Viven en un auto cerca del hospital esperando la recuperación de su hijo de 4 años

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Los momentos que atraviesa una familia de Salsipuedes —40 kilómetros al norte de Córdoba Capital— son tan emotivos como traumáticos.

Iván, de 47 años, y Miriam, de 44,

Los momentos que atraviesa una familia de Salsipuedes —40 kilómetros al norte de Córdoba Capital— son tan emotivos como traumáticos.

Iván, de 47 años, y Miriam, de 44,

esperan la recuperación de su hijo Lihuel, que tiene 4 años. Desde que nació, el chiquito pasó por cinco operaciones; tres, en los últimos 40 días. Días en los que, por falta de recursos, sus padres estuvieron durmiendo en un auto, en el estacionamiento del Hospital de Niños de Córdoba.

El pasado viernes, mientras Lihuel afrontaba su última intervención, Iván y Miriam se enteraban por teléfono de una noticia que cambiaría, al menos por un rato, la angustia por alegría: Berenice (20), hija mayor de la familia, había rendido con un 10 su último examen para recibirse de Técnica en Criminalística.

"Mientras su hermanito estaba en el quirófano, ella rendía su última materia. Fue un orgullo para nosotros. Estuvimos con videollamadas y recién el lunes a la noche pude salir un ratito del hospital para ir a darle el abrazo de todo padre que se siente orgulloso de su hija, a pesar de todo lo que está pasando", le contó Iván a Clarín.

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Tal como lo expresa su tono de voz, la noticia cayó como un fuerte espaldarazo para la familia en momentos en que los invade la intranquilidad. Y aquel abrazo de comienzo de semana sirvió para reforzar los ánimos mientras Lihuel pelea por su vida

El chiquito nació con una cardiopatía llamada Tetralogía de Fallot, que provoca que la sangre pobre en oxígeno fluya desde el corazón hacia el resto del cuerpo. "A los 9 meses lo operaron y salió muy bien", relata Iván, que con Miriam también son padres de Morena (13).

Aquella intervención requirió dos meses de internación.

El 26 de agosto de 2019 el nene requirió una nueva operación por un tumor en la cabeza. "Fue una operación muy grande, estuvo diez horas en el quirófano y, dentro de su recuperación, once días en coma", recuerda Iván, que estuvo junto a su mujer "tres meses y medio en el hospital".

Lihuel tuvo que volver a ser hospitalizado el 14 de junio de este año. "Fue una cirugía programada para cambiar un tubito que le habían puesto en 2018, porque se había tapado por una callosidad", detalla Iván.

Si bien la operación salió bien, durante su recuperación le descubrieron el diafragma del pulmón derecho desgarrado, por lo que se hizo necesaria una nueva cirugía.

La intervención fue programada para el 12 de julio y pasó sin sobresaltos. Pero pocos días después, el nene comenzó a sufrir un problema en el sistema respiratorio mecánico.

En medio del desconsuelo, Iván explicó que su hijito no tenía fuerzas para respirar por si solo. El jueves su situación se agravó y al día siguiente se programó otra cirugía: era necesario practicarle una traqueotomía.

"En 40 días tuvo tres cirugías en su cuerpito y en su cuatro años lleva cinco", se lamenta Iván, que no se movió del hospital un segundo, junto a su mujer, durante este mes y medio de zozobra.

Es que los recursos escasean y el dinero no alcanza para viajar desde su casa al hospital una y otra vez. "Tenemos horario de visita de 11 a 12 y de 19 a 20. Serían cuatro viajes. Con peajes y combustible, se nos hace muy caro", explicó Iván, que hace changas para la cooperativa de Salsipuedes en el área de servicios sociales.

La solución que encontró junto a su mujer para pasar el mal momento fue dormir en el estacionamiento del centró médico, dentro de un Fiat Palio que les prestó una concesionaria de la localidad de Dean Funes. 

"Estamos así desde el 13 de junio. Tenemos frazadas y bolsas de agua caliente. Nunca nos había tocado en invierno pero, al ser nuestra tercera internación, ya venimos preparados", manifiesta sobre una inesperada rutina que se transformó en diaria.

Por ahora, no han aparecido otras alternativas de alojamiento. "Hay una casita de Ronald McDonald's al lado del hospital, para hospedar a papás del interior, pero es [para quienes viven] a partir de los 50 kilómetros. Nosotros no podemos entrar. Vienen muchas mamás solas de otras provincias que tienen prioridad y uno lo entiende", contó el hombre.

"Cajita solidaria"

A la pareja los días se les hacen eternos. De todas maneras, Iván agradece la solidaridad de las personas que se acercaron con comida y abrigos. Todas las donaciones las compartieron con otros padres que están pasando por situaciones similares.

"Armamos una cajita en el Hospital que la llamamos 'solidaria' y ahí vamos dejando comida y todo que nos están dando, para que también ellos la pasen de la mejor manera", destaca.

Lo que queda ahora es esperar la recuperación y el alta de Lihuel, aunque su papá aclara: "No sabemos el tiempo que demandará". Primero, hay que esperar el pase a terapia intermedia. Después, se evaluará si Lihuel requiere oxígeno permanente o un aspirador de traslado.

"Una vez que le den el alta, tenemos que esperar que el Gobierno nos facilite esos aparatos para poder irnos", explica Iván. Mientras tanto, el grupo de padres pasan parte del tiempo en clases en las que les enseñan los cuidados necesarios tras una traqueotomía.

Las horas pasan y "el teléfono no para de sonar", cuenta Iván. "Fue mucha gente la que se preocupó y queremos agradecer", cierra el hombre, a la espera de un final feliz que les permita volver a su casa, reencontrarse con sus dos hijas y así poder brindar por la recuperación de Lihuel y la graduación de Berenice.

LGP