Se incendió "La Unión", la histórica panadería de Tolhuin

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La legendaria panadería "La Unión" ardió por las llamas durante las primeras horas de este sábado en la localidad de Tolhuin, en Tierra del Fuego. El trabajo del

personal de Bomberos no pudo evitar la expansión del fuego que tomó rápidamente la totalidad del inmueble.

Emilio Sáez, propietario de la histórica panadería, llegó a minutos de iniciado el fuego viendo como se destruía el esfuerzo de años de trabajo. "Se fue una historia", declaró conmovido a medios locales. 

“Somos 28 familias detrás de este lugar, esto que pasó me deja sin aliento. Es tanto dolor porque hay tantos recuerdos en este lugar, jamás imaginé que esto me podía pasar, tengo más ganas de llorar que de hablar”, relató Sáez en diálogo con TN.

El fuego comenzó en el sector de la cocina y rápidamente se propagó, debiendo trabajar todas las unidades de bomberos de la localidad ya no solo en tratar de controlar el fuego, sino simplemente en evitar la propagación a viviendas lindantes, todas cabañas de madera, por lo que el riesgo era muy alto. Los peritajes determinarán las causas del devastador siniestro.

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Afortunadamente no hubo personas heridas y los bomberos lograron salvar las viviendas lindantes, pero no quedó absolutamente nada de este gran pedazo de historia de la localidad de Tolhuin.

Como le ocurrió a miles de comerciantes del país, el 2020 fue un año difícil para el dueño de "La Unión" que en septiembre decidió cerrar su histórico local. El coronavirus se cobró un nuevo complejo emblemático que su dueño puso en marcha hace 37 años “cuando en Tolhuin éramos 100 habitantes”, le dijo a Clarín.

Tolhuin, una localidad ubicada entre Ushuaia y Río Grande tiene 9.000 habitantes. Un lago imponente y lugares paradisíacos muy visitados por el turismo. Cómo las dos ciudades más importantes de Tierra del Fuego están "cerradas" a los visitantes, "Tolhuin es un desierto. No pasa un alma por acá. Entonces nosotros no podemos trabajar. Hasta a veces debemos tirar mercadería porque no se la vendemos a nadie. Acá paraban colectivos, combis, autos particulares. En un fin de semana largo llegamos a atender a 5.000 personas. Pero esto se convirtió en un desierto. Me hace acordar en la época en que abrimos cuando mi papá golpeó el mostrador para que haya un poco de ruido ”.

"Acá nadie sostiene a las pymes. Y yo les digo que los cierre de las pymes van a arrastrar a todo el mundo. Nadie se calienta. Los políticos tienen su sueldazo y acá la mayoría son empleados públicos. Hace meses que no trabajan e igual cobran el sueldo. No lo digo por envidia. Pero que alguna vez nos tiren un centro" a los privados", reclamaba Sáez en diálogo con este diario.

Visiblemente angustiado por esta realidad que nunca pensó vivir, Emilio Sáez aseguró: “Esto más que una empresa funciona casi como una cooperativa. Yo no tengo cara para echar a mis empleados. Pero nos reunimos y tuvimos que tomar una decisión. Vendíamos el 20 por ciento que es igual a nada. Y muchas veces nos sobraba comida que terminábamos tirando. Era una pena. Entonces, para qué seguir. Hay gente que puede aguantar dos años sin trabajar. Total el Estado se hace cargo. Pero a mi me quieren dar un crédito que después no voy a poder pagar".

Aunque mantiene la esperanza de poder volver “al ruedo” lo ve difícil pero igual le aseguró a este diario que “el cierre no es definitivo".

"Este es un parador histórico y es mi vida también. Pero, ¿alguien puede aguantar siete meses cerrado? No se aguanta, ni acá ni en ninguna parte del mundo”, cerró.