El motivo por el que en una escuela no pueden volver a dar clases tras un año cerrada por la cuarentena

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Enseñar desde la virtualidad en época de pandemia se convirtió en un desafío para muchos docentes, pero otros deben enfrentar problemas adicionales. En la Escuela 352 “Don Ceferino”, cerca

de San Vicente, en Misiones, primero batallaron contra la falta de agua y ahora tuvieron que suspender las clases porque desde hace un mes varias aulas quedaron sin techo a causa de una tormenta.

La burocracia estatal parece ensañarse con los alumnos y docentes de esa escuela, que está a nueve kilómetros de la ruta nacional 14, en la Colonia Río Victoria, cerca de la ciudad de San Vicente. A cuatro días de haberse reiniciado el ciclo escolar, los 72 chicos no pueden volver a las aulas porque la mitad de ellas sigue sin techo.

El director, Cristian Zamudio, peregrinó por varios despachos para encontrar una solución al problema, pero ni siquiera logró que un funcionario de Infraestructura del Ministerio de Educación llegue hasta la escuela para ver los daños ocasionados por el fuerte viento, a fines de junio.

Zamudio quiere tener a todos los alumnos de regreso el lunes. Es por eso que este jueves trabajaba junto a integrantes de la cooperadora escolar para colocar siete chapas que le donó la Municipalidad de San Vicente para techar al menos el sector de los sanitarios.

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Las chapas voladas dejaron al descubierto el revestimiento interno del techo y las aulas se inundan.

Las chapas voladas dejaron al descubierto el revestimiento interno del techo y las aulas se inundan.

“Estoy viendo cómo vamos a hacer. Los chicos de jardín van a dar clases en la cocina y es probable que tenga que agrupar grados para que todos puedan tener clases. A nosotros la virtualidad nos perjudicó mucho porque estamos en una zona sin conectividad y hoy tenemos chicos en tercer grado que ni siquiera reconocen las letras”, se sincera.

Quizás el techo sea el problema más urgente a resolver en la escuela, pero en épocas donde se recomienda una higiene constante de manos, el agua no es menos importante. “Los problemas con el agua vienen desde 2019. Nosotros nos abastecíamos del manantial de un vecino, pero por la sequía se redujo el caudal. Entonces los padres nos traían en sus carros en bidones de 20 litros y así fuimos paliando la situación”, relató el director.

“En marzo del año pasado tomé la decisión de suspender las clases por la falta de agua. Entonces vinieron e hicieron un pozo perforado en la escuela, pero nunca nos mandaron la bomba para levantar el agua a los tanques. Me dicen que está comprada desde mayo, en Posadas, pero que no tienen personal para que venga a instalarla”, contó.

La escuela rural 352 no tenía agua, le compraron una bomba pero no la instalaron. Ahora tampoco tiene techo.

La escuela rural 352 no tenía agua, le compraron una bomba pero no la instalaron. Ahora tampoco tiene techo.

A fines de junio, una tormenta dañó gran parte del techo de la Escuela 352. Zamudio hizo los reclamos a través de sus superiores. Preocupado por la falta de respuestas, viajó a Posadas, donde se entrevistó con funcionarios del Ministerio de Educación y del Consejo General de Educación. “Me dijeron que no había plata para el arreglo, que tenían que llamar a licitación y que la construcción del nuevo techo demoraría entre un año y 18 meses”, recordó, indignado.

“Me recomendaron que inicie gestiones a nivel político para agilizar todo. Entonces vine a hablar con el intendente de San Vicente y conseguí que me done siete chapas. Cuando fui al corralón, me dijeron que recién podían llevarlas la semana que viene, así que pagué 4.000 pesos de flete para evitar esa demora”, contó resignado el director.

Una licitación millonaria

Sobre la reparación del techo, sostuvo que “me dijeron que el presupuesto va a estar cerca de los 13 millones de pesos, pero acá sólo necesitamos 24 chapas y los perfiles metálicos. Yo creo que con menos de un millón de pesos solucionamos el problema y podemos volver a utilizar las aulas”.

Cuando llueve, el agua se filtra adentro del establecimiento.

Cuando llueve, el agua se filtra adentro del establecimiento.

“Yo trato de que todo funcione en la escuela, pero hay cosas que nos superan y dependemos de otras personas para tener una solución”, razona. Su compromiso es tal que los sábados los dedica personalmente a limpiar el edificio porque la escuela tiene un “portero itinerante” que sólo va dos veces a la semana.

El docente admite que las escuelas rurales están olvidadas. “Hasta las banderas tenemos que comprar. La de ceremonias la tenemos desde 2009 y la cuidamos muchísimo porque es muy cara reponerla”, cuenta.

Por los problemas en la escuela, Zamudio perdió a ocho alumnos sólo este año. Los padres decidieron llevarlos a otra escuela para que reciban una mejor educación. “El año pasado apenas pudimos mantener contacto con el 30 por ciento de los chicos. Armamos cuadernillos para que los completaran en sus casas, pero no venían a retirarlos. Mandarles tareas por WhatsApp es imposible porque acá la conectividad es muy mala o nula”, aseguró.

En el Ministerio de Educación hablan de una licitación de 13 millones de pesos y una reparación que podría llevar un año.

En el Ministerio de Educación hablan de una licitación de 13 millones de pesos y una reparación que podría llevar un año.

“Me hubiera gustado ver a algún funcionario en nuestra escuela, aunque sea para decirnos una mentira, pero nadie se acercó”, dijo el directivo que, este jueves se subió al techo de los baños para colocar las pocas chapas que consiguió.

Misiones. Corresponsal.

MG