¿Revolución en los impuestos o ajuste en los gastos? Europa analiza cómo recuperarse de la crisis

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La salida de Donald Trump y la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca puede tener una consecuencia de fondo inesperada y que podría

marcar la tendencia económica de al menos una década.

Biden, un demócrata clásico que parece seguir una política económica de tradición keynesiana, lanzó esta semana un masivo plan de infraestructuras por valor de dos billones de dólares.

Es un plan al estilo del "New Deal" de Roosevelt que trata de fomentar una masiva creación de empleo a la vez que moderniza las infraestructuras del país -puertos, aeropuertos, carreteras, puentes, ferrocarriles- y prepara a Estados Unidos para la transición energética a la que obliga la lucha contra la crisis climática.

El plan es uno de los más importantes en décadas, pero la novedad está en cómo se pretende financiar. Biden, lejos del consenso de los últimos años, propone que la mayoría de la plata salga de un fuerte aumento del Impuesto de Sociedades (lo que pagan las empresas por sus beneficios), que subiría del 21% en el que lo dejó Donald Trump hasta un 28%.

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Joe Biden presentó un proyecto de infraestructura dos billones de dólares para reactivar el empleo y la economía en EE.UU. Foto: AFP

Joe Biden presentó un proyecto de infraestructura dos billones de dólares para reactivar el empleo y la economía en EE.UU. Foto: AFP

Aumentos de impuestos en Europa

El Reino Unido siguió el rastro. Si alguien esperaba que un gobierno muy conservador como el de Boris Johnson apostara por algo similar a las políticas económicas que en los años 80 implantó Margaret Thatcher mejor que se vaya olvidando.

Londres hará como Estados Unidos y subirá su Impuesto de Sociedades del 19% al 25%. El masivo gasto público del año pasado, de este y lo previsto para los próximos años conllevará más altas impositivas.

La “revolución” fiscal anglosajona llega hasta el Pacífico. El gobierno de Nueva Zelanda –uno de los que se pone de ejemplo por su gestión de la pandemia de coronavirus- anunció que aumentará el salario mínimo a 20 dólares la hora y aumentará los impuestos para los hogares que más ingresan.

El primer ministro británico, Boris Johnson, prevé aumentos de aumentos a las grandes empresas. Foto: DPA

El primer ministro británico, Boris Johnson, prevé aumentos de aumentos a las grandes empresas. Foto: DPA

Esa subida fiscal afectará al 2% de los contribuyentes, los que ganan más de 180.000 dólares al año. Más salarios para las clases sociales más pobres y más impuestos para los más ricos.

La Unión Europea no sigue esos pasos salvo pequeñas modificaciones fiscales en ciertos países.

Los presupuestos españoles de 2021 prevén un aumento de la presión fiscal de 7.000 millones de euros, el 0,62% del PBI. Francia los rebajará en 10.000 millones de euros, un 0,43% del PBI. Minucias comparado con los movimientos anglosajones.

El debate en Europa está en saber cuánto volverán a aplicarse las normas fiscales ahora mismo suspendidas y que llevarían a ajustes fiscales. Pero esos ajustes, de imponerse las preferencias de Bruselas, se harían a través de recorte de gasto, no de aumento de ingresos.

Las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional

La parálisis europea, cuando sobre todo el Reino Unido y Estados Unidos muestran una vía fiscal de más ingresos y más gastos, de más Estado, choca incluso con las recomendaciones del FMI, que ya pide abiertamente que se suban los impuestos a los más pudientes para reducir la brecha de la desigualdad, agravada por la crisis del Covid-19, y evitar un estallido social.

Kristalina Georgieva, titular del Fondo Monetario Internacional. El Fondo advierte sobre un posible estallido social. Foto: AFP

Kristalina Georgieva, titular del Fondo Monetario Internacional. El Fondo advierte sobre un posible estallido social. Foto: AFP

El Fondo dice que los gobiernos deben tomar medidas para cerrar la grieta entre ricos y pobres gastando más y cobrando más impuestos a los hogares más ricos.

El Fondo es claro. Se trata de evitar que la población en general pierda la confianza en la justicia de los sistemas impositivos y en los sistemas del welfare y pueda llegar al estallido social.

Para eso la clave, dice el FMI, es pasar el peso de los impuestos de las clases bajas y medias a los miembros más ricos de la sociedad. El Fondo quiere que los gobiernos sean capaces de hacer que cada hogar reciba ayuda suficiente para reforzar su resiliencia y así se sostenga “la estabilidad social” y con ella la estabilidad económica.

El FMI se apoya en sondeos para asegurar que la población estadounidense y europea muestra “un aumento dramático en su apoyo a políticas fiscales más progresivas”. Pocos gobiernos europeos defienden políticas así a pesar de las graves consecuencias económicas y sociales de la pandemia.

Bruselas, especial

CB