Coronavirus: los 5.000 alumnos secundarios de la UBA sin clases presenciales en la Ciudad por el DNU presidencial

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“Gestionar una pandemia en estas condiciones es muy difícil”, dicen que afirmó Alberto Barbieri, rector de la Universidad de Buenos Aires, cuando se desencadenó el conflicto de las clases presenciales entre Nación y

Ciudad, que ahora se dirime en la Justicia. La UBA no la tiene fácil: sus fondos dependen del gobierno nacional, pero cinco de sus seis escuelas están en la Capital Federal.

Esta situación hace que mientras la mayoría de los alumnos de las escuelas secundarias porteñas están yendo a clases, los que van al Nacional de Buenos Aires, al Carlos Pellegrini y a otros tres colegios dependientes de la UBA debieron volver a la virtualidad.

Por motivaciones políticas y jurídicas, se da un contrasentido: a pesar de ser todos estudiantes del mismo distrito, los regímenes de presencialidad entre unos y otros -a partir de un conflicto que los excede- son diferentes. Es otro de los coletazos de las restricciones adoptadas sin consenso.

¿Por qué las escuelas de la UBA no acataron el fallo de la Justicia porteña? “Nos amoldamos al DNU presidencial. Nuestra jurisdicción no es la Ciudad, porque la universidad es nacional”, explicó una fuente del entorno de Barbieri. También está la cuestión de la autonomía universitaria. A lo que respondieron: “Somos autónomos, no extraterrestres”.

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Todo se dio contrarreloj: el viernes, Alberto Fernández anunció que se interrumpía la presencialidad escolar. El sábado se reunió con Horacio Rodríguez Larreta y no se entendieron. El domingo a las 17 hubo una asamblea extraordinaria de la UBA en la que se decidió acatar el decreto. Por la noche falló la Cámara porteña que repuso las clases presenciales.

Pronósticos

En la UBA creen dos cosas: por un lado, que la Corte o la Justicia Federal le darán la razón a Fernández en la pelea con Rodríguez Larreta; por otro, que la interrupción de la presencialidad efectivamente será por 15 días. Aunque son concientes de que todas esas cuestiones entran en el terreno de la especulación.

En concreto, y en lo que a las autoridades de la universidad parece preocuparles, bajó una orden directa del Rectorado de poner a raya a los docentes, para que garanticen la sustentabilidad de las clases virtuales. Esto significa, a trazo grueso, que realicen la mayor cantidad de Zooms posible. Ese fue uno de los puntos más débiles de la virtualidad durante el ciclo lectivo 2020.

“Arrancamos este lunes con la virtualidad mucho más organizados que el año pasado”, aclararon desde las oficinas de Viamonte 444 con cierta intranquilidad. Y es porque se aproxima una encrucijada, que por ahora no saben cómo resolverán, tanto si el DNU es renovado dentro de 15 días como si se suspende.

Tanto el Buenos Aires como el Pellegrini tienen turno vespertino, cuyo horario termina cerca de las 22. Si la Corte fallara a favor de Rodríguez Larreta, tendrán que ver cómo hacen para que esos alumnos puedan concurrir a las aulas si sigue haciendo toque a partir de las 20. No sea cosa que también, dentro de esas mismas escuelas, pase a haber dos turnos presenciales y uno virtual.

PS