UNICEF y la Sociedad Argentina de Pediatría defienden las clases presenciales: "La escuela no es un factor de riesgo"

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Más allá del tono de voz, algo falto de aire, de un presidente ya vacunado contra el coronavirus que habla en cadena nacional el mismo día que recibe el

alta por esa infección, la sorpresa de las restricciones fue una sola: el fin, hasta el 30 de abril, de las clases presenciales en el AMBA.

Este jueves a la mañana, horas después del anuncio y en medio del debate sobre si la Ciudad acatará o no la vuelta a la educación 100% virtual, UNICEF y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) elaboraron un comunicado en el pidieron a las autoridades a que esta decisión de la no presencialidad escolar sea "durante el menor tiempo y lo más sectorizado posible". 

Poco antes de la difusión de este comunicado, desde el organismo dependiente de Naciones Unidas que vela por el bienestar de niños, niñas y adolescentes habían anticipado a Clarín que adelantarán la publicación de los resultados de un estudio cuali-cuantitativo que muestra que la mayoría de las y los estudiantes encuestados mostraban "ansiedad" por el temor a futuro de que pase lo que hoy ya es un decreto: que vuelvan a cerrar las escuelas.

"Con protocolo (se refiere a las burbujas), como lo vimos en la experiencia en el mundo y en estas semanas en el país desde la app Cuidar Escuela, el ámbito educativo no es un ámbito de contagio. Si es inevitable por el aumento de contagios, le pediremos al Gobierno que las escuelas sean lo último que se cierre", señaló Luisa Brumana, epidemióloga de formación y responsable de UNICEF en Argentina.

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El comunicado de UNICEF y la SAP marca muchos puntos ya conocidos sobre los beneficios de la presencialidad. Pero uno se destaca: las consecuencias del encierro.

"La situación de encierro, la falta de interacción social, la pérdida del trabajo, y la incertidumbre general que ha originado esta pandemia es el ambiente propicio para aumentar el estrés y las situaciones de violencia. A ello debemos sumarle las inequidades sociales, puestas en evidencia por la pandemia, que se han recrudecido y aumentan el abismo educativo entre quienes acceden al uso de la tecnología y quienes carecen de la misma", se lee.

Lo ya debatido durante el 2020, las disparidades sociales, vuelven a la conversación hoy. "La escuela educa, crea lazos sociales, alimenta, da refugio, democratiza conocimientos, orienta y contiene. La escuela habilita un espacio y constituye un tiempo que crea libertad e igualdad. Su interrupción tiene consecuencias graves a corto y largo plazo para las economías y sociedades. Cuanto más tiempo las infancias y adolescencias, especialmente aquellas en condiciones de vulnerabilidad, dejen de asistir a las escuelas, menos probable es que regresen".

Respecto de los contagios, apunta que "la escuela no es un factor de riesgo: la responsabilidad de que continúe así recae en los adultos responsables del cumplimiento de los protocolos elaborados y en la construcción y aplicación de las medidas sociales necesarias para sostener la presencialidad, tanto en la escuela como en las familias.

"Hemos trabajado en forma ininterrumpida en los últimos meses, con todas las autoridades sanitarias y educativas, en la generación de ambientes seguros en la escuela, hacia una presencialidad cuidada y controlada, a través de la implementación de protocolos específicos. Los resultados de seguridad escolar hasta el momento han sido muy satisfactorios y niños, las niñas y adolescentes han abrazado con esperanza y responsabilidad esta nueva instancia educativa, viéndose ahora privados de la misma en determinadas jurisdicciones del país", sostiene el texto.

Más allá de la grieta

No se puede escapar de este tema la disputa puntual entre Fernández y  Horacio Rodríguez Larreta, por la restricción escolar que arrancará el lunes. De hecho, en conferencia de prensa, el jefe de Gobierno porteño ya dijo que hará "todo lo que esté al alcance de nuestras manos para que el lunes los chicos estén en la escuela" y que presentará un amparo a la corte. En el diálogo ocn este diario, Brumana se para en el medio de esa grieta. Remarca a la escuela como "segura", no sólo del Covid sino también de muchas situaciones de "hambre y violencia doméstica".

"Es entendible que en un contexto epidemiológico se tomen medidas así. Por la falta de presencialidad, muchos perdieron la continuidad educativa (NdR: se refiere a los meses previos de escuelas cerradas). Pero ahora hay que tener en cuenta más que eso, hay que fijarse en la salud mental de niños, niñas y adolescentes. La pandemia generó afectaciones emocionales y ya hay un agotamiento de la capacidad de adaptación de los chicos", puntúa.

Los resultados del nuevo estudio de UNICEF tenían prevista su publicación para mayo. Ocurrirá mucho antes. La representante del organismo quiere que las autoridades conozcan un dato en particular que se desprende de esas encuestas a 800 alumnos y alumnas de 0 a 18 años y a sus familiares.

"La mayoría mostró la ambivalencia de sentir alivio por regresar a la escuela y, a la vez, la ansiedad por si se termina", anticipa. Además, En el grupo de 0 a 6 años, se destacó también que mientras no hubo presencialidad manifestaron "alteraciones en el hambre y en el sueño".

Brumana también marcó tres emociones que pisaron fuerte en el análisis del estudio. Angustia. Enojo. Tristeza.

"Más allá de los debates en cada jurisdicción (por el conflicto puntual Nación-Ciudad), pedimos que donde los datos epidemiológicos acompañen y no se den la mayoría de los contagios, las escuelas siempre continúen abiertas", cierra.

AS