Los otros varados: extranjeros que tienen su familia acá y piden que los dejen ingresar

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El cupo de ingreso al país de 600 personas por vía aérea se amplió en las últimas semanas a 1.000. Pero desde fines de junio, cuando se impuso la restricción, también

quedaron suspendidas las reunificaciones familiares, y sin embargo sobre esa medida no hubo actualizaciones. Padres, hijos y parejas distanciados por la decisión gubernamental insisten con la flexibilización de las limitaciones para volver a verse.

Carla -no se llama así pero pide aparecer con otro nombre- no se reencontrará en lo inmediato con su esposo. El vuelo de Air France que lo hubiera traído de regreso a la Argentina quedó anulado un mes atrás. "No le permiten volver a mí, aún cuando estamos casados", dice ella. Su esposo es francés pero la vida de los dos está en la Argentina.

"Él está en Francia porque aplicó a una beca de estudios en una escuela de arte en Lyon. En agosto de 2020 viajó, yo lo visité en diciembre y ahora le tocaba regresar, pero al suspenderse el vuelo no sabemos cuándo volverá", se queja. A Carla hay un concepto que la violenta: "No es un varado. Es diferente. Nadie lo entiende ni nos escucha. Lo ven como un extranjero o como turista y no como mi familiar y le prohíben entrar".

En noviembre de 2020, la Dirección Nacional de Migraciones autorizó el ingreso al país de extranjeros no residentes que fuesen familiares directos de ciudadanos argentinos. La decisión estuvo enmarcada en la disposición 3763. Hoy cientos de argentinos y residentes reclaman al Ejecutivo el restablecimiento de esa disposición que quedó suspendida a fines de junio, cuando se limitaron las entradas al país desde el exterior.

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Natalia Gilabert (42) y SamVive con su pareja en Argentina, pero aún él no es residente. Sam tiene que viajar a su país por un problema familiar

Natalia Gilabert (42) y SamVive con su pareja en Argentina, pero aún él no es residente. Sam tiene que viajar a su país por un problema familiar

"Estamos a favor de los cuidados epidemiológicos. Lo que no queremos es estar en la misma categoría que cualquier extranjero que entra a la Argentina por turismo", diferencia Natalia Gilabert. Su historia y la de su pareja Sam fue contada en Clarín a mediados de julio. Desde entonces pocas fueron las novedades.

Sam es estadounidense. Vive en la Argentina con Natalia y los dos hijos de ella. Él tiene a su hija, quien está enferma, en California. "Vivimos una situación de terror. Él tiene que ir sí o sí a ver a su hija. Pero teme no poder regresar", dice Natalia.

El viernes pasado Sam tuvo una entrevista para tramitar una residencia precaria en la Argentina. El permiso tiene una duración de tres meses. "Además de que se suspendió la reunificación familiar, el 15 de julio se anuló la posibilidad de que los extranjeros renueven su residencia precaria desde el exterior. Esa opción existía por la excepcionalidad de la pandemia pero también se dio de baja. ¿Qué pasará si Sam no puede volver y tampoco renovar su residencia precaria desde Estados Unidos? Nos anularon todas las opciones".

Carla y Natalia forman parte del colectivo Love Is Not Tourism ("Amor no es turismo", en español). La iniciativa mundial nació en Europa en julio de 2020 y a los pocos meses llegó a la Argentina. En un principio reunió a parejas y familias que quedaron separadas por el cierre simultáneo de fronteras para impedir el avance de la pandemia. Desde fines de junio congrega a los argentinos y residentes afectados por las limitaciones decretadas por Migraciones para frenar la variante Delta del coronavirus.

"No aparecemos en la estadística pero somos un grupo lleno de dolor y de separación", agrega Natalia, quien estima que hay alrededor de 4.500 personas en una situación similar. Natalia reclama contra lo que considera un sistema de autorización cruel. Cuestiona que el reencuentro deba justificarse con la enfermedad más grave o con un asunto de vida o muerte. "Tenemos el derecho de estar con nuestras familias, es un derecho humano".

Laura Almazo espera al menos el ingreso de su madre al país para acompañarla en el nacimiento de su primer hijo. Foto: Maxi Failla

Laura Almazo espera al menos el ingreso de su madre al país para acompañarla en el nacimiento de su primer hijo. Foto: Maxi Failla

Laura Almazo tiene fecha de parto para el 4 de agosto. Había planeado vivir la última etapa de su embarazo y los primeros meses del nacimiento de su hijo junto a sus padres. Pero esa organización se canceló cuando el vuelo de Bogotá rumbo a Buenos Aires, con fecha para el 10 de julio, fue suspendido.

Su esposo es médico. Trabaja en un hospital y en una clínica del sur bonaerense. "Tiene guardias de 24 horas el sábado, el domingo, el lunes y el jueves. Cuatro días de los siete de la semana estoy sola. Por eso habíamos organizado que estuvieran mis padres", explica. Su situación también había sido contada en Clarín pero aún sigue irresuelta.

Laura y su esposo son colombianos con residencia permanente en el país. Cinco años atrás, Laura llegó a la Ciudad de Buenos Aires para cursar una maestría en políticas públicas en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). En suelo porteño conoció a su pareja y acá se casaron. Viven en un departamento alquilado en Recoleta.

Al suspenderse el vuelo de Bogotá a Buenos Aires, Laura consultó en la Dirección Nacional de Migraciones. Ahí le explicaron que la visita familiar a ciudadanos argentinos o residentes extranjeros en el país había quedado anulada ante la decisión administrativa 643/2021 y la disposición 1798/2021 que introdujo cambios a las condiciones de ingreso a la Argentina. También le dijeron que toda situación excepcional debía ser canalizada a través del consulado argentino desde donde partiera la persona, en este caso sus padres.

"Entonces me contacté con el consulado argentino en Bogotá y presenté todos los papeles -historia clínica, certificado médico de embarazo y de requerimiento de compañía, constancia de quiénes son mis padres, copia del pasaporte de ellos y copia de mi documento- para pedir la excepción de ingreso por razones humanitarias". 

Pero en las últimas horas la solicitud le fue denegada por no aplicar con la categoría de excepción. "Se informa que por el momento solo se están dando curso a los pedidos en donde corra riesgo la vida o la integridad de las personas", le respondieron.

A una semana del parto, Laura todavía se esperanza con que al menos pueda entrar su madre al país. Este lunes después de publicar un tuit en el que etiquetó la cuenta de Casa Rosada y de la titular de la Dirección Nacional de Migraciones, Florencia Carignano, recibió una comunicación por mensaje privado. Desde la cuenta de Carignano le consultaron en qué consulado había iniciado la solicitud y le informaron que se comunicarían con Cancillería.

SC