Terremoto en la oscuridad: la noche que Caracas quedó en ruinas

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Sábado a la noche. Rutina normal. Tocaba poner la mesa para la cena. Entonces el ruido. Un aullido indescriptible, monstruoso, imposible que salía de la profundidad de la tierra. A las

20.05 del 29 de julio de 1967, un sismo violento y destructor de magnitud de 6.5 a 6.7 sacudió a Caracas durante 35 a 55 segundos. A las 20.43 llegó la réplica. Al día siguiente, este viernes hace 54 años, la ciudad era un mar de escombros y cuerpos atrapados.

"Corrí asustada a la cocina y vi que la heladera se me venía encima, traté de sujetarla, pero ella volvía a moverse hacia atrás y adelante sin control", relata Ludmila Vinogradoff, la corresponsal de Clarín, con el recuerdo indeleble.

La sorpresa la desubicó. ¿Era eso uno terremoto? Ni lo pensó. Era la heladera que se movía. Y luego todo el edificio de ocho pisos en la Avenida Maripérez. "Mi familia vivía en el sexto piso cuando sentí que el comedor comenzó a saltar, arrojando los cristales y los platos al suelo."

Los caraqueños sentían pánico y tampoco sabían qué estaba pasando. Las radios estaban mudas. Sólo en la calle se hablaba de que la tragedia había ocurrido por un terremoto.

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El violento terremoto del 29 de julio de 1954 en Caracas destruyó grandes edificios.

El violento terremoto del 29 de julio de 1954 en Caracas destruyó grandes edificios.

Después vinieron los gritos de alarma. Se escucharon en todo el edificio. Todo el mundo empezó a correr rápido por la escalera. "Esa noche dormimos en la calle, concretamente en la avenida Libertador dentro del auto de mi hermano, sintonizando la radio para escuchar lo que pasaba. Pero ninguna emisora estaba transmitiendo por la emergencia."

Siendo una niña, Vinogradoff admite que esa noche de terror nunca la abandonó. Y recuerda con detalles perfectos como miraba desde lo lejos al edificio Samar, su edificio, su hogar, su casa, para ver si se venía abajo.

"Afortunadamente no se desplomó solo sufrió algunas grietas en las paredes, en comparación con la destrucción total de otros edificios."

Primer boletín


Pasadas las 10.25 de la noche la estación sísmica del Observatorio Cajigal emitió su primer boletín. No lo hizo antes porque sus empleados tuvieron que abandonar el local para protegerse.

El sismo causó en total 283 muertos y 2.000 heridos. Dejó en ruinas varios edificios de hasta 12 niveles. Otras edificaciones consideradas como indestructibles, como las emblemáticas torres de El Silencio, centro de la ciudad, resultaron afectadas por la rotura y caída de sus frisos, principalmente en las plantas bajas.

Los edificios se mecían y los automóviles eran sacudidos de una forma que muchos conductores creían que eran empujados o removidos por otros vehículos. Muchos ascensores de la ciudad quedaron atascados y personas encerradas.

Edificios en ruinas


La magnitud del terremoto no respetó poderosas estructuras que hasta ese momento habían sido consideradas como indestructibles, tal como los bloques de “El Silencio”, que resultaron algunos con resquebrajamientos y caída de frisos, principalmente en las plantas bajas.

Decenas de avisos luminosos se vinieron al suelo y varias de las paredes demolidas tapizaron o destruyeron parcialmente vehículos que estaban estacionados cerca.

El epicentro del sismo se registró en el litoral de La Guaira y Carballeda, a 20 kilómetros de Caracas, donde la edificación Mansión Charaima, entre otras, se desplomó por completo.

Edificios que se creían "indestructibles" se desplomaron en el sismo de Caracas de 1954.

Edificios que se creían "indestructibles" se desplomaron en el sismo de Caracas de 1954.

En el este de la ciudad en las zonas de Altamira, La Castellana y Los Palos Grandes, también se desplomaron varios edificios de más de 10 pisos.

En el norte de la ciudad las zonas de Lídice, Manicomio, La Pastora y San José, el violento sismo también afectó a unas 200 viviendas debido a la antigua construcción.

Postes que bailaban


“Presencié el terremoto desde una colina de las Acacias. A lo lejos se veían las luces y los postes de electricidad de la ciudad moviéndose como si bailaran meciéndose de un lado a otro. Era todo un espectáculo”, comentó a Clarín Alí Rojas, que cumplía años ese día y había ido a casa de su familia para celebrarlo.

Alí Rojas, hoy de 92 años, vive en Los Palos Grandes, zona sísmica, donde se desplomaron varios edificios pero no el suyo porque había sido construido con las mejores técnicas antisísmicas.

“Apenas se rajaron algunas grietas en la tabiquería pero estructuralmente es sólido y fuerte mi edificio”, dijo.

El gobierno venezolano de ese momento socorrió a los caraqueños brindando préstamos blandos a las víctimas del terremoto para que pudieran reparar y reconstruir sus viviendas.

Caracas, especial para Clarín

CB​  y AP