Armenia: la herida de Nagorno Karabaj sigue abierta

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Armenia vive horas de convulsión, entre denuncias de golpe de Estado, tensión con los militares y el riesgo de violencia entre partidarios del gobierno y la oposición en las calles, en

un nuevo coletazo de la dolorosa derrota en el último enfrentamiento en Nagorno Karabaj, tras la ofensiva lanzada por Azerbaiyán con apoyo de Turquía en septiembre de 2020.

Los combates concluyeron poco más de un mes después, tras una intervención mediadora del presidente ruso Vladimir Putin, con la victoria de las tropas azeríes, que ocuparon parte del enclave armenio que proclamó su independencia de Azerbaiyán en 1991. Más de 5 mil soldados armenios murieron en el conflicto.

Ayer, el presidente Armen Sarkisian anunció su negativa a firmar la orden para destituir al jefe del Estado Mayor del Ejército, que el primer ministro armenio, Nikol Pashinian, había decretado el jueves tras acusar a las fuerzas armadas de un intento de golpe de Estado.

“El presidente de la República, en el marco de sus poderes constitucionales, devolvió el proyecto de decreto con objeciones”, dijo en un comunicado la presidencia, considerando que la crisis “no puede resolverse con frecuentes cambios de personal”.

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A primera hora de ayer, unos 5 mil manifestantes de la oposición, que ondearon banderas armenias y pidieron la dimisión del jefe del gobierno, se concentraron ante el Parlamento en Ereván, donde algunos están acampados.

“Hoy Pashinian no tiene ningún apoyo. Pido a los servicios de seguridad y a la policía que se unan al Ejército, que lo apoyen”, dijo durante el acto el ex primer ministro Vazgen Manukian, al que la oposición quiere al frente de un nuevo gobierno. “Estoy seguro de que la situación se resolverá en dos o tres días”, agregó.

Comunicado. Pashinian había calificado el jueves como un “golpe de Estado” un comunicado divulgado por los altos mandos militares tras la destitución de uno de ellos, y dio la orden de cesar en su cargo al jefe del Estado Mayor del Ejército, Onik Garparian.

“El primer ministro y el gobierno ya no son capaces de adoptar decisiones razonables”, sostenía el comunicado divulgado por unos treinta comandantes militares, que expresaron su “protesta decidida” ante la decisión de Pashinian de destituir al “número dos” del Estado Mayor, Tiran Jachatrian.

La derrota en la última guerra en Nagorno Karabaj provocó una grave crisis política en Armenia. La oposición acusa a Pashinian de “traidor”, y sostiene que ya había pactado una derrota antes de que el avance azerí superara las defensas armenias. No solo la cúpula militar ha pedido su renuncia. Toda la oposición, las principales organizaciones de la diáspora y la influyente Iglesia Apostólica armenia también lo han hecho y reclaman elecciones anticipadas.

La respuesta del primer ministro fue sembrar dudas sobre el rol del Ejército durante el conflicto. “Hemos llegado a una etapa en la que, desafortunadamente, no podemos evitar hacer preguntas a algunos altos cargos militares, porque si queremos saber toda la verdad sobre la guerra tenemos que hacer preguntas a estos militares”, afirmó Pashinian en una transmisión por Facebook.

“A nuestros queridos generales no les ha gustado el hecho de que nosotros, el público, la autoridad, civil, el gobierno podamos hacer preguntas sobre algunos hechos, pero es inevitable”, sostuvo. “Debemos saber las respuestas a estas preguntas sobre un combate concreto. Necesitamos entender los lazos entre algunos oficiales y algunos círculos políticos, que eran las personas que se comunicaban con el Ejército durante la guerra”, agregó.

La principal fuerza opositora, el Movimiento de Salvación de la Patria, recibió “con satisfacción” la declaración del máximo mando de las Fuerzas Armadas. “Pashinian ahora está tratando de incitar a nuestra gente a la lucha civil y al derramamiento de sangre”, denunció el movimiento.

Más tarde, los generales del Estado Mayor emitieron un nuevo comunicado en el que reafirmaron su pedido de renuncia para el premier Pashinian. “Es la clara convicción y posición de los generales y oficiales, cuyo objetivo es uno: servir a la salvación de la patria en este momento crucial. Una vez más confirmamos nuestra clara posición”.

El canciller armenio, Ara Ayvazian, se comunicó con su par ruso Serguei Lavrov para mantenerlo informado sobre los desarrollos del conflicto. “Por supuesto, llamamos a todos a la calma”, dijo en Moscú el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, quién sostuvo que “la situación debe mantenerse en el marco constitucional”, aunque recalcó que la crisis política “es un asunto interno” de Armenia.

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