¿Quién es Alexei Navalny, el enemigo número uno del Kremlin?

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De bloguero a abogado anticorrupción, de organizador de las mayores protestas desde la caída de la Unión Soviética a aspirante al Kremlin. El líder opositor Alexei Navalny se ha

ganado en diez años de actividad política la etiqueta de enemigo público número uno del presidente de Rusia, Vladimir Putin.

En agosto de 2020, Navalni debió se internado en estado gravísimo tras una intoxicación que sus allegados denunciaron como un envenenamiento ordenado por el gobierno de Moscú. El líder opositor fue llevado enseguida a Alemania, donde estuvo inernado y fue tratado durante meses hasta que se recuperó.

Ahora, con energías renovadas y listo para volver al ruedo político, regresó a Moscú en un nuevo desafío al Kremlin, que cumplió con su anunció y lo arrestó apenas pisó suelo ruso.

"Putin ordenó mi asesinato", dijo Navalni, de 44 años, tras recuperarse en Alemania del envenenamiento con un agente tóxico de la familia Novichok.

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Alexei Navalny fue arrestado este domingo mientras hacía los trámites de migraciones en el aeropuerto de Moscú, tras su regreso desde Alemania. Foto: AFP

Alexei Navalny fue arrestado este domingo mientras hacía los trámites de migraciones en el aeropuerto de Moscú, tras su regreso desde Alemania. Foto: AFP

Un ícono de la oposición

Navalny era el opositor con más gancho electoral, pero tras ser víctima de un supuesto intento de asesinato a manos del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) se convirtió en una celebridad en en el exterior.

Hasta entonces, ese honor, el envenenamiento con agentes tóxicos, había estado reservado casi exclusivamente para antiguos espías del FSB que se habían pasado el enemigo, como Serguei Skripal o Alexander Litvinenko.

Según pasaban los días y Navalny se recuperaba, su estatura política no dejaba de aumentar. La canciller alemana, Angela Merkel, no dudó en visitarlo en la clínica La Charité de Berlín.

"Regresaré a Rusia, que es mi país, donde tengo un gran apoyo", aseguró semanas atrás el opositor ruso, sin aparente miedo a un nuevo atentado o encarcelamiento.

Sospechas sobre los servicios secretos

Navalny, un experto en el uso de las redes sociales, preparaba ya su venganza, que llegó en forma de dos comprometedores videos para el Kremlin.

Con la ayuda de Bellingcat y varios medios occidentales, logró recabar datos que prueban, según dice, la implicación del FSB en su intento de asesinato.

La policía de Moscú montó un gigantesco operativo en el aeropuerto este domingo, donde se esperaba la llegada del opositor Alexei Navalny.

La policía de Moscú montó un gigantesco operativo en el aeropuerto este domingo, donde se esperaba la llegada del opositor Alexei Navalny.

No se limitó a ello, sino que incluyó una conversación telefónica con uno de los presuntos participantes en la operación secreta que admitía que sus cómplices habían rociado Novichok en la ropa interior del opositor.

Todo ello no sólo puso en evidencia al FSB y a Putin, sino que fueron vistos por más de 44 millones de personas, cifra que contrasta con los siete millones que siguieron la conferencia de prensa anual del presidente en esas mismas fechas.

Regreso a la lucha

Enseguida, las autoridades lanzaron una campaña para impedir su regreso a Rusia, que incluye dos casos penales, uno por no presentarse ante la autoridad por un antiguo caso penal y otro por supuesto fraude.

Ni se inmutó. Navalny anunció hace unos días su regreso a su país, ya que, según sus palabras, lo echa "de menos".

"Es una decisión valiente que merece todo el respeto. Atañe muchos riesgos, pero si quiere cumplir su principal misión en la vida, tenía que volver", comentó a la agencia EFE el opositor Guennadi Gudkov, exiliado en Bulgaria.

El opositor Navalny acusa directamente al gobierno de Vladimir Putin por el intento de asesinato con Novichok. Foto: AFP

El opositor Navalny acusa directamente al gobierno de Vladimir Putin por el intento de asesinato con Novichok. Foto: AFP

Por delante tiene varios objetivos. Llevar a los tribunales a aquellos que, según afirma, intentaron asesinarlo, y las elecciones legislativas de septiembre, en las que proseguirá su cruzada contra "el partido de los ladrones y sinvergüenzas", como  suele referirse al partido del Kremlin, Rusia Unida.

"Si se hubiera quedado en el extranjero, se hubiera visto privado totalmente de carrera política", apuntó a su vez Serguéi Mitrojin, dirigente del partido liberal Yábloko.

Las grandes protestas de 2011

Todo comenzó en Yábloko, de donde Navalny fue expulsado por sus ideas nacionalistas. Pero su ostracismo duraría poco, ya que en las elecciones parlamentarias de 2011 logró organizar las mayores protestas antigubernamentales desde la caída de la URSS al grito de guerra "Rusia sin Putin".

Al año siguiente dio el gran salto a la política al presentar su candidatura a las elecciones a la Alcaldía de Moscú, donde logró casi un tercio de los votos, un hito sin precedentes para la oposición extraparlamentaria.

La animadversión de Putin, que nunca lo llama por su nombre, nace de las numerosas ocasiones en las que el opositor ha sacado a la luz las vergüenzas de aliados del Kremlin, a los que denuncia en las redes sociales lejos del alcance de la censura del Kremlin.

Con su dedo acusador, denunció sin temores la corrupción en la administración pública. Apuntó contra el primer ministro, Dmitri Medvédev; el presidente del Parlamento o de un banco estatal, el fiscal general o la esposa del portavoz presidencial.

Navalny ya no era sólo una incomodidad, sino una amenaza. Desde entonces, fue condenado a penas de cárcel por presuntos delitos económicos, que lo inhabilitaron como candidato al Kremlin, y fue atacado en varias ocasiones. La última casi le cuesta la vida.

Eso no impidió que se haya convertido en el faro de la conocida como primera generación libre de la historia de Rusia.

Por Ignacio Ortega, agencia EFE

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