Muertes por enfermedad cardiovascular en pandemia: hubo un 10% más y piden que se insista con los chequeos

Sociedad
Lectura

Más de 103 mil personas murieron por coronavirus en la Argentina, pero ¿cuántas lo hicieron por las enfermedades desatendidas durante la pandemia? Aunque la lista no tiene números oficiales,

los cardioangiólogos estiman que en 2020 la mortalidad cardiovascular –la principal causa de muertes en el mundo- aumentó en un 10,5% en el país y alertan que la atención todavía no se normalizó.

“En 2020 hubo unas 10.000 muertes más de lo que debería haber habido por causas cardiovasculares”, aseguró a Clarín el presidente del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), Diego Grinfeld, y apuntó que el país está cada vez más lejos de las metas impulsadas por la Federación Mundial del Corazón.

En consonancia a los lineamientos de la OMS, el “Objetivo 25x25” promovía la implementación de un conjunto de medidas para lograr una reducción del 25% de la mortalidad cardiovascular para 2025. “La pandemia nos ha hecho retroceder 5 escalones de los 3 o 4 que habíamos logrado avanzar”, resumió Alejandro Cherro, director de la Especialidad en Hemodinamia, Angiografía General y Cardiología Intervencionista de la UBA.

Si se proyecta un aumento del 10 por ciento sobre los datos de 2019, los últimos que publicó el Ministerio de Salud en su reporte de Estadísticas Vitales, los fallecimientos causados por las enfermedades como las anginas de pecho e infartos habrían sido alrededor de 107 mil muertes durante el primer año de pandemia.

BANER MTV 1
Cardiólogos alertan que por la pandemia aumentó la mortalidad cardiovascular. Afirman que mucha gente dejó de hacerse estudios por temor a contagiarse coronavirus.

Cardiólogos alertan que por la pandemia aumentó la mortalidad cardiovascular. Afirman que mucha gente dejó de hacerse estudios por temor a contagiarse coronavirus.

El coronavirus “llegó para cortar la curva descendente de mortalidad cardiovascular: la gente por temor al virus suspendió sus controles médicos de rutina y postergó la realización de estudios”, sostuvo el especialista Daniel Berrocal, ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).

Es cierto que hubo distintas etapas. Entre marzo y mayo, los centros de salud postergaban los turnos de menor urgencia. Luego, muchos pacientes crónicos cancelaron turnos programados y controles por el temor a contagiarse de Covid-19 en los centros de salud. Pero también, pacientes con síntomas de infarto demoraron más de lo habitual la consulta.

El cardioangiólogo intervencionista, Alejandro Palacios,ex presidente del CACI, lo ilustró para Clarín: “Hace mucho tiempo está estudiado que entre que un paciente empieza con dolor de pecho hasta que despierta a la persona que tiene al lado hay una demora de alrededor de una hora. A veces, porque piensa que es un problema gastrointestinal o de otro tipo. Después, había que calcular el tiempo hasta llegar al hospital, tal vez media hora o una hora más. Con la pandemia ese tiempo se empieza a duplicar o triplicar”.

En algunos casos, se debía al miedo a contagiarse de Covid-19 en la consulta médica, en otros la falta de información sobre a qué lugar asistir o sobre cómo circular por la calle en el momento de restricciones más estrictas. Esas horas son clave para poder recibir un tratamiento eficaz.

Cardiólogos alertan que por la pandemia aumentó la mortalidad cardiovascular. Afirman que mucha gente dejó de hacerse estudios por temor a contagiarse coronavirus.

Cardiólogos alertan que por la pandemia aumentó la mortalidad cardiovascular. Afirman que mucha gente dejó de hacerse estudios por temor a contagiarse coronavirus.

“Hay una primera hora de oro, que es donde mejor evolución tienen los pacientes de infarto que reciben atención. Si no se llega, el ideal es que sea atendido en las primeras 4 horas. Y finalmente, hasta dentro de las primeras 12 horas uno podría hacer angioplastia posterior al infarto. Luego de las 24 horas, con un infarto instituido, que es casi peor el tratamiento que continuar la evolución.”

La pandemia fue en algún punto un flashback al 2001 y el 2002, relató Palacios: “Vinieron muchos pacientes de 30 y pico con enfermedades coronarias muy avanzadas, que solemos ver en pacientes de 60 años”. El motivo puede ser el aumento del sedentarismo, el estrés por el confinamiento y la obesidad, pero también “está probado que las crisis económicas producen un aumento sensible de complicaciones de infarto”.

El paciente que más lo conmovió llegó de urgencia “con una enfermedad de 3 vasos, con infarto de la arteria descendente anterior no posible de revascularizar”. Tenía 38 años y tardó más de 30 horas en pedir asistencia en un hospital: “Quedó con insuficiencia cardíaca y probablemente sea candidato a trasplante por llegar tarde a la consulta”.

Grinfeld apunta un caso similar. En julio de 2020, una persona de 60 años ingresó al Hospital Español de La Plata un día y medio después de haber sufrido un infarto. “Llegó con insuficiencia cardíaca y solo pudimos hacer una solución parcial. Ese paciente, que si hubiera consultado y se hubiera tratado rápido, se hubiera ido a los 5 días, estuvo 15 días en unidad coronaria, la terapia intensiva para el corazón, y falleció”.

“El riesgo de fallecer es mucho mayor por una enfermedad coronaria que por contraer Covid y eso desde ningún gobierno se dijo. Entre abril y junio de 2020 cayó más de un 50 por ciento las consultas por infartos en el país, pero la gente se infartó igual. Y esos pacientes seguramente fallecieron”, estableció.

El doble efecto de la demora en buscar ayuda

En primer lugar, señaló el especialista, “un infarto cursado en domicilio tiene 50% de posibilidad de terminar en fallecimiento, mientras que en un centro de salud el porcentaje es de 6,5 si el paciente llega en las primeras 6 horas. La mortalidad por covid no llega al 2 por ciento. No hay comparación.” En segundo, “durante 2020, se aumentó la internación en un 100% por la consulta tardía por infarto, en un momento donde las camas se necesitan libres más que nunca por la pandemia”, apuntó.

Palacios señaló que estos dos casos también se reflejaron en una disminución de los procedimientos que se requieren para revertir cuadros muy delicados. “Según un trabajo nacional realizado entre más de 50 sanatorios en base a 100 mil consultas, se realizaron un 23% menos de angioplastias coronarias y un 38,3% menos de la técnica TAVI, de reemplazo de válvula aórtica por cateterismo”.

Además, siguió citando el informe, en 2020 hubo “casi una duplicación de las complicaciones coronarias (+1,8 veces) con un aumento en más del doble de la mortalidad cardiovascular esperada (+2,39 veces)”.

“Necesitamos que haya algún proyecto oficial que diga que hay que salir a retomar los controles, que tener Covid es menos riesgoso que un infarto no tratado, que estar encerrado aumenta el estrés, la obesidad y descontrola factor de riesgo como diabetes y eso aumenta cantidad de pacientes que van a tener síndromes coronarios”, pidió Grinfeld.

SC