Con el déficit en alza, ¿hay colchón para pagar el nuevo bono de $ 15.000?

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Con la economía en rojo, el bono de $ 15.000 que el Gobierno pagará en el nuevo confinamiento obliga a rearmar las cuentas fiscales para seguir cubriendo agujeros.

El presidente

Con la economía en rojo, el bono de $ 15.000 que el Gobierno pagará en el nuevo confinamiento obliga a rearmar las cuentas fiscales para seguir cubriendo agujeros.

El presidente

Alberto Fernández anunció hoy que se otorgará una ayuda de $ 15.000 a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), por embarazo (AUE) y a los monotributistas de las categorías A y B.

Ese universo supera las 3,5 millones de personas en todo el país. Respecto del bono de $ 15.000, el presidente dijo que "accederán todos los que se vean afectados" por las nuevas restricciones que, por el momento, se aplican en el Área Metropolitana de Buenos Aires.

Y detalló que si se adhieren las provincias a los cierres quienes viven en esos distritos también recibirán la ayuda. Entonces la cantidad de beneficiarios varía de 4,5 millones si llega a todo el país a 1,8 millones si es solo para AMBA.

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Lo mismo ocurre con el costo fiscal que se mueve entre $ 70.000 millones y $ 25.000 millones, según cuantos bonos se paguen.

De todos modos, el costo estará por debajo del que generó el año pasado el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el bono de $ 10.000 que llegó a 9 millones de personas. Cada uno de los tres pagos que hubo en 2020 tuvo un desembolso fiscal de $ 90.000 millones.

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¿De dónde saldrán los recursos?

Esta tarde, la titular de ANSES,Fernanda Raverta, dará detalles de cómo será el nuevo pago y a quiénes llegará.

Sin esas precisiones, los economistas diseñan distintos escenarios para evaluar el impacto fiscal de la medida.

Para Fernando Marull, director de FMyA, si los beneficiarios son 3 millones, el costo fiscal de la medida serán $ 45.000 millones, 0,1 puntos del PBI.

Esto es un cuasi IFE ajustado por inflación. Puede financiarse con mayores impuestos -hasta ahora no hubo anuncios en ese sentido- con más deuda o con “maquinita”, o sea, emisión monetaria. Y también reasignando partidas, como se hizo en su momento con el IFE”, dijo Marull.

Para Marull, por ahora el impacto sobre la actividad de las nuevas restricciones, “viene siendo suave, ya que las medidas son más acotadas que las del año pasado. Por ahora los sectores afectados son el 10% de la actividad, aunque habrá otros que serán afectados indirectamente por menor demanda”.

“Las medidas que se implementaron hasta ahora son más acotadas en términos de impacto económico que las del año pasado, cuando estuvieron cerradas muchas actividades, incluso la industria”, señaló Martín Vauthier, director de la consultora EcoGo.

A esto se agrega que “el espacio de respuesta fiscal y monetario hoy también es mucho más limitado. El año pasado hubo un déficit del 6,5% del PBI con deterioro del balance del Banco Central”.

Para este año, la previsión es que el déficit fiscal llegue al 4,5%, en medio de las presiones cruzadas entre la necesidad de ordenar las cuentas para llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario y la urgencia para sumar capital político de cara a las elecciones.

Si el nuevo bono se limita solo al AMBA y es por única vez, “tendría un impacto fiscal de $ 25.000 millones, equivalente al 0,06% del PBI. Así la totalidad del “gasto Covid” para este mes, incluyendo vacunas, REPRO, Tarjeta Alimentar y este bono, representa el 0,15% del PBI para abril. El año pasado era de 0,5% al mes”, apuntó Vauthier.

"La economía tiene mucho menos colchón que el del año pasado. Argentina sigue fuera del mercado de crédito con los actuales niveles del riesgo país. Y financiar el aumento del gasto vía emisión monetaria también tiene riesgos, ya que podría llevar a mayores presiones cambiarias", detalló.

Guido Lorenzo, director de LCG, calcula que el nuevo bono tendrá entre 3 y 4,5 millones de beneficiarios, con un costo máximo de $ 70.000 millones, entre 0,2 y 0,3% del PBI. “Es un número que no se puede montar así de fácil al 4,5% de déficit que ya carga el Presupuesto”.

“Lo que me preocupa es que el año pasado el gasto de asistencia directa de IFE y el ATP fue 2 puntos del PBI en 7/8 meses y ahora el gasto es de 0,2% en solo quince días”, señaló Lorenzo.

Este tipo de medidas "crean una falsa ilusión de que podés resolver problemas cuando en realidad los estás agravando. Es más fácil repartir beneficios que quitarlos después".

AQ