¿Los atletas olímpicos deberían ser prioridad en la vacunación?

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¿Deberían los deportistas olímpicos, jóvenes y saludables, tener prioridad en la vacunación contra el covid-19? El Gobierno indio cree que sí. Con su aprobación, los deportistas pasarán sobre cientos de millones

de personas más vulnerables para ser vacunados antes de que se realicen los Juegos Olímpicos de este verano boreal.

En Lituania, Hungría y Serbia ya han vacunado a deportistas, mientras que en Dinamarca lo harán pronto. Otros países seguramente los seguirán. Es una decisión difícil de defender cuando el mundo está luchando por entregar suficientes dosis para aquellos que más las necesitan. Pero no es del todo descabellado.

A menos que se cancele, en Tokio 2021 probablemente se congregará la mayor cantidad de personas desde el inicio de la pandemia en todo el mundo. Asegurar que no se convierta en un evento superpropagador es de interés general. Y casi igualmente importante: sectores clave de la economía, especialmente los viajes y el turismo, se verán beneficiados de una prueba de concepto, o PoC (del inglés proof of concept), a gran escala de que las vacunas pueden regresar una especie de “normalidad” a los grandes eventos.

El año pasado, ni Japón ni el Comité Olímpico Internacional (COI) querían posponer los Juegos. Pero la propagación del virus, junto con las restricciones de viaje y las medidas de confinamiento, los forzaron a hacerlo.

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A medida que la pandemia empeoraba, incluso retrasar los eventos un año parecía optimista. En ese momento, pocos apostaban por que las vacunas pudieran desarrollarse, ser sometidas a pruebas y distribuirse en un período tan corto. Afortunadamente, el avance ha sido más rápido de lo esperado.

Sin embargo, los organizadores aún enfrentan un dilema: ¿cómo se puede justificar que se empleen los limitados suministros de vacunas para celebrar un espectáculo mundial? Hasta ahora, no han enviado más que mensajes contradictorios.

En noviembre, el presidente del COI, Thomas Bach, dijo a la prensa que los deportistas no deberían tener prioridad sobre los servicios de emergencia. En febrero, la organización ordenó a los comités olímpicos nacionales conseguir vacunas para sus deportistas, pero dejó en claro que no serían obligatorias. Finalmente, Dick Pound, vicepresidente del grupo, dijo a Wall Street Journal: “A menos que estén completamente locos, deberían vacunarse antes de venir”. Fue grosero, pero tenía razón.

Mientras los organizadores estén decididos a celebrar los Juegos durante la pandemia –y así parece ser– sería irresponsable permitir grandes aglomeraciones (a menudo en interiores) de competidores no vacunados. Incluso bajo las optimizadas condiciones para evitar contagios por covid que ha prometido el COI, con pruebas generalizadas y otras precauciones, organizar los Juegos Olímpicos no es lo mismo que, por ejemplo, jugar en una burbuja del tipo de la NBA.

Se espera que más de 11.000 deportistas de todo el mundo viajen para participar, compitiendo en 339 eventos en docenas de lugares diferentes. No importa cuán cautelosos sean, es fácil prever un problema. También hay una positiva razón para destinar vacunas a los Juegos Olímpicos. En los buenos tiempos, los viajes y el turismo representan hasta 10% del producto interno bruto mundial y 330 millones de empleos. Debido al virus, la industria ha perdido millones de empleos y hasta US$1,2 billones en ingresos durante el año pasado.

Todo este tiempo se ha considerado que las vacunas son un medio clave para ayudar a la recuperación del sector. Si deportistas, entrenadores y organizadores pudieran demostrar que un evento con participantes vacunados es un evento seguro, podría ser una gran ayuda para volver a la normalidad. Por supuesto, todo esto depende de lo que ocurra con los espectadores.

Ya se han vendido millones de entradas para los juegos, pero, hasta ahora, el COI y el Gobierno japonés han guardado silencio sobre su plan para manejar a la multitud. Si pueden ofrecer una propuesta creíble para someter a pruebas y poner en cuarentena a los viajeros, restringir el tamaño de las congregaciones, exigir equipos de protección, rastrear casos de contagio, etc., entonces la medida de vacunar y aislar a los deportistas parece mucho más sólida.

Incluso entonces, habrá muchas críticas (comprensibles) cuando los deportistas olímpicos se vacunen antes que los enfermos o los ancianos. Una cosa que el COI podría hacer para mitigar estas preocupaciones es comprometerse a usar sus considerables recursos para expandir el acceso público a las vacunas, hacer una gran donación al mecanismo global Covax (Centro de Acceso Global a Vacunas Covid-19), la iniciativa para garantizar la distribución de vacunas a países de bajos ingresos.

Durante décadas, el COI ha recibido más de las ciudades y países que organizan el evento de lo que ha devuelto. Quizás la pandemia podría ser una oportunidad para cambiar esa historia y mejorar la salud pública de personas que posiblemente nunca presten atención a los Juegos Olímpicos. Todo lo que se necesita es la voluntad de compartir los beneficios que se obtendrán cuando los deportistas se cuelen en la fila.

HV