Tiene apenas 23 años, pero ya tiene en su haber cuatro títulos Grand Slam. La japonesa Naomi Osaka (3° del ranking WTA) conquistó el Abierto de Australia al derrotar con contundencia
en la final a la estadounidense Jennifer Brady (24°) por 6-4 y 6-3 y se quedó con la gloria, ratificando su efectividad en los partidos decisivos.
Osaka, que sólo vivió ciertos momentos de duda en la segunda parte del primer set, no dio opciones a Brady, y desde el lunes trepará al segundo puesto del ranking WTA, buscando recuperar el primer lugar que actualmente ocupa Ashleigh Barty. Brady, por su parte, ascenderá al puesto 13 del mundo, su mejor clasificación hasta el momento.
Sin jugar su mejor tenis, la nipona demostró estar varios escalones por encima de su rival. Mientras que en su enfrentamiento precedente, en semifinales del último US Open, Osaka se impuso en un partido disputado 7-6, 3-6, 6-3, la final de este sábado fue de sentido único.
La estadounidense llegó a tener una bola de quiebre para colocarse 5-4, pero no logró aprovecharla y lo pagó muy caro. Osaka quería cerrar el partido por la vía rápida y en el segundo set se puso con un 4-0 a favor.
La estadounidense Brady no bajó los brazos y logró acercarse con quiebre de servicio en el quinto juego, pero Osaka estaba segura de su victoria y la logró asegurando el saque para terminar celebrando en Melbourne, tal como lo había hecho en 2019.
De esta manera, Osaka alza su cuarto trofeo grande. Ya lo había hecho anteriormente en el US Open 2018 y 2020, y el Abierto de Australia en 2019.
AFP