Mil horas sin Guadalupe: llegan miembros de las FF.AA. y suman un robot submarino

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Esta semana circuló una versión que preocupó a muchos: planteaba que había un cuerpo en un terreno cercano al autódromo Rosendo Hernández. La Policía de San Luis desplegó rápidamente un fuerte

operativo y horas después llevó un poco de tranquilidad: el dato era falso.

Desde que desapareció Guadalupe Lucero (5), el 14 de junio pasado, los investigadores del caso siguieron una innumerable cantidad de pistas, entre ellas algunas de las más absurdas aportadas por videntes, pero todas resultaron falaces. Es cierto que los rastrillajes en la provincia nunca pararon y que sigue llegando gente nueva para sumarse a los trabajos de búsqueda, pero la falta de resultados complica las cosas y alimenta los peores pronósticos.

En las últimas horas, arribaron ocho buzos de salvamento de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) para reforzar la búsqueda en diques y lagunas de la zona, según confirmaron a PERFIL voceros de la investigación. Los militares cuentan con un robot submarino que facilitará las tareas en los puntos más profundos.

“La misión prioritaria es colaborar todo lo que sea necesario con un vehículo remoto submarino de búsqueda y localización que puede revisar puntos de interés de acceso complicado, con lo que reducimos el riesgo humano”, explicó el teniente de navío Federico Sturba, líder del grupo perteneciente a la base de Puerto Belgrano de la provincia de Buenos Aires.

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“La utilización del robot submarino permitirá acelerar la búsqueda que se viene haciendo en los diques y espejos de agua, y se podrán acercar a puntos riesgosos como los murallones, dejando al elemento humano para otras tareas más específicas”, amplió Sturba.

Los operativos están concentrados en dos puntos: la ciudad de San Luis y Potrero de los Funes. Esta semana rastrillaron el río Seco, en la zona oeste de la capital, y distintos desagües pluviales.

Lo más saliente de los últimos días fueron los tres allanamientos realizados en cercanías de la autopista Serranía Puntana, a la altura del kilómetro 790, en el marco de la pista que señalaba la aparición de un cuerpo en un terreno cercano al autódromo.

De hecho, estuvieron presentes el juez Ariel Parrillis y la fiscal de Cámara, Virginia Palacios Gonella. Según fuentes policiales, secuestraron una computadora y otros objetos de interés, pero al parecer nada como para darle un giro a la investigación.

¿Dónde está? Guadalupe lleva cuarenta días desaparecida. Hace casi mil horas que sus padres no saben nada de ella. La causa avanzó poco y sigue siendo investigada como averiguación de paradero.

La falta de elementos de prueba que indiquen un secuestro extorsivo o un caso de trata de personas impide que la causa pase al fuero federal, como reclaman los padres de la menor. De hecho, el fiscal federal de San Luis, Christian Rachid, consideró que “no es propicio” un cambio de fuero porque entre la prueba recolectada “no prevalece ninguna” que amerite “la intervención federal”.

¿Cuál es la principal hipótesis? A esta altura del caso, no hay una que tenga más fuerza que otra. Esa es la realidad. La pista que apunta a una red de “trata de personas” figura entre las posibilidades como la de un secuestro extorsivo o un mensaje mafioso dirigido a la familia.

Por la falta de indicios, nadie se anima a descartar que los captores se hayan llevado a Guadalupe por error y que se trate de un ajuste de cuentas que salió mal. Siguiendo esa línea es que la policía realizó excavaciones en la zona donde la niña fue vista por última vez y buceó en arroyos y diques, aunque sin resultados hasta el momento.

Otra posibilidad es que haya sido víctima de un ataque sexual. “Puede ser un secuestro al voleo con características de perversión sexual”, fue la última hipótesis que deslizó el abogado del papá de Guadalupe, Héctor Zabala.

La pista narco, como otras tantas, también aparece en la lista, aunque esta línea perdió fuerza con el paso del tiempo. Si bien es cierto que hay familiares lejanos vinculados al narcomenudeo, nada indica –al menos hasta ahora– que esto pueda tener relación con la desaparición de la niña.

Los padres no tienen antecedentes y además está demostrado que no tienen vínculos con ningún grupo criminal como para sospechar que la desaparición de la niña pueda tratarse de un mensaje mafioso dirigido a ellos.

Sobre la red de trata, no hay indicios concretos que sostengan esta teoría, más allá de algunas manifestaciones públicas realizadas por Susana Trimarco, figura emblemática de la lucha contra la trata de personas, la participación en la investigación de la Procuración de Trata y la denuncia de una mujer que fue víctima de una red, pero que no prosperó.

Más de 300 allanamientos

La tarde en la que desapareció Guadalupe Lucero (5) la Policía de San Luis montó un fuerte operativo en el barrio 544 Viviendas, convencida de que la pequeña no podía estar muy lejos. Con el paso de las horas, los rastrillajes se extendieron por casi toda la provincia y hasta se trasladaron a Mendoza, donde viven familiares de la menor.

Los investigadores aseguran que realizaron cerca de 700 operativos y más de 300 allanamientos, aunque los resultados obtenidos hasta el momento fueron todos negativos.

En los últimos días se sumaron declaraciones testimoniales, muchas de personas que viven en el barrio donde la chiquita desapareció cuando jugaba con otros niños en medio de un cumpleaños familiar.

Los investigadores siguen trabajando en la zona cero porque creen que allí podría estar la clave para detectar una pista firme que pueda encaminar la causa. Esta semana revisaron 13 domicilios de la manzana D y realizaron una pericia de Luminol en dos vehículos.

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