"Alguien muere cuando nadie lo nombra", la lucha de un padre que perdió a su hijo por gatillo fácil

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“Yo tengo un pensamiento”, dice Jorge Rego (62), con una remera y un barbijo que recuerdan a “Bocha”, uno de sus hijos: “Creo que alguien muere cuando nadie lo nombra. De

mi parte, cada vez que me den la oportunidad, voy a estar ahí para hablar de mi hijo. Porque era un crack. Un fenómeno. En cualquier momento se me acercaba, me daba un abrazo y me decía que me amaba”.

El juicio por la muerte de Cristopher “Bocha” Rego comenzó el martes 2 de marzo. En el banquillo hay siete prefectos (una mujer y seis hombres), de los cuales solo dos continúan en prisión.

Pablo Brítez es el principal acusado, por ser el autor material. Se lo acusa de “homicidio agravado”, delito que prevé una pena de prisión perpetua. El veredicto se conocerá el 27 de abril.

El resto está procesado por “encubrimiento e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Ellos ellos son Axel Díaz Guevara, Javier Fernández, Cristian López, Lucila Carrizo, Rubén Viana y Mariano Paredes.

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El padre de la víctima dice que no quiso vivir más, pero que lo salvaron. Foto Andrés D'Elia.

El padre de la víctima dice que no quiso vivir más, pero que lo salvaron. Foto Andrés D'Elia.

“Bocha” tenía 26 años recién cumplidos. En la madrugada del 12 de agosto de 2018, salió de su casa de Parque Patricios y se subió a la camioneta que acababa de comprar. Había recibido un mensaje de su mujer pidiéndole que fuera a buscarla. A ella y a Bastian, el bebé de 40 días que tenían.

Abrigá al bebé que en cinco minutos estoy ahí”, le dijo en el último mensaje que le envió. Estaban en el cumpleaños de la mejor amiga de su mujer.

Pero “Bocha” nunca llegaría: en el camino, cerca de las 2.30 de la madrugada, un control vehicular de Prefectura Naval intentó identificarlo en el cruce de Ancaste e Iguazú, en el límite de Nueva Pompeya y Parque Patricios. Rego no frenó.

Como no había alcanzado a hacer la transferencia, y debía dinero de la camioneta, su familia sostiene que creyó que se la podrían retener, y por ende se quedaría sin trabajo. O que le exigirían una coima que no podría pagar.

Christopher Rego, de 26 años.

Christopher Rego, de 26 años.

Lo concreto es que los prefectos lo persiguieron. Y Pablo Brítez, uno de ellos, le disparó dos veces. Uno de los impactos, dio en la espalda de Rego, que continuó conduciendo. Hasta que a las tres cuadras chocó y se desvaneció.

“Hay un video en el que se ve a la prefecta Lucila Carrizo levantando las vainas y tirándolas a un container”, cuenta Jorge. “Y en lugar de llamar al SAME o llevarlo al hospital Penna, que estaba a cinco cuadras, lo dejaron morir. Cuando llegaron la Policía y los bomberos, los prefectos dijeron no saber qué había pasado. Que seguramente había sido un accidente de tránsito”, agrega.

Algunos de los imputados habían tomado un Uber para llegar a la escena del crimen antes que la Policía Federal.

Brítez, además, entregó su arma reglamentaria con el cargador lleno. Había plantado otros dos proyectiles, en lugar de los que había disparado. A las horas, su coartada se caería. Y los siete serían exonerados y procesados.

Espero que Brítez sea condenado a perpetua. Y que al resto le den el máximo de la pena”, pide. “Liberaron a la mayoría. Y a Lucila Carrizo, que tiene 23 años, le dieron la domiciliaria porque dicen que en la cárcel podía contagiarse de Covid. Así es nuestra Justicia", se queja el hombre.

Pasión por el Globo

En la casa de Jorge hay globos por todos lados. No son de los que se inflan. Es el globo del escudo de Huracán. “Bocha” vivió toda su vida en Parque Patricios, y Jorge siempre lo llevó a jugar al fútbol al club. Al baby y a cancha de once. También iban juntos al Ducó: Jorge, “Bocha” y sus dos hermanos. A todos lados. Recorrieron una buena parte del país. Viajaron a San Juan para verlo campeón contra Rosario Central, por la Copa Argentina.

Otro viaje que hicieron juntos fue a Montevideo, en el marco de una Copa Sudamericana. Pero el recuerdo más lindo de los cuatro juntos en una cancha, dice Jorge, fue en 2015, cuando Huracán le ganó a River la final por la Supercopa Argentina, también en San Juan.

El padre de "Bocha" Rego pide una máxima condena a los responsables. Foto: Andrés D'Elia.

El padre de "Bocha" Rego pide una máxima condena a los responsables. Foto: Andrés D'Elia.

Desde el asesinato de su hijo, Jorge apenas pudo regresar tres veces a la cancha: “Me cuesta mucho. No te puedo decir la cantidad de veces del día que lo pienso. No me lo puedo sacar de la cabeza”.

Durante meses, ni siquiera pudo salir de su casa. Cuenta que lloraba todos los días. Le subió la presión, lo internaron, se agarró neumonía y hasta intentó suicidarse. Y en esos días, dice que conoció a la que denomina su segunda familia: los organizadores de la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil.

Si no fuera por esa gente, yo no estaría vivo. Me dieron muchas fuerzas, me acompañaron. La primera vez que volví a salir de mi casa, fue para ir a una marcha en memoria a Nehuén, otro chico asesinado por las fuerzas policiales. Desde ese día, empecé a militar. A acompañar a las familias que pasan lo mismo que yo. Nos damos fuerza entre todos”. A juicios, a marchas, a jornadas.

La esquina donde mataron a Rego. Foto Guillermo Rodríguez Adami.

La esquina donde mataron a Rego. Foto Guillermo Rodríguez Adami.

En una de las últimas publicaciones de Facebook, “Bocha” contó lo feliz que estaba: “Lo único que me faltaba para sentirme completo era ser papá”. Estaba feliz: con su mujer habían alquilado un departamento en el barrio y había nacido Bastian. Desde su llegada, quiso sumar más ingresos. Con unos ahorros que tenía, le compró la camioneta a un vecino. Jorge le había dado el OK.

“Bocha” quería usarla para el reparto de carne que tenía su papá. Le pidió unos clientes y quería sumar más productos para revender: huevos y supremas. Antes de eso, había trabajo como cajero de un supermercado, en un mayorista de juguetes y haciendo mensajería.

A su velatorio fueron más de 500 personas. La gran mayoría, vecinos, amigos del barrio e hinchas de Huracán, que hicieron una bandera que hoy está en todos los partidos del equipo. En Parque Patricios también lo pintaron. Tiene cinco murales que lo recuerdan. Y que buscan lo mismo que Jorge: que nunca lo olviden. Que nunca dejen de hablar de su hijo.

EMJ - GL