Las relaciones económicas con China, menos carnales de los que parecen

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Este martes, Alberto Fernández participó en forma virtual de los festejos por los 100 años del Partido Comunista Chino, en una comunicación con Beijing, entendida como un honor y

un privilegio. Fue el único sudamericano invitado a este aniversario que para los chinos tiene prioridad uno. Y forma parte, según Presidencia, de los lazos que hoy unen al Pcch con el Partido Justicialista, que preside Fernández.

Curiosamente, si bien esta invitación responde también a la Alianza Integral Estratégica que Argentina y China comenzaron a forjar en tiempos de Néstor y Cristina Kirchner, que continuó Mauricio Macri, y ahora con Alberto Fernández, las relaciones económicas no están como se creían. Son menos carnales de lo que parecen.

Es que la administración de Fernández sigue sin avanzar en proyectos económicos y de inversión como esperaban los chinos. Uno de los que más le interesa es el de la construcción de la central Atucha 4. La que sería la cuarta planta nuclear del país es incluso un proyecto con más chances de avanzar que las dos centrales que ofrecen los rusos porque tiene terreno elegido (e Lima, provincia de Buenos Aires), diseño, planos, y un crédito ya concebido en los u$s 8.500 millones a pagar en 20 años con ocho de gracia. Las negociaciones las habían cerrado el entonces embajador Diego Guelar y el entonces subsecretario de asuntos nucleares Juliá Gadano en junio de 2019, pero no hay fecha de contrato a la vista.

Para el caso, el embajador Sabino Vaca Narvaja intenta que en agosto próximo el presidente Fernández le firme la renovación del Plan Quinquenal con China. Este se vence ahora y activaría proyectos dormidos como el de la planta nuclear. Pero el Presidente escucha los consejos de su ministro de Economía, Martín Guzmán y de su Secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, que son partidarios de no generar interferencias en la relación con Estados Unidos.

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La central nuclear es claramente uno de los proyectos que más resquemor genera en los Estados Unidos. Altas fuentes del Gobierno reconocen que la prioridad hoy es la de recibir el apoyo de Joe Biden en las negociaciones argentinas con el Fondo Monetario por su deuda externa. Y sostienen que China tiene tiempos más rápidos que las respuestas que les puede dar hoy Argentina.

Washington ha manifestado abiertamente a Macri como a Fernández que recela de las inversiones chinas en asuntos militares, logísticas y tecnológicas. Que la licitación del 5G en Argentina habilite el espacio a Huawei, es algo que hace trinar a Estados Unidos.  Y como publicó este diario, Fernández y el gobierno de Biden conversaron sobre  la construcción de un Polo Logístico en Ushuaia, que para muchos tiene alcance de base estratégica a las puertas de la Antártida. "No habrá más bases extranjeras en la Argentina" le dijo este año Alberto Fernández al enviado de la Casa Blanca Juan González, quizás pensado en la propia base de exploración del espacio que Cristina Kirchner le permitió a China contruir en la provincia de Neuquén. 

Otro de los caminos que querían abordar los chinos y permanece en espera es el de la firma de adhesión argentina a la iniciativa Una Franja Una Ruta, la reedición de la antigua Ruta de la Seda de China que estipula una serie de obras de infraestructura en los paises aliados del gigante asiático.

A fines de diciembre de 2019, la agenda comercial con China había dado saltos importantes en materia comercial. Entre 2004 y 2019 el comercio bilateral pasó de los U$S 1000 millones a los U$S 15.000 millones. China es el segundo socio de Argentina (detrás de Brasil) y espera poder concretar una acuerdo de Libre Comercio con el Mercosur (que viene proponiendo desde el 2010). Y la pandemia reforzó el lazo comercial a traves de la venta de toneladas de insumos médicos y millones de vacunas Sinopharm. 

En 4 años Argentina pasó de ser el noveno proveedor de carne al primero en China. China representa el 76% de las exportaciones totales de carnes argentinas, con futuro incierto por lo que fue la suspensión de exportaciones, prohibiciones de 7 cortes y establecimientos de cupos. La estrategia china lejos de ser la de protesta, lo que hace es salir a buscar otros mercados y a abandonar el Argentino. En su momento, los chinos quedaron desconcertados cuando, en plena negociación para construir a gran escala granjas de producción de carne porcina para exportar a China, el Presidente apareció posando con un grupo de veganos que se opone a este acuerdo. 

El presidente de la Cámara Argentino China, Sergio Spadone le hizo llegar al Gobierno las preocupaciones del sector cárnico a Gobierno. También les pidió avanzar en aspectos de la relación que estan comprometidos pero no avanza.

Uno es el acuerdo para la eliminación de la doble tributación entre los dos países. Otro que se agilice el muchas veces anunciado sistema de visas para que los chinos hagan turismo en Argentina, y de lo que incluso habló este martes Fernández. La Cámara busca una acuerdo con Beijing para que el Malbec entre sin arancel al mercado chino.  

Es cierto que en este tiempo se incrementó la inversión en infraestructura energética, portuaria, bancaria -ICBC y Banco de China- y se firmó el ambicioso intercambio de monedas -conocido como swap- entre el Banco Central Chino y el BCRA por u$s 18.500 millones ( en yuanes) que representan el 40 % de las reservas nominales argentinas. Esto podría agilizar algunos préstamos. 

Pero la semana pasada se conocieron noticias que marcan el pulso de que no todo es lo que parece. La petrolera china Sinopec vendió su participación en Argentina a la Compañía General de Combustibles (CGC), de la familia de Eduardo Eurnekian. Y los chinos amenazan con que si no se avanza se paga lo que se debe por la deuda de las represas comprometidas con bancos chinos en Santa Cruz, hay riesgo de retiro del crédito y de cross default. Fuentes con permanentes lazos en los negocios chino argentinos afirman ahora que Beijing no tiene certeza de que sus empresas tengan trato privilegiado en las futuras concesiones en la Hidrovía.