La gente había fallado antes que la Corte: alta presencialidad, poco Covid y paro inexistente

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¿Qué hubiera pasado desde este miércoles si la Corte Suprema fallaba en contra de la presencialidad en las escuelas porteñas? La pregunta, inchequeable, contrafáctica, no sólo apunta a la

especulación política, a qué hubieran hecho el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y el presidente Alberto Fernández. La duda se centra básicamente en cómo hubieran reaccionado los padres y los alumnos. Los de de la Ciudad, pero también ese 10% de bonaerenses que completan las nóminas de los colegios de CABA.

A su manera, como en otros ámbitos durante la pandemia de coronavirus, la sociedad impuso su propia lógica. No se enredó con la pelea política ni la judicial y aplicó su propia experiencia sanitaria. Así, hubo un solo día en estas más de dos semanas de controversia en el que se sintió en las aulas el impacto de la pelea. Fue el lunes 19 de abril.

El Presidente había anunciado imprevistamente unos días antes el cierre de las escuelas porteñas, como le reclamaba el gobernador Axel Kicillof. Pero sobre el filo de la entrada en vigencia del cepo educativo, Larreta consiguió un aval judicial para mantener las instituciones abiertas y avisó pasadas las 22 del domingo 18 su decisión de no innovar.

El jefe de Gobierno Horacio Rodriguez Larreta, con el vice Diego Santilli y la ministra de Educación, Soledad Acuña, en una de las conferencias en las que defendieron la presencialidad en los colegios. Foto: Federico López Claro.

El jefe de Gobierno Horacio Rodriguez Larreta, con el vice Diego Santilli y la ministra de Educación, Soledad Acuña, en una de las conferencias en las que defendieron la presencialidad en los colegios. Foto: Federico López Claro.

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Los gremios docentes, alineados con el Frente de Todos, confirmaron que mantenían su decisión de parar y aquel lunes del debut se calcula que la presencialidad bajó al 60%. Algunas escuelas ni siquiera llegaron a abrir por la incertidumbre y optaron por pasar unilateralmente a la virtualidad. Pero desde entonces, aun con un nuevo fallo judicial a favor del cierre, la apertura de colegios porteños superó en promedio el 90%.

Y no sólo las escuelas abrieron: según datos oficiales, la asistencia desde entonces rondó entre el 80% y el 85%. Más allá de la controversia, los padres mandaron los chicos a la escuela. Y más allá del paro anunciado, los docentes también fueron en su mayoría a trabajar. ¿Apoyo a la medida educativa/sanitaria o remedio para que el Gobierno porteño no les descuente los días de huelga?

En paralelo, siguieron corriendo dos variables que influyeron y se retroalimentaron para que la sociedad continuara con su propia dinámica.

Alberto Fernández y Axel Kicillof a principios de marzo. Ambos se oponen a la presencialidad en las escuelas del AMBA en estos momentos.

Alberto Fernández y Axel Kicillof a principios de marzo. Ambos se oponen a la presencialidad en las escuelas del AMBA en estos momentos.

1) Como adelantó Clarín, por un lado bajó la circulación en transporte público pese a que se mantuvo la presencialidad escolar. Pueden haber influido los mayores controles, las campañas de concientización y, en el número general, también las restricciones nocturnas. En la primera semana, hubo 13% de pasajeros menos colectivos, y 9% menos en subtes y trenes. Y este lunes (ya con más limitaciones y controles todavía respecto al anterior), el uso de los tres medios bajó entre 2 y 3 puntos porcentuales más.

2) El otro aspecto, fundamental, es que siguieron siendo bajos los contagios en los colegios. Según datos del Gobierno porteño, afectó a sólo el 1,54% de los alumnos, docentes y personal que asisten a los colegios desde el 17 de febrero (10.763 sobre un universo de unos 700.000). Actualmente, hay unos 1.142 casos activos (0,16% del total) y se mantienen 625 burbujas aisladas (1,39% del total). 

Esto se da en paralelo a una caída general de contagios en la Ciudad, aunque aún en niveles muy altos: el promedio de casos en los últimos 7 días fue de 2.325, cuando hasta hace poco más de una semana orillaba los 2.900.

Pese a esta buena noticia, por cómo se comporta la enfermedad aún se transcurre un pico de utilización de camas de terapia intensiva (arriba del 80%) y se está ante un incremento en las muertes por Covid: 51 en promedio la última semana de residentes en CABA, el doble que en la primera quincena de abril. De consolidarse la baja en los contagios, de a poco debería ir repercutiendo en las camas y los fallecidos.