El River de Gallardo y un dilema "de fondo": ser efectivo con línea de 3 o gustar defendiendo con 4

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El sistema de juego con una línea de tres o de cinco, de acuerdo a las circunstancias de los partidos, es el que más resultados le dio a River en el

último año y medio. Con ese esquema, conformado por tres marcadores centrales y dos laterales, el equipo de Marcelo Gallardo obtuvo el 79 por ciento de los puntos que tuvo en juego. En cambio, con la línea de cuatro el porcentaje baja a 61 y perdió más veces.

Desde enero de 2020, cuando Gallardo empezó a utilizar la línea de tres/cinco con continuidad, River disputó 26 partidos con ese sistema de juego. Ganó 20, empató 2 y perdió 4. Además, hizo 55 goles y le convirtieron 11. Tuvo 17 vallas invictas.

En cambio, con línea de cuatro, de 41 partidos, ganó 21, empató 12 y perdió 8. Anotó 79 goles y le metieron 47. Además, tuvo 13 vallas invictas.  

Los goles también marcan la tendencia. Con línea de tres, el promedio de tantos anotados le da 2,11 y el de los que le convirtieron es de 0,42. Con cuatro, los que hizo en el arco rival baja a 1,92. Y los que les metieron sube a 1,14.

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La línea de tres/cinco, entonces, si bien le cambia el orden del juego y lo hace más vertical y le quita brillo, le da más eficacia. Aunque no sea su esquema predilecto, Gallardo lo sabe. "No cambia la esencia, pero con ese esquema tenemos ataques más directos, más prácticos, sin tanto control y posesión. Generábamos mucho y concretábamos poco, y nos atacaban poco y nos convertían. Esta vez atacamos menos, fuimos eficaces y no sufrimos demasiado. No cambian las formas, pero varía un poco el sistema de juego”, afirmó el Muñeco luego del triunfo sobre Junior en el Monumental. 

Marcelo Gallardo y su ladero, Matías Biscay. Foto: MARCELO CARROLL.

Marcelo Gallardo y su ladero, Matías Biscay. Foto: MARCELO CARROLL.

El ejemplo más cercano y concreto de cómo le redituó más la línea de tres/cinco fue en las semifinales contra Palmeiras. Con cuatro jugadores atrás y un extremo izquierdo para formar un tridente de ataque (en un sistema 4-3-3) cayó 3-0. En la vuelta, sin Jorge Carrascal, quien había sido expulsado en la ida, River ganó 2-0, jugó un partidazo y -con fallos controversiales del VAR en el medio- estuvo muy cerca de la épica.

La línea de tres/cinco le permite tener más solidez defensiva y darle seguridad a los marcadores centrales, no acostumbrados a jugar tanto tiempo a campo abierto. Y a los laterales les da alas para que puedan ser más volantes y hasta extremos con mayor tranquilidad. River basa su juego mucho en lo que produzcan Montiel y Angileri por las bandas. Aunque este modo de jugar, a veces, le quita sorpresa en el ataque y el mediocampo queda inconexo y desprotegido.

Gallardo echó mano a este sistema en enero de 2020 para las últimas fechas de la Superliga 19/20 que perdió en la última fecha y quedó en manos de Boca. Lo hizo para encontrarle una solución a la partida de Exequiel Palacios, el jugador que más extraña. Es que el tucumano le daba el equilibrio en la mitad de la cancha al cumplir varias funciones. Tenía el pase justo, iniciaba los circuitos de ataque y ayuda en la recuperación a Enzo Pérez.

El Muñeco intentó buscar otras soluciones. Jugó con un 4-3-3 y colocó extremos. En varios partidos le dio resultado pero en otros el equipo mostró fragilidades. Y contra Fluminense y San Lorenzo puso a Milton Casco para sumar un cuarto volante. Ya lo había hecho en algunos partidos de finales de 2020 pero con Bruno Zuculini. No lo convencieron. Entonces, con Robert Rojas ya recuperado de un desgarro, volvió a jugar con tres marcadores centrales.

El paraguayo Robert Rojas regresó ante Junior. Foto: Natacha Pisarenko / POOL / AFP)

El paraguayo Robert Rojas regresó ante Junior. Foto: Natacha Pisarenko / POOL / AFP)

Con ese esquema fue con el que Gallardo sorprendió en la final de ida de la Copa Libertadores 2018, en la Bombonera, contra Boca. La línea de tres estuvo integrada por Lucas Martínez Quarta, Jonatan Maidana y Javier Pinola. Y Montiel y Casco, los laterales en aquel partido, fueron volantes cuando River atacaba. Es que esa es la idea del entrenador. Que el sistema sea más un 3-3-2-2 que un 5-3-2.

Aquella vez fue una estrategia ante una circunstancia puntual. En el último tiempo, ese esquema se hizo más habitual. Y cuando parecía que quedaba archivado, el Muñeco lo reflotó para intentar darle más seguridad y solidez al equipo. El transcurso de los partidos dirá si la línea de tres/cinco volvió para quedarse. Se verá...