Los impuestos de los argentinos

Economia
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Los impuestos están ocupando una parte cada vez más importante en los presupuestos de las familias y las empresas. En forma directa o indirecta, todos los argentinos pagamos impuestos. En cada

compra que realizamos, detrás del precio al público están cargados los impuestos que cobran la Nación, las provincias y los municipios. También pagamos impuestos con los descuentos sobre los salarios, o cuando se paga la declaración de Bienes Personales o Ganancias.

En los últimos años, la presión fiscal ha ido creciendo de forma casi ininterrumpida. La carga tributaria, calculada como el total de impuestos que se pagan en relación al tamaño de la economía, pasó del 20% en el año 2000 al 33% estimado para el 2020.

Esta presión fiscal creció a la par del incremento de impuestos en los tres niveles de Gobierno, que cada vez necesitaron más fondos para financiar el creciente gasto público de la Nación, las provincias y los municipios.

La presión fiscal se puede ver en la vida cotidiana. De hecho se calcula que el 40% del ticket que pagamos en un supermercado representa impuestos: sobre todo IVA, impuesto al cheque, Ingresos Brutos y tasas municipales. Es decir que de una compra de 5.000 pesos, 2000 pesos son impuestos. Esto demuestra que hasta el sector más rezagado de la población paga impuestos.

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Dada la creciente presión fiscal, se puede calcular el día de la liberación de impuestos. Esto, en forma sencilla, representa qué cantidad de días trabajamos para pagar impuestos. En la Argentina, se estima que el día de la liberación llega el 1 de julio. Hasta esa fecha, los ingresos de una familia se aplicaron en pagar impuestos. Desde ese día, los ingresos son efectivamente para la familia.

Desde el arranque de su mandato presidencial en diciembre de 2019, el gobierno de Alberto Fernández creó, aumentó o modificó 16 impuestos. Además, algunas provincias se sumaron con cambios que le son de su competencia. En la mayoría de los casos, las modificaciones incrementaron la presión fiscal sobre personas y empresas. Como alivio, el Congreso aprobó la modificación al impuesto a las Ganancias para las personas físicas, un beneficio que alcanza a los asalariados que perciben sueldos de hasta $ 150.000 al mes.