Coronavirus: cómo se pinchó la "burbuja" de la vacunación en la Argentina, cinco datos y una buena noticia

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La campaña de vacunación contra el coronavirus en Argentina, que según el Gobierno perfilaba en diciembre para ranquear a la altura de los países centrales, fue una “burbuja” que

se pinchó en dos meses. Si bien con la Sputnik-V se pudo empezar inmunizar a la población antes de fin de año, la pólvora rusa se mojó antes de lo deseado: poco de los 20 millones de dosis previstos para enero y febrero aterrizó finalmente en Ezeiza.

El primer dato es que Argentina se ubica hoy en el puesto 46° del ranking mundial en la proporción de habitantes completamente inmunizados. Es decir, aquellos que ya recibieron las dos dosis. Es el 0,59 por ciento de la población, según datos de la Universidad John Hopkins en base a información oficial. Por encima aparecen Brasil, Canadá, Costa Rica, Israel, España, Italia, Alemania, Dinamarca, República Checa, Reino Unido, Emiratos Arabes y Estados Unidos, entre otros.

Prácticamente todos los países que lograron empezar a vacunar antes hoy tienen un mayor porcentaje de ciudadanos que la Argentina con la segunda dosis aplicada. En números absolutos, ese grupo aquí es de 265 mil personas. El equivalente a cuatro estadios de fútbol. Se esfumó así la ilusión inicial de escapar a una realidad que afecta al mundo: el promedio global de personas que han recibido las dos dosis es hoy del 0,58 por ciento.

El segundo dato del desinfle surge de esta comparación: el puesto que ocupa Argentina en el total gente con las dos dosis aplicada, 19°, y de personas inoculadas en general, indistintamente de qué dosis se trate. Allí se ubica 25° con 746 mil dosis. El país está mejor posicionado cuando se consideran las dos dosis porque para las naciones que empezaron a vacunar después (como Chile) aún no ha transcurrido el tiempo suficiente para aplicar la segunda.

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Los países que ya han sobrepasado al nuestro y tomado la delantera en la cantidad de primeras dosis aplicadas, a pesar de haber comenzado más tarde con sus campañas, lograron hacerse de un stock inicial mayor antes de dar el puntapié inicial. Argentina decidió arrancar con las primeras 300 mil dosis. Y hasta el momento han arribado 1,2 millón de dosis de la Sputnik y 580 mil de la Covishield, a las que se suma ahora el millón procedente de China.

Mayores de 80 con turno a la espera de su vacuna en la sede de Racing. Foto: Andrés D'Elia

Mayores de 80 con turno a la espera de su vacuna en la sede de Racing. Foto: Andrés D'Elia

De lo que resta para el primer trimestre del año se espera otro lote similar de la Covishield para marzo y algún nuevo vuelo con la Sputnik, aunque ahí los números son una incógnita. Eso da un total de 3.160.000 vacunas efectivas, sobre una previsión original claramente más ambiciosa.

El tercer dato es que India, el mayor productor de vacunas del mundo, está en deuda con Rusia como fabricante de la Sputnik-V, debido a demoras burocráticas en la aprobación oficial. Por eso todas las dosis llegadas a la Argentina hasta ahora han sido órdenes emanadas directamente desde Moscú y elaboradas en tierra rusa. Cuando esa situación se normalice es probable que el ritmo de los arribos empiece a regularizarse.

Hay un cuarto dato, cuya incidencia aún no está del todo clara, vinculado a un problema de producción que ocurrió en la planta del laboratorio Liomont, en México, que es donde se envasa las vacunas de AstraZeneca para Latinoamérica.

Operativo de vacunación a docentes en la Secundaria N°2 en Ensenada. Foto: Mauricio Nievas

Operativo de vacunación a docentes en la Secundaria N°2 en Ensenada. Foto: Mauricio Nievas

Según pudo confirmar Clarín de fuentes del sector farmacéutico, un filtro que se usa en el proceso que termina con el llenado de los viales -contienen el principio activo de las vacunas- estuvo en falta. Esa demora, al parecer, ha sido superada. Nada de esto fue comunicado oficialmente, aunque otras fuentes del sector aseguran que las dosis para Argentina no se verán comprometidas por esta situación: llegarían entre fines de marzo y principios de abril.

Entre tanto efecto adverso se coló una buena noticia: al mismo tiempo que se presentaba el problema con los viales en México, AstraZeneca logró conseguir una segunda planta de envasado, en este caso en Estados Unidos. Allí fue a parar uno de los lotes de 6 millones de vacunas producidos por MabXience en la localidad bonaerense de Garín. De esa manera se pudo ganar tiempo para que el laboratorio cumpla con los plazos comprometidos.

Hasta el momento, MabXience despachó el principio activo de la vacuna de Oxford equivalente a 18 millones de dosis. Para esta semana se calcula la partida de un nuevo lote con otros 6 millones de dosis. Una vez envasadas, AstraZeneca hará la distribución desde allí para toda Latinoamérica, salvo para Brasil.

Una docente antes de recibir su vacuna en Ensenada. Foto: Mauricio Nievas

Una docente antes de recibir su vacuna en Ensenada. Foto: Mauricio Nievas

Mientras varios países que venían detrás de Argentina ahora se adelantan en esta carrera sanitaria por obtener la mayor cantidad de vacunas en el menor plazo posible, se ha sumado el cimbronazo del Vacunagate, con el que no sólo la burbuja de promesas ha quedado devaluada, sino también los criterios de prioridad y equidad. Un mal que llevó a otro peor. Ahora, el Gobierno busca retomar la iniciativa al haber anunciado que con el millón de dosis que vienen de China busca vacunar a todos los docentes.

El quinto dato de este combo poco feliz es, precisamente, que el impulso desesperado por recuperar la línea de flotación trastoca el criterio de la campaña de vacunación fijado por el mismo Gobierno en diciembre: aún hay personal de salud sin haber recibido, siquiera, la primera dosis. Promover la confusión con marchas y contramarchas improvisadas sobre decisiones tan sensibles no parece la mejor manera de cicatrizar la malherida campaña nacional.

PS