En Europa y lejos de la interna, Martín Guzmán se oxigena y busca evitar el default

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(París, enviado especial) "Es como caminar a ciegas: Nunca sabes con qué te vas a encontrar", concluyeron Alberto Fernández y Pedro Sánchez. Llevaban un buen rato de una charla distendida en

La Moncloa sobre la visita del español del mes próximo y las cuarentenas, cuando se coló el tema de las vacunas.

Fernández comprobó, en Madrid, que la escasez de vacunas no es un invento argentino. Lo charló con algunos de sus colaboradores, entrada la madrugada del miércoles parisino en el bar del hotel Prince de Galles, una escena histórica para una charla política de comitiva presidencial: la pandemia no permite el servicio de cafetería después de las siete de la tarde. Afuera, París está desierta. 

En un alto de la gira, atravesada íntegramente por la renegociación con el FMI y el Club de París, la vacunación volvió a ser un tema. Carla Vizzotti había anunciado un rato antes de la llegada de 4 millones de dosis de AstraZeneca. Fernández le asegura a sus colaboradores que hay más negociaciones con China. Que Rusia sigue bien. Y que la partida de AstraZeneca de México, un buen número de dosis, deben estar en el país entre fines de mayo y junio.

El mandatario, agregan en la comitiva, no quiere volver a hacer promesas. Las críticas de la oposición por la administración de la pandemia no son solo domésticas. Lo habló en Portugal con el presidente Marcelo Rebelo de Sousa. Con Sánchez en la Moncloa. Y lo hará este miércoles con Emmanuel Macron.

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Con el francés, sin embargo, el almuerzo en el Eliseo está reservado casi exclusivamente al Club de París. ​"Tengo confianza que vamos a lograr la postergación", se entusiasma Fernández frente a parte de su comitiva. El bar del hotel cinco estrellas, en la avenida George-V, entre la Torre Eiffel y el Arco del Triunfo, en realidad está cerrado, y las luces son muy tenues. Como un gesto de cortesía, se lo cedieron por un rato. El lobby está vacío.

Se refiere, según lo había dejado trascender más temprano en un breve diálogo con los corresponsales en esta ciudad, al vencimiento de fin de mes de los US$ 2.000 millones que la Argentina adeuda al club de países encabezado por Francia, y que debería pagar si es que no cierra el refinanciamiento con el Fondo Monetario.

Se negocia, entonces, la posibilidad de acuerdo "puente", que permite prorrogar el vencimiento mientras se conversa con el FMI. Es parte del trabajo que Martín Guzmán empezó hace un par de semanas con sus colegas de finanzas europeos, y que ahora incluyó al Presidente.

Agobiado en Buenos Aires, el ministro de Economía buscó aire en Europa. 

Llegada de Alberto Fernández este martes al hotel en Paris. Foto: Noel Smart

Llegada de Alberto Fernández este martes al hotel en Paris. Foto: Noel Smart

En el Paseo de la Castellana, que parte la ciudad de Madrid a la mitad, no había nadie. Solo Guzmán, acompañado por tres de los colaboradores que lo siguen como su sombra, aprovechó la única noche de Madrid para caminar. De madrugada, pasadas la 1. Unas cuantas cuadras para acomodar las ideas. Resolver algunos pendientes por la diferencia horaria con Buenos Aires. Y desafiar al frío de la primavera reciente de la noche del lunes, en una capital española que el sábado a la medianoche le puso fin al confinamiento que los jóvenes celebraron como si fuera año nuevo.

Por la mañana, Julio Vitobello, que aprovechó para caminar todas las capitales, saldría a correr por el Parque del Retiro madrileño.

Nadia Calviño, vicepresidenta segunda y ministra de Economía española, lo había esperado casi al pie de la escalerilla apenas el avión de Aerolíneas Argentinas, a disposición de la comitiva durante la gira, hizo escala en Barajas. Un gesto de fuerte apoyo, de colega a colega, al ministro, que encabeza los detalles de las negociaciones con el Club de París y, en especial, con el Fondo Monetario.

Como a Fernández, a Guzmán le sienta mucho mejor Europa que Buenos Aires.

En la comitiva oficial se insisten en que lo de Federico Basualdo, el célebre subsecretario de Estado que Guzmán quiso renunciar y que sigue en su carga, fue solo "un tema de egos". En Buenos Aires no piensan lo mismo. 

Guzmán, como el Presidente, le tiene fe e Italia. "Todos los caminos conducen a Roma", aseguran. 

La posibilidad de que el Airbus 330 fletado por Aerolíneas Argentinas, en el que se mueve la comitiva oficial, retrase su vuelta de Europa crece con el correr de las horas.

El encuentro cara a cara de Fernández con Kristalina Georgieva, la directora del Fondo Monetario, tiene serias chances de concretarse. Y que la banca de Portugal, España, Francia e Italia, más la charla virtual de la semana próxima con Alemania, podrían significar, para la Casa Rosada, un apoyo explícito a la renegociación con el Fondo.

Entre los integrantes de la delegación argentina se habla, de manera insistente, de la opción de dar una pelea real por la eliminación de los sobrecargos de interés que, para el país, equivalen a unos U$S 900 millones para este año. Dos puntos más al punto de interés del préstamo otorgado, según la carta orgánica del FMI, por "excepcionalidad".

Al encuentro con el papa Francisco, del que se insiste en la sintonía, la delegación le pone fichas al seminario del Vaticano, el viernes, con Guzmán como actor central y con la presencia, además de Georgieva, de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen.

Desde que llegó a Europa, deslizan en la comitiva oficial, Fernández no habló ni una sola vez con Cristina Kirchner. El seminario del viernes, por ahora la última actividad de la gira, impulsado por Francisco, se llama "Sueño de un nuevo comienzo". ​