La historia del policía que rechazó un bolso con una coima de $ 11 millones: "Hice lo que tenía que hacer"

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A Marcos Arce le gustaba jugar a "la etiqueta". Las reglas eran sencillas: tirar piedras para intentar voltear un ladrillo. El que lo lograba se llevaba las marquillas de cigarrillo que

habían puesto abajo, botín preciado en épocas en la que chicos y grandes las coleccionaban.

A él no le molestaba tanto ganar o perder, pero no soportaba la trampa: controlaba que todos respetaran la distancia de tiro y que nadie intentara sacar ventaja.

Esa obsesión lo persigue hoy, a los 40 años. Por eso asegura que no dudó ni un segundo cuando un ladrón le ofreció quedarse con los 11 millones de pesos que había robado unos minutos antes, a cambio de que lo dejara escapar.

Marcos Arce trabaja en la Policía de Córdoba desde hace 15 años.

Marcos Arce trabaja en la Policía de Córdoba desde hace 15 años.

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"Le contesté que estaba equivocado. Que mirara mis borceguíes, gastados de trabajar todas las noches. 'Nací honesto y voy a morir así', le aclaré", explica Arce a Clarín desde su casa del barrio Yofre, en la ciudad de Córdoba.

En un rígido lenguaje policial del que pocas veces se corre, y en el que muchas veces se presenta como "el suscripto", Arce relata lo que sucedió la madrugada del Domingo de Pascua.

Cerca de las 3.20 un vecino del centro de la capital cordobesa se comunicó al 911 para denunciar que había ruidos extraños en los techos de la tradicional Tienda Los Ángeles.

Los primeros en llegar fueron dos policías que estaban por la zona. Pocos minutos después se sumó Arce y un cuarto agente. Los asaltantes escaparon por los techos. Uno de ellos saltó hacia la peatonal y fue atrapado. Sus tres cómplices se refugiaron en un edificio abandonado del diario La Voz del Interior.

El dinero robado en la tienda Los Ángeles, en Córdoba

El dinero robado en la tienda Los Ángeles, en Córdoba

"Recorrimos piso por piso hasta que encontramos a los asaltantes refugiados en una habitación. El jefe de la banda se dio cuenta que yo estaba a cargo y me empezó a hablar. Me dijo que estaban desarmados, que eran profesionales y que si los dejaba ir me podía quedar con la plata", cuenta Arce.

El ladrón le entregó al policía el bolso en la que estaba el dinero robado minutos antes de la caja fuerte de la tienda, a la que habían ingresado por un ventiluz.

Arce rechazó la propuesta, detuvo a los ladrones y buscó un testigo. "El bolso no se volvió a tocar hasta que el fiscal autorizó contar el dinero. Revisamos billete por billete", explica el policía.

El resultado del impactante: 52 mil dólares, 1.750 euros y 2.880.000 pesos. Lo que Arce gana en 140 meses de trabajo.

Dos semanas después, el oficial no se arrepiente de su decisión. Dice que su premio fue ver la cara de alivio del dueño del comercio al recuperar la plata y recibir de la mano de la jefa de la Policía de Córdoba, Liliana Rita Zárate Belletti, una placa en reconocimiento por su trabajo.

Aunque dice que quienes lo conocen no se sorprenden con su reacción, admite que recibió algún comentario sobre cómo hubiera cambiado su vida si aceptaba la propuesta de los ladrones.

"Yo le contesto que la plata no me cambia la vida. Me la cambiaría que mi hijo me dejara de querer", resume con orgullo. Su voz se quiebra cuando habla de Tobías, de 14 años. Viven los dos solos desde que el nene tiene 6 y se mudó con él, luego de que se separara de la madre del chico.

"Tobías me dio la satisfacción más grande cuando publicó una foto de una entrevista que me hicieron y puso 'grande crack' como mensaje. Fue el mejor regalo que me podrían haber hecho", explica.

Aunque sus vecinos no le hablan de otra cosa, él asegura que siente un poco de vergüenza. "Hice lo que tenía que hacer", dice.

Una vocación familiar


Arce decidió ser policía muy chico. Tenía 10 años cuando su papá, también agente de la Policía de Córdoba, desactivó un explosivo en un predio militar que iba a visitar el presidente Ricardo Alfonsín. En su casa conserva los recortes de diarios con la crónica de ese día.

Aunque tenía clara su vocación, tardó en plasmarla porque su papá se resistía. Quería otro futuro para él. Por eso lo incentivó a estudiar. Arce se recibió de técnico en Programación mientras jugaba al fútbol. Llegó a la Reserva de Racing de Córdoba, pero una lesión en la rodilla cortó su carrera como volante central. 

El recorte que Arce conserva con el episodio en el que intervino su papá.

El recorte que Arce conserva con el episodio en el que intervino su papá.

Fue la señal de que tenía que seguir su instinto. Se anotó en la escuela de oficiales y entró en la Fuerza hace 15 años. Actualmente está a cargo de la Tercera Compañía de Cuerpo de Vigilancia Especial, destinada a la custodia del casco histórico de la capital provincial.

"Mi papá falleció en 2017. Ojalá hubiese estado vivo para ver esto. Lo que él se merecía hoy lo está viendo del cielo", se lamenta.