieron.

El que tuvo un alto impacto en Argentina fue el bautismo en Primera de Omar Labruna. Su papá Angel era un emblema de River. Había integrado la Máquina y fue el técnico que cortó la racha de 18 años sin títulos en 1975. Un año después, le dio vuelo a Omar, “un delantero zurdo interesante, inteligente para jugar”, lo describió el máximo artillero de la historia de nuestro fútbol. Jugó cinco años con la banda roja, entre 1976 y 1981. Ganó cuatro títulos.

Angel y Omar. La familia Labruna, símbolo de River.

Angel y Omar. La familia Labruna, símbolo de River.

Omar Labruna, casualmente, fue ayudante de campo de otro padre que buscó impulsar a sus hijos como entrenador. Ramón Díaz, también símbolo millonario, se dio el gusto de hacer debutar a Emiliano: debutó el 19 de mayo de 2002 ante Rosario Central. Reemplazó a Eduardo Coudet a los 30 minutos del segundo tiempo. Era volante diestro.

En 2007, el riojano se lo llevó a San Lorenzo y también al menor de los Díaz, Michael, un lateral derecho con pocas aptitudes. Sólo jugó en un torneo de verano. Ninguno de los dos mostró las luces de su padre, eximio goleador. Actualmente, Emiliano trabaja como colaborador directo de su padre en el cuerpo técnico. De hecho, fue su principal asistente desde su último paso por River, en 2013.

Papá Ramón. Junto a su hijo Emiliano, durante una práctica de River. Lo hizo debutar en 2002. Hoy es su asistente técnico.

Papá Ramón. Junto a su hijo Emiliano, durante una práctica de River. Lo hizo debutar en 2002. Hoy es su asistente técnico.

Otro caso más reciente, que también conduce a Núñez, fue el de Nahuel Gallardo. Su papá Marcelo, laureado entrenador de River, le dio la primera chance en el fútbol grande. No tuvo su mejor presentación: fue el 28 de octubre de 2017 y perdió 4 a 0 con Talleres. “Llevo el apellido desde chico, desde que llegué al club en inferiores. Siempre mi mayor temor, por decirlo de alguna forma, era cómo me veían los chicos a mí porque yo siempre tenía las cosas claras y quería tener mi propio recorrido en el club. Siempre fui uno más, siempre fui Nahuel”, admitió el lateral izquierdo de 22 años que jugó 7 partidos con su padre y desde el año pasado está a préstamo en Defensa y Justicia.

Hay otros dos hijos del Muñeco en las inferiores de River: Santino, 13 años, un 9 que se desempeña en la Novena, y Matías, zurdo y enganche como su padre, categoría 2003 y habitual alcanzapelotas.

Papá Marcelo. El Muñeco le dio vuelo a Nahuel Gallardo en Primera. Jugó 7 partidos en River. Está a préstamo en Defensa y Justicia.

Papá Marcelo. El Muñeco le dio vuelo a Nahuel Gallardo en Primera. Jugó 7 partidos en River. Está a préstamo en Defensa y Justicia.

Cuando Diego Simeone dirigía River, Giovanni (25 años) estaba en las inferiores. Hoy, el Cholo es un entrenador consagrado en Europa y su hijo, un delantero que pesa en el área con la camiseta de Cagliari y citado por Lionel Scaloni para la Selección Argentina. Sus otros dos hijos, Gianluca (22) y Giuliano (18) también son futbolistas. Como su hermano mayor, delanteros. El del medio juega en Ibiza y el menor firmó contrato en Atlético Madrid, el equipo del padre, aunque juega en la filial B.

Papá Cholo. Con Gianluca y Giuliano. Al más chico lo llevó al Atletico de Madrid. El mayor, Gio, juega en Cagliari.

Papá Cholo. Con Gianluca y Giuliano. Al más chico lo llevó al Atletico de Madrid. El mayor, Gio, juega en Cagliari.

Antonio Mohamed también logró llevar a su hijo a Primera: el 18 de julio de 2020, Shayr ingresó a los 39 minutos del segundo tiempo en Monterrey 3-Santos Laguna 1, de la Liga mexicana. Juvenil sub 20, tiene posibilidades de jugar en la Selección azteca.

Hay otros casos conocidos en Europa, claro. Desde Jordi Cruyff, el hijo del inolvidable Johan, quien jugó en Barcelona bajo el mando de su padre, hasta Paolo Maldini, dirigido por Césare en el Milan y la Selección italiana. Zinedine Zidane, en cambio, no pudo sostener a su hijo Luca en Real Madrid. Jugó dos partidos oficiales, ante Villarreal y Huesca, y a mediados del año pasado recomendó que no se le renueve el vínculo. Hoy, es el arquero del Rayo Vallecano. No siempre alcanza con la portación del apellido.

SAN JUAN. ENVIADO ESPECIAL