Covid en Grecia: a misa sin vacuna ni barbijo y todos comulgando de la misma mano

Internacionales
Lectura

La jerarquía de la Iglesia Ortodoxa Griega apoya oficialmente la vacunación contra el coronavirus, pero los medios griegos cuentan en los últimos días que son decenas los popes y religiosos que

están en contra y que así lo hacen saber a sus feligreses.

Tanto así, que algunos se han unido a los movimientos antivacunas y rechazan aceptar en sus instalaciones a quienes reconozcan haber sido vacunados y a quienes usen barbijos.

El arzobispo Jerónimos, jefe de la Iglesia Ortodoxa, estuvo en noviembre en cuidados intensivos por covid-19. Cuando salió dijo: “sería el primero en vacunarme si no hubiera estado enfermo”. El pasado día 12 de mayo fue vacunado. Pero Jerónimos no controla a sus popes ni las grandes líneas de los discursos de obispos y párrocos.

Decenas de altos cargos, arzobispos y curas griegos siguen clamando contra la vacunación y ya rechazan que se usen barbijos en las iglesias a pesar de que por ley deben usarse en todos los recintos cerrados.

BANER MTV 1

"Producto de abortos"


Algunos clérigos repiten en sus homilías que las vacunas son “producto de abortos”, que están diseñadas para “crear metahumanos, humanos mutantes, hombres que serán como robots”. Otros dicen que quienes tienen miedo de ir a una Iglesia llena de gente son “infieles” porque “Dios no permitiría que el virus los contagie”.

La gente se junta frente a una iglesia en Grecia, tras el cierre de bares y restaurantes en 2020. Foto: AP

La gente se junta frente a una iglesia en Grecia, tras el cierre de bares y restaurantes en 2020. Foto: AP

Muchos clérigos, sin llegar a esos extremos de teorías conspirativas, sí se niegan a hacer cumplir la obligación de que sus fieles usen barbijos, alegando que respetan la libertad de cada uno a decidir. Y protestan porque se trate a las iglesias como a gimnasios, bares o cualquier otro lugar cerrado.

El Gobierno griego anunció el pasado día 15 que para acceder a muchos lugares cerrados hará falta estar vacunado, pero en la lista no aparecen las iglesias, donde basta con usar una mascarilla.

El Gobierno del primer ministro conservador Kyriakos Mitsotakis parece haberse hartado. Con la incidencia al alza (de 400 casos diarios a finales de julio a casi 3.000 la semana pasada) y con los hospitales empezando a llenarse de nuevo ya estudia la opción de ampliar a más colectivos y no solo a los sanitarios la obligación de vacunarse hasta hacerla prácticamente general.

El primer ministro conservador Kyriakos Mitsotakis. Foto: AFP

El primer ministro conservador Kyriakos Mitsotakis. Foto: AFP

Los datos de la Agencia Europea de Control y Prevención de Enfermedades dicen que, a 22 de julio, Grecia había vacunado al 51,7% de sus adultos, por debajo del 53,0% de media europea.

Si se tiene en cuenta el total de la población y no sólo los adultos, Grecia tiene completamente vacunado al 45,4% de sus habitantes mientras la media europea está en el 44,6%. Son datos del 20 de julio de Our World in Data.

El problema griego es que hace meses estaba entre los primeros de la lista pero ha visto cómo la velocidad de vacunación se va ralentizando. Sus expertos temen que nunca consiga vacunar ni al 60% de su población por culpa de los movimientos anti-vacunas, que ahora se ven reforzados por el apoyo de muchos popes.

El Gobierno intenta también convencer a la Iglesia Ortodoxa. El ministro de Sanidad, Vasilis Kikilias y el principal asesor covid del Ejecutivo, Sotiris Tsiodras, se reunieron a principios de julio con la jerarquía eclesiástica.

Con poco éxito. Tras la reunión la Iglesia emitió un comunicado en el que recomendaba “la vacunación voluntaria como única solución científicamente probada para detener los contagios del virus, así como los rezos y la participación frecuente en las misas”.

Una misma cuchara de boca en boca


Grecia es oficialmente una República secular, pero el poder y la influencia de la Iglesia Ortodoxa lo tienen pocas iglesias en Europa. Los popes siguen teniendo una importante influencia política y económica y controlan buena parte del sistema educativo. Ningún Gobierno ha podido meterles mano y ni siquiera su jerarquía controla totalmente el discurso de cada obispo o párroco.

La Iglesia Ortodoxa Griega ha hecho prácticamente lo que quería durante toda la pandemia. Sus miembros apenas han usado barbijos y las iglesias fueron de los primeros lugares públicos en abrir después de los dos confinamientos. Nunca se vigiló el uso de barbijos en las iglesias y ni siquiera cumplieron los horarios para evitar celebraciones después de medianoche.

La clase política tampoco ayuda. Dirigentes tanto del conservador Nueva Democracia como del opositor Syriza han sido vistos comulgando. Los popes administran la comunión usando una cuchara que van pasando de boca en boca. La misma para todos los congregados. Los que usaron cucharas de tirar fueron suspendidos.

Bruselas, especial

ap​