Como "cebollas": los chicos se quejan del frío en las aulas y los expertos dan consejos para estudiar con ventanas abiertas

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Los primeros días de frío empiezan a colarse en las aulas. Mayo inició sumido en la segunda ola de una pandemia que obliga a los colegios donde se mantienen

las clases presenciales a tener ventanas y puertas abiertas para renovar el aire y así, evitar la propagación del virus SARS CoV-2 y reducir la incidencia de enfermedades respiratorias. 

“La helada que sentimos hoy en las manos no tiene nombre”, fue el comentario generalizado entre varios estudiantes de diferentes niveles y establecimientos educativos porteños , repetido varios días esta semana. “A Libertad le costó concentrarse en clase. Me contó que se frotaba las manos todo el tiempo y en el recreo corría junto a sus compañeros para entrar en calor”, describe Delfina Arimayn por teléfono mientras retira a su hija del Colegio Buenos Aires y señala que, antes de la vuelta a casa, pasará por un negocio a comprarle guantes de lana o frisa.

Abrigada. A Libertad le costó concentrarse en clase por el frío.

Abrigada. A Libertad le costó concentrarse en clase por el frío.

Martina sabe que los próximos meses deberá convivir con bajas temperaturas. Fue al colegio Rawson más abrigada que de costumbre, pero en sus manos sintió mucho frío. Ese fue el tema de conversación con sus amigas. Se les pusieron coloradas y les costaba sostener el lápiz para escribir. “Mañana voy a tomar el recaudo de abrigarle las manos con guantes sin dedos y tapa. Intento reforzar sus defensas con un desayuno potente de avena, semillas de chía y jugo de naranja o pomelo. La idea es que consuma alimentos energizantes y calóricos para mejorar su sistema inmunológico”, le dice a este diario su mamá, Violeta Alzamora.

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Capas en modo cebolla

“Dado que en las aulas mantendremos la ventilación cruzada y realizaremos los recreos en los patios descubiertos (mientras no llueva), es importante que cada estudiante pueda asistir a clases presenciales con abrigo suficiente. Sugerimos que puedan vestirse en capas”, fue la recomendación que recibieron los padres del Instituto Luis A. Huergo en un mail de organización de la semana escolar. En esa escuela de San Telmo ya varios alumnos optaron directamente por llevarse una manta para cubrirse las piernas en las horas que permanecen sentados en clase. 

Jogging con frisa, jersey, buzo, remera de manga larga y campera son algunas de las alternativas por la que opta el hijo de Melina para estudiar en el colegio privado Arlene Fern. De hecho, en una reunión de padres, las autoridades también les pidieron que cuando empezara el frío, enviaran a los alumnos vestidos en capas. “Es para que ellos vayan regulando la temperatura. Si tienen calor en la clase de educación física, por ejemplo, pueden desabrigarse sin problema. Además, le mando una frazada para que tenga la posibilidad de taparse en el momento de descanso, que es cuando más siente el frío”, detalla.

Cuando el termómetro registra bajas temperaturas, Luisa puede cambiar la pollera con medias can can por el uniforme de gimnasia, un pantalón largo. En su colegio, ubicado en la zona de Palermo, los directivos ya se habían anticipado pidiéndoles que concurrieran al establecimiento con más abrigo al de una situación normal.

Ventanas abiertas. En una escuela pública de Villa Urquiza, como lo indica el protocolo.

Ventanas abiertas. En una escuela pública de Villa Urquiza, como lo indica el protocolo.

En un colegio público de Villa Urquiza, las burbujas del turno mañana son las que más sufren las bajas temperaturas. “Me pongo la capucha porque tengo mucho frío”, comenta uno de los chicos en el recreo que junto a sus compañeros le pidió a la directora autorización para llevar una gorra que los resguardara del viento. En otro pasillo, una maestra le pide a un grupo de alumnos que se coloquen la campera para no estar desabrigados. Algunas pocas aulas tienen purificadores de aire.

Es que, ante la corriente de aire constante, la ropa que los estudiantes visten para asistir a clase se convirtió en una prioridad. Los expertos consultados coinciden en la necesidad de mantener una ventilación natural cruzada y prolongada dentro del aula para evitar los contagios de Covid.

Según su mamá, Guillermina se queja por el abrigo pero cumple para poder seguir yendo a la escuela.

Según su mamá, Guillermina se queja por el abrigo pero cumple para poder seguir yendo a la escuela.

Algunos establecimientos educativos pueden contrarrestar las baja temperaturas manteniendo una calefacción central. Es el caso de la Escuela N° 8 DE 2, Dr Arturo Mateo Bas. A Guillermina (10) le incomoda llevar tanto abrigo. Se resiste discursivamente, pero cumple para mantener la presencialidad. “Hoy me dijo que el ambiente estaba fresquito y no sintió la necesidad de quitarse la campera”, dice Débora, su mamá.

Un mito conocido por todos

“Abrigarse no es sinónimo de vestirse con 20 prendas, sino que se trata de elegir la mejor calidad de ropa posible. La primera capa busca un efecto de 'segunda piel' que se consigue gracias a una camiseta interior térmica. No es recomendable usar ropa de algodón adherida al cuerpo porque hace que se pegue la transpiración y, más tarde, el organismo termina enfriándose. La función de la segunda capa es de aislamiento por lo cual una buena elección es un pulóver o abrigo de lana y, en tercer lugar, una campera que permita capacidad de movimiento en los brazos”, sugiere Javier Parodi, médico clínico.

Existe la arraigada creencia de que podemos resfriarnos o engriparnos porque hemos "tomado frío". Pero los expertos lo refutan y aseguran que los chicos pueden estar expuestos al frío tomando los recaudos necesarios. Por ejemplo, los cuadros bronquiales podrían evitarse con medidas de abrigo y una alimentación saludable que fortalezca el sistema inmunológico.

Es un mito que se enferman porque tienen frío. Es cierto que durante estos meses están más vulnerables, pero debemos tener en cuenta que no es por el frío en sí, sino porque durante esa época proliferan virus que habitan ciertas características. Se enferman si están expuestos a agentes causales como virus, bacterias, gérmenes o alérgenos”, sostiene Celeste Celano, jefa de Pediatría del Sanatorio Modelo de Caseros.

Y agrega: “Es probable que este invierno, gracias a las medidas de circulación adecuada de aire, disminuyan incluso las enfermedades propias de la época, ya que no sólo se estará evitando la circulación de coronavirus, sino también de otros gérmenes estacionales”.

Con campera y más abrigo debajo. Luisa y Justina, yendo al cole.

Con campera y más abrigo debajo. Luisa y Justina, yendo al cole.

Entonces, para que una infección se produzca es necesaria la presencia del "bichito" que la origina (virus, bacterias). El frío puede contribuir de algún modo a que encuentren más fácil su camino, pero no ser por sí solo el causante último de un resfriado o de una gripe.

“En nuestra mucosa nasal tenemos una especie de vellosidades, llamadas cilios, que actúan como una escoba interna. El frío puede hacer que no funcione como debería, favoreciendo la infección. El uso del barbijo es una ventaja que ayuda a filtrar partículas, gérmenes y a calentar el aire para que las corrientes, desde el punto de vista respiratorio, no resulten tan perjudiciales”, explica Parodi.

¿Cómo afecta el frío a la salud?

Frente de frío seco, húmedo o heladas. La única manera de combatirlo es abrigándose bien, aunque por mucho que se implemente, hay veces que es imposible escaparse. “Lo importante es que exista un equilibrio entre ventilación y abrigo y no olvidemos que todo cuadro es Covid hasta que se demuestre lo contrario”, expone Parodi.

El frío provoca un menor suministro de sangre hacia las extremidades. Esta reducción en el flujo sanguíneo hace que haya menos glóbulos blancos para combatir enfermedades. Por lo tanto, con el frío nuestras defensas son menos eficaces y eso provoca una mayor exposición ante los virus y demás amenazas que puedan afectar a nuestro organismo.

Una temperatura por debajo de los 10ºC puede llegar a mermar la memoria, la velocidad de respuesta y las funciones ejecutivas de la materia gris de nuestro cerebro. “Debe haber una flexibilización en las aulas en cuanto a las exigencias académicas porque la atención siempre se ve alterada ante estímulos internos o externos. Con el frío, el organismo no tiene la energía necesaria para desarrollar el proceso cognitivo porque la sangre es distribuida hacia los músculos para combatir la baja sensación térmica. Por eso, resulta esencial mantener la calefacción prendida a pesar de tener las ventanas abiertas”, analiza Gustavo Abichacra, médico pediatra y ex presidente de DISFAM Argentina.

“Es importante que los chicos, antes de salir de casa, ingieran bebidas calientes y comidas calóricas para aumentar la temperatura corporal. Además, deben tener sus asientos lejos de las corrientes de aire. Las familias deben estar atentas a enviar abrigo suficiente, y a la vez cómodo para que estén resguardados del frío y puedan desarrollar sus tareas con libre movimiento”, reseña Celano.

AS