"Hay mucho miedo, se temen represalias, pero de a poco la gente damnificada está empezando a hablar. Ve que uno cuenta lo que está sufriendo y luego aparece otro caso más
y así se están animando porque la angustia, desde que comenzó el descongelamiento de las cuotas este año, es insoportable", describe Verónica, una integrante del colectivo de hipotecados UVA, la razón por la cual se están sucediendo intimaciones hipotecarias por falta de pago.
Los casos de Romina Bravo y Marcelo Macaluso, publicados en Clarín hace varias semanas, motivaron que otros deudores salieran del ostracismo a pedir auxilio por su delicada situación, como ocurre con los cordobeses María Laura Alamo (34) y Martín Abburra (39), matrimonio de Villa María que, como los Macaluso, también recibieron una notificación de ejecución de deuda hipotecaria. "Recibimos la intimación el 9 de febrero y fuimos dos veces al banco a intentar negociar y el 12 de febrero le llevamos una propuesta concreta, objetiva y en efectivo, pero nos la rechazaron".
La angustia, desazón y agotamiento se transmite en los rostros de esta pareja, con dos hijos pequeños, que vive en Villanueva, pueblo pegado a Villa María. Con la intención de pagar sus deudas y evitar judicializar su caso, María Laura y Martín fueron al Banco Nación solos, sin ningún abogado, y presentaron una propuesta para saldar una deuda que databa de abril de 2019, cuando dejaron de pagar la cuota mensual por imposibilidad financiera. "Ahora ofrecimos un monto importante en pesos, pero el gerente nos pedía no sólo la deuda, sino el total de impuestos e intereses, que orillaba los 6 millones".
Orden de intimación judicial. Es la que llegó a la casa de la familia Aburra-Alamo, en Villanueva, Córdoba. Como con los Macaluso, les daban 5 días de plazo para responder.
Para reunir esa suma, María Laura y Martín vendieron todo lo que podían y tenían: un auto, un televisor, computadora, lavarropas, teléfono celular, una cuna, una mesa y vajilla, entre otras cosas, además de recibir préstamos familiares y de amigos.
"Movimos cielo y tierra para pagar, pero al banco no le interesó renegociar la deuda", dicen. La familia Abburra-Alamo pidió en mayo de 2017 un préstamo UVA a pagar en 30 años de 1,7 millón de pesos, partiendo con una cuota de $ 8.000. Dejaron de pagar en enero de 2019, "cuando la cuota superaba los $ 20.000", detallan.
"Le informamos que la propuesta efectuada no es procedente", es la respuesta que el Banco Nación le brindó al matrimonio cordobés, que hizo el esfuerzo por pagar la deuda.
"¿Sabés qué nos respondió el gerente del banco cuando le hicimos ese ofrecimiento?", desliza todavía con mezcla de rabia y asombro María Laura. "Pongan la casa en venta, es lo mejor, y se quedan con una diferencia y se van del país. Es la mejor decisión". No podían creer lo que escuchaban. "Señor, nosotros compramos la casa para toda la vida, porque amamos nuestra tierra, porque queremos dejarles algo a nuestros hijos", le respondieron.
Martín es ingeniero agrónomo, trabaja de manera autónoma, y María Laura, monotributista, vende accesorios de telefonía. "Nos sentimos engañados por los gobiernos de turno, primero el de Macri, que dijo que los UVA serían los mejores créditos para una inflación que llegaría a un dígito, y Alberto Fernández prometió que se pesificaría el índice de indexación, y que no estaría regido por la inflación ni la suba del dólar. Así es la política en este país, hace lo posible para que el laburante esté lo peor posible y que exiliarse sea la única opción". descarga enojada María Laura.
La UVA (Unidad de Valor Adquisitivo) "es un crédito en el que vos nunca te sentís dueño de la casa. Siempre estás pagando más, cuando pensás que estás acortando la distancia, después de pagar dos años, te das cuenta de que debés mucho más de lo que pediste... ¿Por qué? Porque cada día la UVA cambia de valor, es peor que el dólar, que a veces está cuatro o cinco días estable y hasta puede bajar; la UVA nunca baja. Se metieron con nuestra casa, con nuestra familia, con el futuro de nuestros hijos", masculla rabia Abburra.
"Vendimos todo, pero todo, movimos cielo y tierra para pagar, está más que claro, pero al banco no le interesó renegociar", afirman Martín y María Laura.
Presos del agotamiento y la angustia, Martín y María Laura temen perder la vieja casa de cuarenta años en la que vienen invirtiendo "muchos miles de pesos, ya que cambiamos pisos, arreglamos techos, instalamos nuevas cañerías, renovamos todo el circuito eléctrico y la idea de perder todo nos tiene angustiados, de verdad no lo podemos creer. Fuimos al banco con toda buena fe, sin representación legal y nos respondieron de esa manera, con cero calidad humana".
Resopla Julia Irazoqui, referente del colectivo nacional de hipotecados, que no duda del error involuntario del matrimonio por haber concurrido dos veces al Banco Nación sin una espalda legal. "Por supuesto que el banco abusó de la desprotección de la familia, que de ninguna manera habría actuado de esa forma si con ellos hubiera estado un abogado, porque el banco, por el DNU 767/2020, debe considerar renegociar la deuda cuando la cuota del préstamo es mayor al 35% de los ingresos, como sucede en este caso".
Está convencida Irazoqui de que "la propuesta que hizo el matrimonio es muy aceptable. Ellos dispusieron en su cuenta a la que tiene acceso el Nación de un alto monto de pesos, conseguido con muchísimo esfuerzo y sacrificio, para cancelar la deuda acumulada desde 2019 y continuar pagando el crédito, pero fue denegada, Ahora, como la propuesta no fue presentada ante la Justicia --como sí hizo la familia Macaluso--, a mis clientes les venció el plazo exigido, por lo que debemos evitar a toda costa el remate de la propiedad".
Un gesto de súplica. "Nos sentimos como Ricardo Darín en 'La odisea de los giles', una impotencia terrible", dicen Martín y María Laura.
¿No es un atenuante haberse presentado dentro del plazo de los 5 días, como exigía la intimación, y haber hecho una propuesta concreta al banco? "En una ejecución hipotecaria no hay atenuantes. ¿Pagaste? No, listo, a otra cosa. Ellos no sabían, pero los hubiera blindado presentarse ante un juez --y no directamente al banco--, con ese dinero para cancelar la deuda. Pero bueno, es algo muy específico y técnico, ellos no tienen la culpa", exclama Irazoqui, que siente que "salvar la casa para esta familia es complicado, pero se está haciendo todo lo que esté a nuestro alcance".
Recuerdan María Laura y Martín cuando hace algunas semanas fueron a hablar con el gerente del Banco Nación en Villa María. "Lo escuchábamos, lo mirábamos y repetía todo un discurso automatizado... Nos sentíamos abrumados y se nos vino la imagen del personaje de Ricardo Darín cuando hablaba con el gerente del banco en la película 'La odisea de los giles'. Como nosotros que nos deslomamos, el personaje de Darín había perdido los ahorros de toda su vida".
Clarín se contactó con el Banco Nación y su gerente de Comunicación sostuvo: "Vamos a analizar con cada cliente su caso particular. La intención de esta gestión del banco no es dejar sin vivienda a nadie". Y adelantó: "No va a haber ninguna ejecución. Vamos a convocar a todos los clientes tomadores de créditos hipotecarios UVA que formularon reclamos para analizar su situación y buscar alternativas. El matrimonio puede quedarse tranquilo".
"No creemos nada, los Macaluso no llegaron a ningún acuerdo, sólo 180 días de suspensión", dicen María Laura y Martín, que mastican desilusión y amargura, mientras les cuesta imaginar el futuro de Jhonatan (5) e Isabella (3). Como tantísimos, ya no creen más en los políticos. "Votamos a Macri y nos hundió, decidimos luego votar en blanco, pero ahora somos apartidarios. Bah, hoy somos del partido del lomo, si no laburo no como, como le está sucediendo a la gran mayoría de la clase media hundida de este país".
El trailer de aquella tragicomedia de Sebastián Borensztein, estrenada en 2019, dice: "Se metieron con los perdedores equivocados... Un día, el abuso al que están acostumbrados los giles se convierte en una verdadera patada en los dientes... Y uno dice basta", se escucha en off a Fermín Perlassi, uno de los damnificados, en la piel de Darín. "Acá, de todas maneras, y lo digo con dolor, muchos de los deudores son cobardes, no se animan, no quieren exponer su situación, entonces los que pegamos el grito en el cielo somos unos pocos", explota María Laura.
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