El capitalismo avanzado tiende al gigantismo y el conocimiento

Economia
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El porcentaje de las compañías con ingresos por más de US$1.000 millones anuales ha crecido 60% en el capitalismo avanzado desde 1995, según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

De ese total, más de 25% fue obra del alza de la productividad, en tanto que 11% correspondió al auge de la masa salarial.

Significa que el capital se ha incrementado en 2/3 en este periodo; y que además se ha quebrado completamente el vínculo entre el aumento de los salarios y el alza de la productividad; y en todo caso lo que queda claro es que la masa salarial que se ha incrementado en menos de 20% del total, corresponde a una fuerza de trabajo de elevadísimo nivel de calificación, cuyos titulares disponen de una inteligencia sistémica ampliamente desarrollada.

El resultado es un crecimiento sistemático de la brecha social. En este momento – sostiene McKinsey Global Institute – el 10% de arriba de la sociedad norteamericana posee 87% de los activos bursátiles del país, tendencia que se ha acelerado vertiginosamente en los últimos 10 años.

La desigualdad se profundiza, y adquiere nítidamente un carácter estructural. Así,las firmas que tienen ingresos por más de U$S 10.000 millones anuales responden por más de 2/3 del valor agregado en los países del G-7.

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Estas empresas realizan hoy prácticamente la totalidad de sus inversiones en “capital intangible” (tecnología, software, patentes), en tanto el “capital fijo o hundido” – plantas, maquinarias, infraestructura – se ha reducido a 20% o menos del total.

El sector de punta de estas compañías son las de alta tecnología, sobre todo y en primer lugar las biotecnológicas, como la industria de la salud y las agroalimentarias. Estas son las que amplían de manera sistemática la frontera científica/tecnológica de la que depende la expansión del sistema.

Atrás de ellas se encuentran las plataformas digitales, por definición “hightech”, como Amazon, Microsoft, Google, y Facebook, que son las que constituyen la base estructural del capitalismo avanzado.

Esa base es la “economía digital”, donde se procesa la Cuarta Revolución Industrial, y que representa 65%/70% del PBI en EE.UU., en tanto que asciende a 40% en la República Popular.

Inmediatamente después se hallan los servicios del capitalismo avanzado, que son las universidades y los centros de investigación, así como los hospitales, y las grandes unidades de medicina farmacéutica.

En este núcleo del capitalismo avanzado EE.UU. es el líder indiscutible. Esta es su “ventaja comparativa” en donde se ha demostrado imbatible hasta ahora.

Por último, se encuentran las empresas manufactureras y automovilísticas, así como los sistemas de distribución y logística; y en el último escalón, sirviendo al conjunto del sistema, los mercados financieros globales, cuyo epicentro, notoriamente está en Wall Street.

Señala McKinsey que este ranking productivo era exactamente el inverso en el siglo XX, con la industria manufacturera/automovilística en una posición de liderazgo, acompañada por las actividades de la construcción, en especial de infraestructura (“capital fijo o hundido”).

En el sistema productivo del siglo XXI la prioridad la tienen los que inventan nuevas cosas y materiales, caracterizadas por su alto contenido en conocimiento, y luego las distribuyen a través de las plataformas digitales – el denominado “comercio por Internet” o “e-commerce”- que es el sector del intercambio internacional que más rápidamente se expande, y que era 12% del total hace 10 años y ahora asciende a más de 20%.

McKinsey advierte que las manufactureras eran 56% del total de las grandes compañías en 1995, y ahora representan sólo 41%.

El capitalismo avanzado es ante todo una sociedad del conocimiento, donde el valor de la fuerza de trabajo lo define exclusivamente su contenido en “capital humano”.

En este sistema se profundiza exponencialmente la diferencia entre los que más tienen y los que menos tienen en “capital humano”, al punto que lo esencial no es hoy ni el capital ni el trabajo, sino la “inteligencia colectiva”: el conocimiento del mundo procesado y sistematizado, inmediatamente utilizable en el proceso de acumulación.

En un sentido estricto, el capitalismo ha dejado de serlo, y hoy el sistema global ha ingresado en una etapa pos-capitalista que al mismo tiempo es hipercapitalista. El sistema, debido a su extraordinario dinamismo ha ido más allá de sus límites, y ha inaugurado una nueva época histórica.

Esto es lo que hace que las tres industrias norteamericanas de más elevada tecnología hayan triplicado su margen de ganancias desde 1990, y hoy representan 45% del total de los beneficios corporativos estadounidenses; y que 60 de las principales compañías representaban 20% del PBI en 1954, en tanto que hoy las 20 mayores disponen de más de 30% del total del producto estadounidense. El proceso de consolidación y gigantismo es imparable.

Google ha comprado a través de fusiones y adquisiciones (M&A)más de 120 empresas de alta tecnología en los últimos 10 años, y lo mismo sucede con las restantes “hightech”.

La acumulación capitalista del siglo XXI tiene trazos simples, incluso brutales, pero ciertamente irreversibles.