El plan económico del Gobierno tiene tres patas y fecha de vencimiento

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El Tesoro de los Estados Unidos pidió que la Argentina presentara un "plan sólido" para poder ayudarla en su negociación con el Fondo Monetario Internacional y movió el tablero

del Gobierno.

La primera respuesta estuvo a cargo de Cecilia Todesca, y fue categórica: tenemos un plan pero "no es el que ellos quieren".

La vicejefa de Gabinete detalló los principales contenidos del plan: poner plata en el bolsillo de la gente para expandir el consumo del mercado interno e impulsar un aumento de las exportaciones. Y con eso dio por terminada la polémica.

El plan del Gobierno, en realidad, tiene otras tres patas que se complementan con las definidas por Todesca, y son: acelerar el plan de vacunación, ponerle plata en el bolsillo a la gente atando los salarios a la inflación y con un bono para los jubilados, y todo basado en la tranquilidad del dólar.

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Fue la calma cambiaria la que se agitó en la semana cuando la tonelada de soja perdió casi 16% y quebró el piso de los US$500 (había llegado a US$600) en la mayor caída desde 1988.

Fue un llamado de atención en un mercado que sabe que el Banco Central tiene muchos dólares pero también que el jueves tuvo que vender US$12 millones para intervenir tranquilizando al dólar "contado con liquidación" ($166) y cuando el "blue" se había despertado para trepar hasta $163.

Fue solo una señal que dio el dólar a pesar de que el Central de Miguel Pesce sigue comprando divisas de las exportaciones del campo y ya cuenta con US$6.900 millones en las reservas netas. Ese nivel de reservas le otorga un gran poder de fuego para evitar desbordes en el mercado.

Además de las intervenciones para frenar los dólares libres, Pesce tiene margen para vender dólar futuro, ya que en mayo prácticamente bajó a cero el stock de los negocios en ese segmento.

Pero todo eso no evita que la "brecha" entre el oficial y el libre, el indicador que siguen de cerca los expertos para la formación de expectativas sobre el dólar, se haya ampliado hasta 74%, una diferencia muy tentadora para subfacturar exportaciones y sobrefacturar importaciones.

Del lado de los dólares, la fortaleza del Banco Central suma la decisión que tendría tomada el Gobierno de no pagarle al Club de París en julio US$2.400 millones y entrar en una situación de semidefault pagando intereses de 9% anual en dólares, una estrategia que ya usó Axel Kicillof cuando era ministro y que salió cara pero, en el contexto de la pandemia, se repetiría.

Los vencimientos con el FMI (US$1.900 millones en septiembre y US$1.900 millones en diciembre) los cubrirían cuando ingresen, se supone que en agosto, los US$4.400 millones provenientes de la capitalización FMI y así se consolidaría la estrategia de postergar obligaciones hasta después de las elecciones. ¿Presentará el Gobierno un plan "sólido" como el que pretendería EE.UU. después de las elecciones?

Es del lado de los pesos (el dilema económico central de la Argentina es que siempre faltan dólares y sobran pesos, hablando en términos macro) donde empezó a girar la atención de los analistas.

El Banco Central tiene colocadas en los bancos letras de liquidez (Leliq) por la exorbitante cifra de $3,5 billones, que equivalen al 10% del PBI. Una verdadera montaña de pesos inmovilizada que, por un lado, no se libera por temor a que vayan al dólar y, por otro, no se transforman en financiamiento para el Tesoro.

El nivel de Leliq de hoy equivale, aunque con diferencias por tratarse de títulos que están en los bancos y por tanto más difíciles de dolarizar, al que tenía de Lebac (letras del banco central) Federico Sturzenegger en los primeros meses de 2018.

Ahora hay cepo cambiario y eso es una gran diferencia, pero los intereses de las Leliq y los pases (38% y 36,5% anual respectivamente) se transformaron en la principal fuente de emisión después de la que genera la compra de dólares de la exportación.

La revisión de la paritaria de los encargados de edificios, cuyo aumento pasó de 32% a casi 45%, y el bono compensatorio para los jubilados por la pérdida frente a la inflación son otras dos muestras de la pata del plan destinada a que el aumento del costo de vida no se devore los bolsillos.

La carrera es desigual: el salario real acumula una pérdida de 3,8% en el primer trimestre, según la Fundación Capital.