Perú elige presidente

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En un clima dominado por la polarización ideológica, los peruanos concurrirán el domingo a sufragar para elegir al sucesor del presidente interino Francisco Sagasti, así como a 130 congresistas, gobernadores regionales

y representantes ante el Parlamento Andino, golpeados por la crisis sanitaria desatada por el Covid-19 y el derrumbe económico derivada de la pandemia.

La incertidumbre domina los días previos a la jornada electoral. Desde el último lunes, no se puede publicar encuestas en medios de comunicación locales. Según dos empresas encuestadoras –IPSOS y DATUM-, la derechista Keiko Fujimori, limeña de 45 años, hija mayor del ex gobernante Alberto Fujimori, encabeza los simulacros de votación realizados esta semana, pero con mínima ventaja sobre otros cuatro candidatos presidenciales.

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La encuestadora CIT reportó el viernes, basada en su simulacro de votación del 5 y 6 de abril, que el consultor internacional liberal Hernando de Soto y el empresario derechista Rafael López Aliaga pasarían a segunda vuelta. Sobre López Aliaga, apodado como el personaje de dibujos animados “Porky”, se han lanzado sus opositores y los principales medios de comunicación, todavía más desde que anunció que, de llegar al gobierno, expulsará a la empresa brasileña corrupta Odebrecht. Ha sido el único candidato de los 18 postulantes a la presidencia que lo ha dicho. A López Aliaga –líder del partido conservador Renovación Popular e ingeniero industrial de 60 años, que nació en la norteña región de Lambayeque–, sus opositores lo llaman “ultraderechista”. Él lo atribuye a su posición a favor de la familia y en contra del aborto. Ha afirmado que en su partido no hay “pensamiento único”. Como si fuera poco, ha anunciado que cortará los millones de dólares en publicidad estatal en medios de comunicación privados. “Se acabó la ‘mermelada’ (coima, soborno”), ha declarado López Aliaga, varias veces.

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Por su lado, De Soto, economista de 79 años, nacido en la sureña región de Arequipa, que ha asesorado a muchos gobiernos extranjeros en temas de Economía informal y Derechos de propiedad, ha prometido utilizar sus contactos internacionales para sacar al Perú de la crisis sanitaria y económica. De Soto, lidera el partido Avanza país, agrupación que reúne varias tendencias políticas.

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Según Ipsos, Fujimori es seguida por el izquierdista radical Pedro Castillo, el centro izquierdista Yonhy Lescano, De Soto y la izquierdista y simpatizante del régimen chavista Verónica Mendoza. La empresa Datum otorgó el primer lugar a Fujimori, seguida por Lescano.

Lo cierto es que las encuestadoras han venido reportando como en procesos electorales anteriores un alto porcentaje de indecisos (de casi 30%), lo que es interpretado también como la existencia de un voto “oculto”, de personas que son encuestadas y no quieren decir por quién votarán.

Para ganar la elección presidencial en primera vuelta en Perú, se necesita obtener más de la mitad de los votos. Los votos viciados o en blanco no se computan. Si no sucede, los dos candidatos con mayor votación disputarán la presidencia en segunda vuelta, en junio.

Para entender lo que pasa en el Perú (de 33 millones de habitantes), como en otros países, hay que comprender el grado de polarización que se registra en todo ámbito y el descrédito de la clase política, en una nación en la que seis de sus últimos nueve presidentes, desde el 2000, están involucrados en investigaciones por presunta corrupción, están en prisión (Alberto Fujimori) o bajo arresto domiciliario (Alejandro Toledo, en Estados Unidos) por ello.

Para ganar la elección presidencial en primera vuelta en Perú, se necesita obtener más de la mitad de los votos

El fallecido ex presidente Alan García también fue involucrado en una investigación judicial por declaraciones de “colaboradores eficaces” que le atribuyeron sin pruebas reveladas hasta hoy estar vinculado en la presunta recepción de sobornos de Odebrecht, durante su gobierno. Sus defensores culpan de ello a Vizcarra y su poderosa influencia en un sector de la Fiscalía de la Nación y en la Policía Nacional del Perú.

Los grandes medios de comunicación –diarios, televisoras y radios-, que vienen recibiendo desde hace muchos años millones en publicidad estatal, reflejan también el grado de independencia con el gobierno de turno en función de esas contrataciones. Algunos juegan en pared con ONGs, que reciben financiamiento extranjero sin fiscalización, cuando se trata de denunciar solo a ciertos políticos.

Perú, con 25 millones de electores, ostenta un nuevo “récord” mundial de cara a las elecciones. Es el país que peor ha manejado la pandemia, según un análisis publicado esta semana por el Financial Times. Y esto porque han muerto más personas por millón, no hay camas UCI, no hay oxígeno y, tan grave como ello, el gobierno de Sagasti negoció la compra de un millón de vacunas chinas Sinopharm, por un precio de casi 24 dólares cada una, en una operación oscura, según la prensa local. Pero si la ineptitud de un gobierno es criticable, cuando aquella se combina con casos de corrupción es perniciosa.

La coyuntura ha quitado la atención sobre la corrupción generada en el Perú por los millones de dólares en sobornos pagados por la constructora Odebrecht a varios de los últimos gobiernos.

De los otros candidatos, también se ha pronunciado ferozmente contra Odebrecht el ex alcalde Rafael Santos, autoproclamado “cazador de lagartos”, en alusión al hoy vacado presidente Martín Vizcarra (2018-2020), investigado por haber recibido presuntos sobornos para que dos empresas ganen concesiones en la región de Moquegua, durante su mandato como gobernador.

El apodo de lagarto a Vizcarra se le puso a raíz de la publicación del libro El Perfil del lagarto. Biografía de un político con sangre fría, escrito sobre la vida política de Vizcarra por el periodista Carlos Paredes.

La coyuntura ha quitado la atención sobre la corrupción generada en el Perú por los millones de dólares en sobornos pagados por la constructora Odebrecht a varios de los últimos gobiernos.

Vacunagate

Imposible olvidar, en estos días, el llamado “Vacunagate”, que retrata a un país donde el funcionario inescrupuloso se aprovecha de su cargo para hacerse de un bien o un servicio.

Nada menos que Vizcarra fue el primero de muchos funcionarios que se vacunó e hizo vacunar a su esposa, hermanos y otros miembros de su familia, en octubre pasado, antes de que lo declararán incapaz para seguir gobernando el país. Fue un capítulo más en la historia de la corrupción en el Perú, que reportamos en un despacho anterior. Vizcarra se declara inocente y hoy postula al Congreso, por el partido Somos Perú.

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Vizcarra fue el primero de muchos funcionarios que se vacunó e hizo vacunar a su esposa, hermanos y otros miembros de su familia

Dos ministras del gobierno de Sagasti y decenas de sus funcionarios se vacunaron indebidamente, pero el jefe de Estado, nombrado por el Congreso en noviembre para superar una crisis política derivada de la vacancia de Vizcarra, sigue diciendo que dejará el poder sin casos de corrupción. Todo parece relativo, según la posición política del personaje que hable sobre corrupción, en la tierra del Imperio de los Incas.

Son días en los que cientos de personas se agolpan en las afueras de hospitales a la espera de una cama para un familiar con el virus. En el peor de los casos, los enfermos por COVID esperan sentados por un pase a emergencia. Algunos han muerto antes de recibir el llamado.

De la emergencia en la que se encuentra el Perú, con una economía que retrocedió 11,12% en el 2020 –la mayor en 30 años- y el dólar con subidas en los últimos días, tendrá que sacarlo el gobierno de su próximo presidente.

*Periodista peruana. (@gloriagrandag).

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