Graciela Camaño: "Hay una vice con mucho poder, capaz de tener la última palabra y eso complica"

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- A un año y un mes de gestión del Gobierno, ¿Alberto Fernández la sorprendió para bien o para mal?

- No me sorprendió. Evidentemente es un hombre que

- A un año y un mes de gestión del Gobierno, ¿Alberto Fernández la sorprendió para bien o para mal?

- No me sorprendió. Evidentemente es un hombre que

tiene grandes contradicciones.

- ¿Cómo cuáles?

- (Se ríe) ¿Es chiste? No voy a entrar en detalles. Lo dejo a tu criterio.

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- ¿Pero el balance es positivo o negativo?

- Es muy difícil hacer un balance de gestión en un momento de pandemia porque todos hablamos con el diario del lunes. Eso es fácil y está mal. Aunque no puedo dejar de decir que hubo errores y desaciertos en el manejo de los tiempos. Pero se va haciendo lo que se puede.

- Antes de la asunción dijo que Fernández no iba a ser una "marioneta" de Cristina Kirchner sin embargo hace semanas también señaló que no es un gobierno bifronte y que conduce la vicepresidenta...

- Yo nunca dudé de la conducción de Cristina Kirchner. Es evidente desde el momento en que es ella quien elige al candidato y arma la sociedad. Por su personalidad y peso político evidentemente conduce. Pero igualmente me parece que "marioneta" no es el término.

- ¿Cuál es entonces el rol de Alberto en esa sociedad?

- Ser el presidente.

- ¿Cree que son dos cosas separadas: el poder político y la gestión?

- No, no pueden ir separadas. La vicepresidenta hizo discursos y publicó cartas que dejaron en una suerte de ‘recalculando’ evidente al Presidente. Hoy hay una vice con mucho poder, capaz de tener la última palabra o forzar la definición final y eso complica. No quedan bien las marchas y contramarchas o tener que desdecirte de todo lo que pensaste y dijiste.

- ¿Coincide con Cristina en que hay "funcionarios que no funcionan"?

- Yo creo que sí, que podrían haber hecho más de lo que hicieron en pandemia. Hubo mala actuación de gente en Turismo, en Educación, algunos directamente no existieron.

- ¿Es un gobierno peronista?

- Se llama Frente de Todos y me parece que como su nombre dice ahí hay de todo. Es un conglomerado.

- ¿Pero en cuanto a la agenda?

- No veo un rumbo claro. Priorizaron acomodar la deuda y de alguna manera en ese sentido tuvieron el mérito más grande porque permitió acomodar un poco el espacio en el que pararse. Pero también en ese punto entró el conglomerado y hubo un sector con un discurso anti capitalista y anti FMI. Entonces el Presidente quedó entrampado en lo que piensan algunos de sus socios. Las idas y venidas con la postura frente a Venezuela es demostrativa de ese tironeo que no permite que Argentina tenga un perfil serio. Ese tipo de cosas nos cachivachean mucho.

- Este año hay elecciones parlamentarias, ¿cree que el FdT va a alcanzar mayoría en la Cámara baja como ya tiene en el Senado? ¿Le preocupa que haya hegemonía?

- No creo que la política se construya en términos de no quiero que este o aquel tengan, o no, mayoría sino por la mejor propuesta, porque si no siempre le estamos proponiendo a los argentinos que voten en contra de, y no sirve esta locura. Repetimos el error constantemente.

- Pero el hecho de no tener mayoría en la Cámara baja frenó la intervención de Vicentin y tiene demorada aún a la Reforma Judicial. Los bloques intermedios, como el que usted integra, fueron claves y si se altera la composición de la Cámara...

- Sí, pero no tiene que ver con el proceso electoral. No me parece que ninguno de los dos protagonistas del desastre más grande de la Argentina sean parte de la solución. Hay que plantear una campaña que pueda ofrecer algo distinto a los argentinos, abandonar el pasado y tener mirada de futuro, porque si no siempre es la perorata de si el que se postula es más malo o menos malo que otro. No quiero.

- Usted no renueva su banca pero es parte del bloque lavagnista, ¿van a tener representación en las urnas este año?

- Yo no formo parte del lavagnismo, de última seré parte del camañismo. Tengo un partido nacional –Tercera Posición- y he tratado de tener alianzas con aquellos que representen algo distinto a lo que estamos viviendo. Por eso formé parte del Frente Renovador cuando no tenía alianza con ninguno de los dos extremos, y luego traté de componer algo con (Roberto) Lavagna y (Juan Manuel) Urtubey, entre otros. Yo creo que se puede estructurar una tercera posición distinta, sigo insistiendo que hay que construir una dirigencia política que tenga, en serio, la posibilidad de transitar el camino de la búsqueda del bien común y no ver como se acomodan las costillas. El día que Argentina rompa la bipolaridad va a salir adelante.

- ¿Hay lugar, electoralmente, para terceras vías?

- Lamentablemente las elecciones se construyeron de la forma que te dije antes por eso los sectores del medio son muy débiles. Yo espero que los argentinos adviertan esta jugarreta. Es el desafío. El día que todos piensen que existe la posibilidad de que Argentina transite otro camino, que no sea el de la disputa constante, el del relato, la falta de responsabilidad y el de los dirigentes con prontuario. Bueno... ese día vamos a ser mayoría.

- ¿Le molesta que los llamen “aliados” del Gobierno porque acompañaron varias de sus leyes?

- Lo mío es gracioso porque me matan de un lado o del otro. Tengo asegurada la crítica. Sin embargo no me interesa. Si tengo posibilidad de transitar un proyecto que está bien con el macrismo lo voy a hacer y con el kirchnerismo también. En la vida hay que actuar con rectitud.

- ¿Cómo explica las diferencias a la hora de votar dentro del Interbloque Federal que integra? Sobre todo con los cuatro cordobeses que responden al gobernador Juan Schiaretti y son los que más difieren

- Con los cordobeses siempre hubo un diálogo honesto y sincero. Ellos tienen que gobernar su provincia y necesitan tener una estrategia que les permita resolver los problemas. Fue dicho desde el primer día por parte de su jefe de bloque, Carlos Gutiérrez. Aceptamos el interbloque sabiendo que era así. Los otros muchachos también tienen sus propios bancadas. A veces nos encontramos, a veces no.

- La Reforma Judicial se aprobó en el Senado y está frenada en Diputados. ¿Qué va a pasar?

- Creo que cada vez más se va viendo que la reforma no está vinculada a los intereses de los ciudadanos. La discusión quedó entrampada en la discusión sobre la resolución de los problema judiciales de Amado Boudou, ni siquiera de Cristina Kirchner. Me parece que ya no tiene que ver con una búsqueda de bienestar o de lo justiciable.

- ¿Y el proyecto en sí es bueno o malo?

- Yo no estoy de acuerdo con la creación de más tribunales, tampoco con el proyecto de cambios en la Procuración. Me parece saludable que pensemos en reformas, tenemos que resolver temas vinculados al Poder Judicial. Es real que cualquier ciudadano no encuentra la justicia en los términos ni tiempos que se necesita. Pero es un poder de Estado. No se puede pensar una reforma de este tipo sin acuerdos. Y no tiene que ver con dirigentes, porque si es basado en propios intereses, los acuerdos políticos fenecen cuando los que lo hicieron no están más. Hablo de acuerdos generales, sociales, que incluyan al Poder Judicial también, más allá de que nos podamos pelear porque sus intereses son distintos. Pero no se los puede obviar, reformar y decirles "ustedes acaten". Ese acuerdo amplio hoy no lo veo.

- ¿Y la idea que analiza el Presidente de crear un nuevo tribunal que alivie a la Corte Suprema?

- El presidente habló de ir hacia el modelo español, que es muy diferente al nuestro. Y me parece que está errado o falta algo ahí, porque para poder hacer eso habría que reformar nuestra Constitución. Nosotros tenemos un sistema totalmente distinto. Pero habrá que leer lo envíen. Sí creo que la Corte podría tener más miembros. Eso puede ayudar a resolver y acelerar algunas cuestiones. 

¿Los temas judiciales son prioridad?

- Por supuesto que no. El problema más grave es que se mezcla con intereses personales, porque hoy, es evidente, dirigentes importantes y la persona que conduce la facción política que gobierna tienen causas penales. Entonces se desata un debate público de si las causas son deducibles o, como ellos dicen, son parte de una construcción, del lawfare, que es el término que usan para defenderse. No podemos hacernos los tontos, el quid de la cuestión es ese. Y el ex presidente (Mauricio) Macri también tiene un montón de causas judiciales, y cuando empiecen a caminar vamos a empezar a escuchar del otro lawfare. Nadie quiere ir a responder a la Justicia por sus actos.

- ¿La Justicia es dependiente del poder político?

- La Justicia y los dirigentes son emergentes de la sociedad en la que vivimos. La verdad es que podríamos estar mejor con jueces más probos, si funcionaran las instituciones. El problema es que el funcionamiento de las instituciones está atado a quienes están en esas instituciones cuando tendrían que funcionar correctamente más allá de las personas al mando.

- Usted otorgó el voto clave que le permitió al oficialismo revisar los traslados de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, ¿está conforme con su decisión?

- La Corte terminó dándome la razón. Macri puso jueces en lugares que no correspondían porque los traslados estaban mal hechos. A partir de reforma del 94' tenés que concursar para ser juez. El error fue que pensamos que lo que se requería era acuerdo Senado y la Corte dijo se requiere un nuevo concurso, que fue mi primera postura en minoría. Pero no podíamos hacernos los tontos y decir que esos traslados estaban bien. Yo voy a hacer lo correcto, no voy a trabajar para Macri ni para Cristina.

- ¿Se deben suspender las PASO?

- No veo acuerdo adentro del oficialismo para eso. Es una discusión de conveniencias. Cuando era gobierno, Cambiemos se puso a mirar qué caras que eran, ahora no quieren porque a quien no está en el poder las primarias le resuelve sus problemas. Con lo cual, sí, son caras, ´sí, es antihigiénico estar manipulando papeles en el medio del fardo. Nosotros dijimos en abril que había que hablar del tema. Llegamos hasta aquí sin definición. Lo que solicitamos es que vayamos a la boleta única papel si no se suspenden.

- ¿Cómo está su relación con Sergio Massa desde que es presidente de la Cámara?

- No tengo mala relación. Tampoco la misma de antes. Pero hizo un gran esfuerzo para que tengamos sesiones virtuales, es un mérito de él y como todo presidente tercia tratando de ser parcial. Eso a veces le cuesta mucho a Sergio con algunos diputados de Cambiemos, demostrar que es imparcial. Pero no tengo problemas con él. Por ahí el bloque nuestro fue ignorado en algunas comisiones pero quizás nos faltó una mejor negociación a nosotros. Yo no me peleo con la gente en política. Siempre mantengo relación amigable, de colegas.


Diputada en su octavo mandato y peronista con voz propia

En los más de 25 años de experiencia como diputada Graciela Camaño jamás pensó que sesionaría desde su casa, con discursos frente a la computadora y los votos por celular. “Nadie se imaginaba que íbamos a sucumbir frente a un virus, vivir una pandemia así. Fue desafiante pero lo sorteamos bien”, analiza.

La legisladora de Consenso Federal tuvo coronavirus y solo fue al Congreso cuando corroboró que ya tenía defensas. Cree que la tecnología aportó novedades positivas, como la posibilidad de citar a expositores de cualquier parte del mundo, pero que la discusión en el recinto perdió valor. “Llega todo demasiado cocinado. La diferencia es tremenda y no es beneficiosa”.

Si bien tuvo un corto y traumático paso por el Ejecutivo -cuando fue ministra de Trabajo durante el gobierno de Eduardo Duhalde- cimentó su carrera política en el Casa de las Leyes, donde cursa su octavo mandato y no pierde el interés.

“Cuando tenés la posibilidad de que la gente te elija significa que te dan la responsabilidad de defender sus vidas y eso es todo. Por eso yo soy una representante y hasta el final tengo la obligación de trabajar con ese norte”, asegura y agrega: “Además, me apasiona el tema legislativo, aunque estoy decepcionada. Me gustaría que hubiera más compromiso y calidad en la Cámara. Creo que todo se está desvirtuando hace tiempo, no solo en Argentina. Hay una suerte de cultura light, en la que todo es relativo y los valores pierden sentido”.

Camaño fue una de las más indignadas con el caso del diputado Juan Ameri, quien quedó filmado en una situación sexual íntima en plena sesión. “Más allá del hecho en sí bochornoso fue la prueba palmaria de la falta de compromiso y de incapacidad para darse cuenta que uno se sienta ahí para representar a otros y que eso tiene una entidad”, insiste.

La pandemia, considera, puso de manifiesto el "individualismo" y los "errores estratégicos" de la política. "La dirigencia parece no darse cuenta de lo que pasa. En el oficialismo se nota más porque están gobernando, pero en la oposición también están tratando de ver de qué manera capitalizar para sí la situación".

Además de la banca como diputada, ocupa un lugar clave en el Consejo de la Magistratura. Cuando empezó en política, reconoce, eran menos mujeres. “Ahora hay muchas más. Hay buenas y malas, como en todo. Pero se ven muchas con capacidad, conocimiento y pasión por el trabajo que hace que uno tenga esperanza que esa mirada diferente pueda llegar a compatibilizar en un mundo altamente masculino”, señala.

Está casada con otro dirigente de peso político y mediático, el sindicalista de los gastronómicos, Luis Barrionuevo, aunque logró que su imagen no estuviera pegada a la de él. “Nunca lo vi como un problema porque siempre tuve identidad. A quien siempre tuve que aclararle eso fue a las mujeres más a que a los hombres. Sin las que me terminan preguntado por mi marido”, señala casi como un reproche. “Imagino que deben querer saber cómo se hace, no sé”.


Itinerario

Graciela Camaño (67) fue elegida diputada por primera vez en 1989 y reelecta en ocho oportunidades. En 2002 fue ministra de Trabajo de Eduardo Duhalde. Desde 2018 ocupa una banca clave en el Consejo de la Magistratura. En 2011 se recibió de abogada en la Universidad de Morón. En las últimas elecciones se separó del Frente Renovador porque su líder, Sergio Massa, se alió al kirchnerismo. Ella encabezó la lista bonaerense de Consenso Federal, que llevó como candidato a presidente al economista Roberto Lavagna. Está casada con el sindicalista Luis Barrionuevo hace 48 años.


Al toque

Un proyecto: ser parte de la solución.

Un desafío: ser parte de una gran Patria

Un líder: viva, Angela Merkel. Del pasado, Juan Domingo Peron

Un sueño: ver auroras boreales

Un prócer: San Martín

Un recuerdo: los momentos con mi abuela

Una sociedad admirada: antes admiraba a los alemanes ahora a los argentinos, no paran de sufrir.

Una bebida: agua

Una comida: sopa

Un placer: ver dibujos animados con mis nietos

Un libro: "Cien años de soledad", de Gabriel García Márquez.

Una película: todas.

Una serie: Ozark