Europa se adelanta a la cumbre climática de Joe Biden y acuerda un ambicioso plan de reducción de emisiones

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La “ley clima” europea ya tiene su pieza básica. Las instituciones de la Unión Europea y los gobiernos del bloque alcanzaron un acuerdo en la madrugada de este miércoles para que

la reducción de emisiones contaminantes llegue en 2030 al 55% tomando como referencia las emisiones de 1990.

Es un aumento de 15 puntos desde el 40% que regía en la normativa europea hasta ahora y acerca al bloque la eliminación de las emisiones contaminantes en 2050.

El pacto es un punto medio entre el 50% que querían más de la mitad de los Estados miembros y el 60% que exigía el Parlamento Europeo, que siempre va unos años por delante en materia de lucha contra la crisis climática.

Cumbre climática

El anuncio llega justo a tiempo para que la Unión Europea lo presente en la cumbre (por videoconferencia) que Estados Unidos celebrará este jueves y viernes.

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Marcha contra el cambio climático en Londres en febrero de 2020. Foto: dpa

Marcha contra el cambio climático en Londres en febrero de 2020. Foto: dpa

En esa cumbre se espera que el gobierno estadounidense anuncie sus propios objetivos de reducción de emisiones. También participará China y se espera incluso al presidente brasileño Jair Bolsonaro, dirigente que se ha creado una imagen de villa medioambiental de la que intentará deshacerse.

El objetivo oficial es un 55% pero en realidad es un 52,8%. Esos 2,2 puntos que faltan se logran aumentando la capacidad de captura de carbono en sumideros bajo tierra. Si se cumplen las previsiones sobre esa tecnología, explican fuentes comunitarias, se podría llegar a una reducción del 57%.

No todos están contentos

El acuerdo no deja contento a nadie. A los que querían más ambición porque por ejemplo el 55% de reducción de emisiones es un objetivo a nivel europeo que debe cumplir la Unión Europea como bloque pero no cada Estado miembro. Quiere decir que se podría conseguir con Suecia reduciendo sus emisiones un 80% y Polonia un 30%.

Los ecologistas en el Parlamento Europeo también lamentan que no se incluya en la reducción de emisiones dos sectores altamente contaminantes como la aviación y el transporte marítimo, aunque en principio se incluirá en la “ley clima” que prepara la Comisión Europea. Tampoco hay un calendario claro para que los Estados dejen de subvencionar combustibles fósiles.

También incluye avances que aplauden los más ecologistas, como la creación de un Consejo Científico Europeo que fiscalizará las políticas de los gobiernos y emitirá recomendaciones. Aunque sean sólo recomendaciones a ningún gobierno europeo le gusta que le señalen malas políticas desde la Comisión Europea. La negociación acordó también que todas las futuras propuestas legislativas, también las presupuestarias, sean coherentes con la reducción de emisiones.

Pascal Canfin, uno de los hombres en Bruselas del presidente francés Emmanuel Macron y presidente del comité de Medio Ambiente del Parlamento Europeo quiso señalar la parte positiva: “vamos a hacer en nueve años dos veces y media más esfuerzo del hecho en diez años”. La clave es que ahora la reducción de emisiones deja de ser una promesa política para ser una obligación legal.

El vicepresidente de la Comisión Europea encargado de la lucha contra la crisis climática, Frans Timmermans, reaccionó diciendo que el acuerdo era “un momento histórico para la Unión Europea. Refuerza nuestra posición en el mundo como líderes en el combate contra la crisis climática. Para el gobierno portugués, que ostenta la presidencia semestral de la Unión Europea, el acuerdo sirve también “como una señal fuerte al mundo”.

Bruselas, especial