Parot, la serie española que gira en torno a una violación y la justicia por mano propia

que iremos contando más abajo- que está enloqueciendo a Isabel Mora. Precisamente esa certeza del enemigo rodeándole la manzana a la heroína -física y emocionalmente- es lo que hace de Parot una serie para ver hasta el final.

Seguramente no quedará en la historia del streaming como la mejor, ni mucho menos, pero amerita rescatarla del alud de estrenos como para no perdérsela. Disponible desde fines de mayo en el catálogo de Amazon Prime Video, esta serie española se mete de cabeza en la ficción, desde el trampolín de la realidad.

Protagonizada por Adriana Ugarte, la misma de El tiempo entre costuras o Hache, cuenta los días de la oficial Isabel Mora, una mujer policía estricta, cuya frase de cabecera es “La ley es la ley, para lo bueno y para lo malo”. Sus compañeros la ven fría, distante, incapaz de conmoverse, un blanco de cargadas ajenas.

De este lado se sabe que debajo esa arquitectura humana racionalista se esconden las ruinas de una vida.

Isabel fue violada hace 16 años y ahora, mientras mira televisión en su casa, con su hija y su madre, deja caer la caza que tiene entre manos al ver salir de la cárcel al aristócrata Julián López de Haro, su violador. Y, más allá de la amenaza que eso supone, sumada a la angustia, la impotencia, la bronca y el dolor, ella es parte de la investigación que trata de dar con el (o los) justiciero que va matando a cada uno de los que salen de la cárcel antes de que se cumpla su condena.

Aquí es donde entra a tallar el trampolín de la realidad, porque, en 2013, la Gran Sala del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos anuló La Doctrina Parot, decisión por la cual unos cien presos, entre asesinos, violadores y terroristas, salieron del penal antes de tiempo. Afuera los espera un plan de justicia por mano propia que intenta hacer con sus vidas lo mismo, o similar, que hicieron ellos con las vidas ajenas.

Y uno de esos beneficiados con la medida del Tribunal es Haro, que apenas pisa la calle pone en marcha su operativo de venganza contra Isabel. Y se convierte, una vez más, en su peor pesadilla. Se las ingenia para meterse en su casa, en su auto, en su vida, en su alma. La enloquece.

Con el correr de los diez episodios, se ve cómo su caso personal va activando el devenir de los otros casos. Y, a caballito de las dos situaciones, aparece la figura de la psiquiatra Andrea Llanes, madre de Isabel, confidente de uno de los liberados.

Junto a la fragancia inquietante que desgrana la trama, las actuaciones también se convierten en uno de los puntales de Parot: a Ugarte se la ve componiendo en la línea de un personaje sufrido, oscuro, bien alejado de la mayoría de sus chicas anteriores. Blanca Portillo, como su madre, despliega su amplia paleta de recursos, que llega a confundir entre la supuesta complicidad y el amor profundo hacia su hija.

Y punto especial para Iván Massagué, el violador de esta historia, que se anima a tocar cuerdas delicadas, polémicas, complejas. Y va tan a fondo en la elaboración del siniestro personaje que cuesta descubrir en el mismo físico al buenazo de Burbuja, ese pasajero de El barco (serie de 2011, que hace poco se emitió en la Argentina) que tenía tanta inocencia como sabiduría, todo mezclado en un cerebro diezmado.

Tal vez el estiramiento y la repetición de las situaciones en el camino hacia la resolución del caso de la venganza anónima hagan que esta producción española no alcance el muy bueno. Pero la etiqueta de buena en medio de una superpoblación de títulos, todos mezclados por la abundancia de oferta, invita a ser rescatada. Y recomendada.

Ficha

Calificación: Buena

Drama policial Protagonistas: Adriana Ugarte, Blanca Portillo, Javier Albalá e Iván Massagué Creación: Pilar Nadal Dirección: Rafael Montesinos y Gustavo Ron Emisión: Amazon Prime Video. Diez capítulos que rondan los 50 minutos.

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