Un delincuente toma el rol de un sacerdote, y una comunidad lo sigue como un jefe espiritual. O más.
La historia que cuenta Corpus Christie es verdad, aunque usted
Un delincuente toma el rol de un sacerdote, y una comunidad lo sigue como un jefe espiritual. O más.
La historia que cuenta Corpus Christie es verdad, aunque usted
no lo crea.
Fue candidata al Oscar a la mejor película internacional el año pasado, cuando Parasite, de Bong Joon-ho, barrió con todos los premios, ése inclusive. ¿Otra hubiera sido su suerte si no estaba la película surcoreana?
Tal vez.
Daniel, que vivía internado en centro de menores polaco, ve cómo cuando los guardias no están atentos, se producen violaciones, flagelos, maltratos de parte de los más poderosos. Y cuando lo envían a hacer un taller de carpintería a otro poblado, entra a una iglesia. Siempre quiso sr seminarista, pero su condición de convicto no se lo permite. Y le dice que es cura a una chica que lo ve en el templo. Ella le cree, el sacerdote del lugar debe emprender un viaje y Daniel pasa a ocupar su lugar.
Pero lo que impulsa el debate, promueve urticaria y hace reflexionar al espectador, más que la toma de identidad que un delincuente hace de un sacerdote, es cómo una comunidad permite influenciarse por líderes, sean éstos legítimos o no.
Bartosz Bielenia en la película que, el año pasado, perdió el Oscar en su rubro con "Parasite". FOTO: MIRADA DISTRIBUTION
Porque hay un conflicto en el pequeño pueblito. Hace un tiempo hubo un accidente automovilístico, las heridas no sanan, y encontrar armonía, empatía y hasta solidaridad parece una utopía.
Daniel incorpora todo lo que escuchó de un cura del que se hizo amigo y confidente en el internado para menores delincuentes, para “guiar” a su rebaño en la iglesia. Se sabe mentiroso, y entonces va de frente, dice cosas como que es un asesino, un pecador, pero se envuelve y envuelve a los feligreses que lo escuchan atentos en una espiral entre tortuosa y sinfín.
De lo que trata la película de Jan Komasa, si se analiza más fino, es cómo las estructuras sociales comienzan a resquebrajarse, se le pierde confianza valor a la autoridad de siempre y surgen como nuevos valores, de acuerdo al parecer y la conveniencia de cada quién.
No parece poco.
Lo que promueve urticaria y hace reflexionar al espectador es cómo una comunidad permite influenciarse por líderes, sean éstos legítimos o no. FOTO: MIRADA DISTRIBUTION
Y menos de la manera en que podamos entender al protagonista. ¿Acaso se “reformó”? ¿O es un embaucador, alguien que engaña para beneficio exclusivo?
Y de la mano de Komasa, que tenía 38 años cuando lo rodó y que con este filme obtuvo 54 premios internacionales, las miradas posibles son muchas. Como sucede en toda gran película, el espectador puede elegir posarse en cualquiera de ellas, y encontrará respuestas en cada una de ellas.
De mirada penetrante, Bartosz Bielenia es un actor del teatro independiente polaco. Y es capaz de cambiar como un camaleón en medio de una misma toma. Puede infundir ternura o temor, desazón o alegría. El director se ha apoyado en él, que está el 90% de la proyección en la pantalla. El público interpreta los movimientos de esa comunidad a partir de lo que expresa Daniel: espera su reacción y -el espectador- obrará en consecuencia cuando salga de la oscuridad de la sala.
"Corpus Christi"
Muy buena
Drama. Polonia, 2019. Título original: “Boze Cialo”. 116’, SAM 16. De: Jan Komasa. Con: Bartosz Bielenia, Eliza Rycembel, Aleksandra Konieczna, Tomasz Zietek. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Cinépolis recoleta, Showcase Belgrano y Norte.
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