“Hay que matarlos”

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Por Eugenio Ral Zaffaroni para La Tecl@ Ee

Eugenio Raúl Zaffaroni.
Eugenio Ral Zaffaroni.

Por fortuna, nada es omnipotente en esta tierra, aunque haya muchos factores de

Por Eugenio Ral Zaffaroni para La Tecl@ Ee

Eugenio Raúl Zaffaroni.
Eugenio Ral Zaffaroni.

Por fortuna, nada es omnipotente en esta tierra, aunque haya muchos factores de

enorme poder que en ocasiones provocan catstrofes. Con frecuencia se seala que en nuestro pas hay dos factores de poder retardatarios, que seran el monopolio meditico y la “justicia”, pero sera un error creer que su ejercicio de poder es autnomo u originario.

Los monopolios mediticos son propios de nuestra regin, pues en el hemisferio norte no se admite la desregulacin que permite acaparar sin lmite diarios, televisin, radio y medios virtuales. En consecuencia, no puede haber jueces prevaricadores que, combinados con esos monopolios mediticos, criminalicen a opositores y garanticen impunidad a gobernantes delincuentes.

Si estos fenmenos son propios del Sur y extraos al Norte, no se requiere mucho para concluir que su poder es “derivado”, son simples medios del actual colonialismo financiero. En el siglo XVII nos ocupaban territorialmente y mandaban virreyes, en el XIX se valan de nuestras oligarquas locales, en el XX alienaban a los oficiales de nuestras Fuerzas Armadas alucinndolos con una tercera guerra mundial, pero ahora corrompen nuestras democracias para insertar agentes locales y endeudarnos astronmicamente.

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Por supuesto que, para el poder financiero del Norte, ejercer la presidencia de un pas del Sur es una “tarea menor”, pero tambin lo es la de los monopolios mediticos que operan como partidos nicos al estilo del “Pravda” o del “Vlkisches Beobachter”, y tambin la de los jueces prevaricadores: son piezas de su tablero.

Pero incluso es una “tarea menor” la de los propios polticos del Norte, que son rehenes de los “chief executive officers” de las corporaciones financieras y que operan detrs del teln o en la casilla del apuntador y que, a su vez, hacen lo que “deben hacer”, o sea, cometer “macrodelitos” (estafas, golpes de estado, administraciones fraudulentas, extorsiones, ecocidios, trabajo esclavo, etc.), pues si no lo hacen los reemplazan por otros ms inescrupulosos, para lo cual siempre hay facinerosos bien vestidos y mejor dispuestos.

Los monopolios mediticos son propios de nuestra regin, pues en el hemisferio norte no se admite la desregulacin que permite acaparar sin lmite diarios, televisin, radio y medios virtuales

Este marco de poder permite comprender nuestros fenmenos de patologa institucional, que llegan a su punto ms alto con el caso de Milagro Sala y su gente. Pero tambin nos muestra de qu manera perfectamente armoniosa encajan las piezas de los dos hechos locales ms significativos de estos das: la declaracin de la vicepresidenta, que desnud con insuperable sntesis y claridad el entramado de la “causa del memorndum”, y la revelacin del envo de armas a los golpistas de Bolivia.

Zaffaroni: "La declaración de la vicepresidenta, que desnudó con insuperable síntesis y claridad el entramado de la causa del memorándum"
Zaffaroni: "La declaracin de la vicepresidenta, que desnud con insuperable sntesis y claridad el entramado de la causa del memorndum"

Los dos episodios encajan perfectamente: haba que eliminar a Cristina Kirchner y a Evo Morales, porque ambos obstaculizaban el endeudamiento, la entrega de recursos naturales, la privatizacin de los servicios pblicos, la venta a precio vil de todo el patrimonio estatal, la derogacin de la legislacin laboral y la entrega de la previsin social a sociedades de ladrones.

Los colonizadores, desde Corts y Pizarro, siempre buscaron oro, lo econmico es lo que cuenta. Por eso se ensaaron con Boudou, lo hicieron condenar con una vergonzosa sentencia en que la prueba es que “Fulano dijo” que “Mengano le dijo” y que “Zutano parece que lo salud”, todo en base al testimonio falso que se pag con un hotel y una Corte Suprema que consider que no vala la pena reparar en esas minucias.

Como bien dijo Cristina, son intereses, los mismos que inventaron que la tentativa de acuerdo con Irn tena por objeto levantar las rdenes de captura internacionales, pero el juez se neg a tomar testimonio al Director de Interpol que lo negaba rotundamente. Este juez, que junto con el ahora descalificado Moro brasileo, posaban rodeando a un sonriente presidente de nuestra Corte Suprema, en el ms sincero prevaricato judicial invent una “traicin a la Nacin” sin guerra contra la letra expresa de la Constitucin y, como a la alzada le pareci demasiado flagrante, alzndose contra el derecho lo reemplaz por la “doctrina” de los “vnculos residuales” para negar excarcelaciones, indito argumento de otro prevaricato judicial. Todo basado en un mamarracho escrito por mano ignota, con “cortes y pegues” de computadora, incoherentes y reiterativos, firmados por un fiscal “estrella” con cuentas raras en el exterior y que guardaba en su caja una versin alternativa, elogiosa sobre los mismos hechos.

Por cierto, le hicieron perder la ltima esperanza de vida a Hctor Timerman. La Corte Suprema, en la solemnidad de panten del cuarto piso del “palacio” mir todo en silencio, o quiz no tanto, no sabemos.

Evo Morales y Alberto Fernández en La Quiaca.
Evo Morales y Alberto Fernndez en La Quiaca.

El “juez Botet”, en plena “fusiladora”, proces a Pern por “traicin a la Patria”, que no es lo mismo que “traicin a la Nacin”: la primera (artculo 29 CN) es dar la suma del poder pblico, la segunda (artculo 119) consiste “nicamente en tomar las armas contra la Nacin, o en unirse a sus enemigos prestndoles ayuda y socorro”. Pero el juez “gorila” tom la precaucin de procesar a todos los legisladores. En la payasada del memorndum no se proces a todo el Congreso de la Nacin, pues se dio por descontado que los diputados y senadores eran inimputables del primer inciso del artculo 34 del cdigo penal. A quien haba que eliminar era a Cristina Kirchner.

Pero tambin haba que matar a Evo Morales, el “dictador” que quera reelegirse con fraude electoral denunciado por personal internacional, haciendo coro con quienes adelantaban las tragicmicas denuncias que poco despus hara en su pas Mr. Trump, aunque en su caso, sin funcionarios internacionales que le hiciesen coro y sin jefes de las fuerzas armadas que exigiesen la renuncia de Biden. Si bien hay pedazos de Sur en el Norte, estn slo habitados por ricos en melanina, pues all no dan resultado algunos mtodos del Sur.

Nuestro ex-presidente Macri (y digo “nuestro” con vergenza, porque debo reconocer que, aunque fuese por el 1%, lo vot nuestro Pueblo), denost a Evo, particip en la tentativa de su homicidio negando la autorizacin para que pasase por nuestro espacio areo, rompi la tradicin de asilo de nuestra Nacin, elogi a un rgimen de no derecho en que una seora, a la que llam “presidenta elegida”, con el 3% de los votos se hizo poner la banda presidencial por un militar y enarbol sacrlegamente la Biblia para resaltar el carcter racista de su rgimen.

Los dos episodios encajan perfectamente: haba que eliminar a Cristina Kirchner y a Evo Morales, porque ambos obstaculizaban el endeudamiento, la entrega de recursos naturales, la privatizacin de los servicios pblicos, la venta a precio vil de todo el patrimonio estatal, la derogacin de la legislacin laboral y la entrega de la previsin social a sociedades de ladrones

Ese rgimen de no derecho encarcel, quem domicilios, arm grupos civiles, viol la inmunidad de sedes diplomticas, secuestr personas, encarcel a quien quiso, neg los salvoconductos de salida a los asilados en embajadas, puso sitio a las embajadas amenazando con invadirlas, le hizo perder el embarazo a la secretaria de Evo y, sobre todo, mat a unas cuarenta personas. Con este ltimo propsito, la “presidenta elegida” segn Macri, llev a la prctica lo que hubiese sido el ideal de su ministra de seguridad: emiti un decreto eximiendo de responsabilidad penal a todo polica que disparase matando o hiriendo a la gente que manifestaba. Y para ese servicio impune, Macri mand los cartuchos con que esos asesinos racistas que quemaban la Wiphala dispararon contra las “mujeres de polleras”.

Este sujeto ahora se hace la vctima, imagino su indagatoria que, al igual que muchas de ladrones de menor dimensin que escuch en mi vida, primero negar el hecho, luego lo minimizar y, por ltimo dir “yo no saba nada, esto es un garrn”. Espero que cuando lo convoquen no sea slo por contrabando calificado y se olviden del art. 219 del cdigo penal.

En verdad, no ahorramos papelones trgicos en nuestra historia reciente, como cuando vendimos armas a uno de los beligerantes en un conflicto frente al cual la Argentina era garante del tratado destinado a evitarlo y, para colmo, las armas eran intiles; fue una estafa.

Nos reivindica la impecable actuacin de nuestro presidente que, junto con el mexicano, que tambin honr la tradicin de su Nacin –que los argentinos conocen bien- salvaron la vida de Evo y de su vicepresidente. Gracias a eso podemos seguir mirando nuestra bandera sin la mancha de la traicin y del crimen, podemos sentir orgullo de que ondee sobre nuestras cabezas.

Pero en la tentativa de eliminacin de Cristina Kirchner con el memorndum y de Evo Morales con la prohibicin de paso del avin mexicano por el espacio areo argentino y de otros territorios gobernados por sujetos del “grupo de Lima”, no estuvieron slo Macri, los patticos jueces jugadores de tenis, los golpistas bolivianos, la seora “presidenta elegida”, los medios monoplicos, los deformadores de opinin de la televisin, los funcionarios internacionales que emitieron “informes provisorios”, alguna cabeza complaciente de organismo internacional, la Corte Suprema argentina mirando para otro lado, los racistas bolivianos, algunos intelectuales elitistas argentinos, las tribunas de doctrina, pues todos ellos cumplieron “tareas menores”, fueron simples piezas fungibles en el tablero del poder. Tan fungibles son que, cuando dejan de ser tiles o pierden eficacia en sus “tareas menores” las descartan y hasta las dejan a las fieras, le retiran cobertura para demostrar que son impolutos y no se comprometen con esos “errores”.

Los que mueven los hilos estn en sus oficinas lujosas en rascacielos a miles de kilmetros, sin mostrar el rostro, detrs del teln o en la casilla del apuntador. Ninguna de las piezas locales tiene poder propio, slo cumplen las “tareas menores” para las que les pagan, con dinero, falso poder, efmera fama o slo con la ratificacin de su autopercepcin de superioridad, pues algunos salen muy baratos.

Por suerte, Cristina Kirchner y Evo Morales sobrevivieron. Nuestros Pueblos siguen sus luchas. Pero el tardocolonialismo financiero tambin sigue vivo. Debemos seguir observando el mapa del poder con atencin, no distraernos con las patticas piezas locales. No se trata de ancdotas pueblerinas, cuestiones de “campanario”, estamos en el mundo, en nuestra Amrica, complicada por cierto, no hemos neutralizado las amenazas, slo salvamos a algunos. Con toda razn la vicepresidenta dijo en un momento, casi como sntesis o corolario de lo que explic claramente: “piensen un poco”.

*Eugenio Ral Zaffaroni, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y ex integrante de la Corte Suprema de Argentina.