La primera PASO a cara de perro

Economia - RDN
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La fragilidad de los liderazgos en las coaliciones del oficialismo y la oposición han convertido a las primarias de este año en las primeras en la que se disputarán candidaturas a

cara de perro.

Los intentos de control de dirigentes de pretensión nacional, como Cristina de Kirchner, Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta no han impedido que los precandidatos jueguen en casi todos los distritos su destino, a suerte y verdad y al borde de la lealtad a sus jefes.

Las PASO fueron desde su debut en 2011 un festival de la lista única. Los postulantes se anotaban como producto de acuerdos previos, para cumplir el verdadero propósito de la norma sancionada en 2010, que era validar candidatos y castigar a los traidores, no seleccionar entre ellos.

Este fue un pretexto que justificó la violencia de la virtual estatización del sistema de primarias que instauró el peronismo, confiscando una atribución que hasta aquel momento era jurisdicción de los partidos políticos.

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Interna santafesina. Omar Perotti y Agustín Rossi.

Interna santafesina. Omar Perotti y Agustín Rossi.

El signo de este turno electoral es la fragilidad de los liderazgos partidarios y que los competidores van a la pelea sin acuerdos previos. Una rareza.

Cristina domina el peronismo de Buenos Aires, pero no el del resto del país. Lo prueba el desaguisado de Santa Fe, en donde un dirigente que ha sido de su referencia más estricta, Agustín Rossi, va a las PASO en contradicción con los dirigentes de su espacio, como la vicepresidente, Alberto Fernández y Omar Perotti.

El resultado más estridente es la renuncia a un ministerio en el cual él era indiscutible, tanto que lo ocupó en dos turnos de gobiernos peronistas. Menos mal que no estamos en guerra, aunque la pasión de poder justifica frivolidades, como que Daniel Gollán, comandante de la guerra contra el virus en el distrito más contaminado del país, también resigne las trincheras para recomenzar su vida en una banca.

Cristina manda a despegarse de Rossi

Maxi Kirchner se pasó la semana transmitiendo en discretas reuniones con los propios y algún opositor con quien tiene un canal confiable, que Cristina no tuvo nada que ver con el agustinazo.

La imagen de la vicepresidente como figura hegemónica del peronismo quedó de nuevo en cuestión. Ese estereotipo lo alimentan desde el oficialismo -como simulación de un poder que no tiene- y también desde la oposición -le sirve para agitar el miedo al adversario que ya lo tumbó a Macri y que “nos quiere llevar a Venezuela”.

Patéticas elementalidades del discurso de campaña, tan frágil como las ilusiones que despierta en los incautos. El optimismo anula el olfato, y se les nota a los candidatos que, dentro de la misma fuerza, tratan de solapar sus disidencias.

Del gabinete nacional se filtran batallas en ministerios con grandes cajas, como Defensa o Desarrollo Social. Las cuentan desde Olivos y el Congreso, no desde la marginalidad de la oposición. Por eso Maxi emite disculpas: “Mi vieja no tiene nada que ver”.

Rossi se declaró un librepensador frente a lo que quieren de él en el AMBA (Alberto, Cristina, Maxi, que es Kirchner, Massa), pero insiste en disputar la senaduría. El momento más alto de prestigio del santafesino fue cuando mandaba en el bloque del FdT en Diputados, entre 2017 y 2019. Alcanzó un sello que pocos reconocen en esa casa, que es el respeto de sus adversarios como hombre de códigos, además de ser un látigo de la oposición a Cambiemos.

Sacarlo del bloque, cuando le quedaban dos años de mandato, tuvo un solo motivo: imponerlo a Maxi en ese cargo. La gestión del vástago vicepresidencial no ha sido muy lucida, si se suman los tropiezos del oficialismo para quebrar al frente opositor. Tampoco se luce en la superficie, porque Maxi ha elegido sumergirse en la clandestinidad: habla poco, nunca se sabe dónde está y si llega o no llega.

Aparece en algunos cierres de debate a desplegar argumentos familiares para castigar a la oposición y levantar banderas testimoniales, como decir que la deuda es muy alta y no se puede pagar, o que los laboratorios y el FMI son malos. Agota la tarea en el empeño inútil de quienes creían que hacer política era orinar en las paredes del Banco de España (Azorín, el del pequeño filósofo). A Maxi lo designó diputado su madre y lo ungió jefe de bloque el trío presidencial. No ha hecho esfuerzos para construir la fuerza que tiene – y que no es ni poder ni autoridad - y tampoco muestra mucho interés en probar que puede hacerlo una vez en el cargo.

Macri, también desairado en los grandes distritos

Macri, por su lado, es cuotapartista de un segmento de Cambiemos. Da señales de que no se postulará en el futuro a ningún cargo, pero no basta. Igual sus aliados lo apartan del camino en cualquier proyecto, sean los propios seguidores del Pro, los socios del radicalismo, la Coalición o las tribus conservadoras.

Embozado en la clandestinidad helvética, intervino de manera directa y vicaria en algunos cierres, pero no logró imponer sus pretensiones, al menos en distritos gravitantes como Buenos Aires, CABA y Córdoba.

09-07-2021 Mauricio Macri, expresidente de Argentina. POLITICA Eduardo Parra - Europa Press

09-07-2021 Mauricio Macri, expresidente de Argentina. POLITICA Eduardo Parra - Europa Press

Bastó que manifestase preferencias para que sus militantes hicieran lo contrario. En Buenos Aires la quería a María Eugenia Vidal de diputada, pero ella fue a la CABA, en donde él quería a Patricia Bullrich, que se fue a la casa.

En Córdoba señaló a Gustavo Santos para senador, sin los radicales, y bastó eso para que fuera abrazado a los radicales, y a diputado. A algunos le gusta, a otros no, pero su suerte en este cierre, como la de Cristina, es la de un líder declinante.

Tampoco el partido le mostró mucha fidelidad al heredero formal de Macri, Larreta. Ha debido arriesgarse a una PASO chiva en Buenos Aires, en donde competirán Diego Santilli con Facundo Manes. Apostó todo a un pleno en el que se juega su proyecto presidencial. Si gana Santilli, hay oxígeno; si pierde, deberá probar si el cartero llama dos veces.

Bullrich, la predilecta de Macri, debió conformase con dos lugares en la lista. Uno es Fernando Iglesias, que viene de otras querencias (Carrió, en principio) y a quien le reconoce el mérito de ser quien mejor lo defiende en los medios.

La otra es la extravagante licenciada Sabrina Ajmechet. Si es cierto que la moción viene del marido de Bullrich, Guillermo Yanco, hubiera sido mejor que él mismo fuera candidato. Es un hábil operador junto a Patricia, tiene experiencia y prudencia, y no tiene que perder tiempo aclarando de quién cree que son las Malvinas, o su compromiso con la comunidad judeo-argentina: es el vicepresidente del Museo del Holocausto. Es además un fino poeta. Algo necesario en un Congreso –la sala sucia y oscura- con demasiados prosistas, dramaturgos y ensayistas, títeres y titiriteros (“volver a ser niño otra vez/y andar entre los marineros/de Liverpool o de Suez” (González Tuñón).

El oportunismo anula el sentido del olfato

En la oposición afloran también las entretelas de la democracia popular de mercado. Facundo Manes encabeza una lista en la que ni él confía mucho. Es, como Alberto o Maxi, un candidato "puesto" por la orga que controla el radicalismo metropolitano. Se ignora qué idea tiene él del reino de Noruega -cuyo monarca suele aparecer por estas costas porque es un aficionado a las playas de José Ignacio- pero dijo que hubiera preferido en la lista a un nativo de esa comarca escandinava, y no a Jesús Cariglino, "peronista y argentino”, como dice el lema histórico de sus campañas en Malvinas Argentinas.

Fue una respuesta canalla a la objeción de Margarita Stolbizer, otra candidata del dedo que aceptó sin siquiera preguntar con quién debía compartir la singladura: un efecto del oportunismo que anula, como la Covid, el sentido del olfato.

El neurólogo Mariano Sigman ha dictaminado que "la receta biológica que separa a los optimistas de los pesimistas no es su capacidad de valorar lo bueno sino sus posibilidades de ignorar y olvidar lo malo".

Facundo Manes, neurocientífico candidato diputado nacional por la UCR en Provincia de Buenos Aires. Foto: Rafael Mario Quinteros

Facundo Manes, neurocientífico candidato diputado nacional por la UCR en Provincia de Buenos Aires. Foto: Rafael Mario Quinteros

La oposición en Buenos Aires rebosa de optimismo ante el escenario electoral, y señala que hará una buena elección. ¿Querés ir en la lista? Entonces no preguntés y firmá acá. De paso, a Manes el INTI debería imaginarle unos guantes aislantes porque es adicto a tocar cables pelados. El socio de Larreta, Santilli y Carrió, en unas pocas horas de campaña se ganó peleas que no le convienen.

Juez hace camino al insultar

El extremo -que se anula porque es un político afónico, habla y sólo repercute en sí mismo-, es Luis Juez. Justificó su noble empeño de ser senador, aun dividiendo a la fuerza a la oposición en su provincia, porque "no puedo creer que no haya un puto senador que se anime a parársele a Cristina".

Esa exploración infructuosa en busca del "puto senador" le habrá hecho eludir a dos senadores por su provincia. Uno es Enrique Martínez, de su propio partido y a quien aspira a reemplazar, junto a un amplio equipo de asesores y contratados de la bancada.

Luis Juez da pelea en Córdoba.

Luis Juez da pelea en Córdoba.

Otra es Laura Rodríguez Machado, que va en busca de renovar su banca como integrante de la fórmula de él. Juez por lo menos tiene desenfocada su perspectiva de género, porque en ese insulto ¿entran también héroes de civilidad que apoyan su postulación, como Martín Lousteau?

La labia mordaz de Juez encierra reproches tácitos: va a una PASO contra la fórmula de Mario Negri-Gustavo Santos (senador y diputado) después de que Macri hubiera respaldado su proyecto. En abril pasado el expresidente hizo una incursión en esa provincia, en la que aleccionó al PRO para que fuera con Santos de candidato a senador.

El argumento era que Córdoba es una provincia amarilla, en la que el PRO debería tener al gobernador de 2023 en la figura de Santos. ¿Y los radicales?, le preguntaron los macristas que se reunieron con él. “Los radicales acá siempre quieren todas las candidaturas, ahora que sea uno nuestro”, los halagó. ¿Competir con ellos? “No se hagan problema, me instalo un par de meses acá y vuelco cualquier elección”, alardearía.

Este apoyo explica el primer proyecto de Santos de ir a una PASO como senador. Juez quedaba afuera, porque tiene mandato de diputado. Desde aquel primer apoyo, se precipitó una negociación entre la cúpula del PRO –Macri, Larreta, Bullrich– y los radicales Negri y Morales. Terminó en el acuerdo del día del cierre de presentación de las listas: Negri quedaba como único candidato junto a Santos en una PASO sin competidores. Juez, por las de él, insistió en postularse y logró llevarse al radical Rodrigo de Loredo, que no aceptó integrar una lista de unidad.

Un festival de la insinceridad

Macri, desde Suiza, intervino para avalar la fórmula Negri-Santos después de escuchar a Larreta y a Bullrich. Justificó su primer apoyo al PRO puro, en que éstos le habían hecho creer que Negri nunca se presentaría a senador. Cuando se enteró de sería candidato, arrió velas.

Para el dúo Juez-De Loredo, la clave fue Santos, que se acercó a la figura de Negri, y que irá como primer diputado. Aunque estaba en Suiza, Macri estuvo activísimo, por el propósito de cuidar la Córdoba amarilla, el distrito en donde mejor le ha ido, y la capital nacional del antikirchnerismo. Lo último que necesita allí es una elección dividida que le reste el apoyo de los radicales, en el segundo distrito más grande del país en cantidad de votos.

El otro radicalismo, el que representan en CABA Martín Lousteau y en la provincia de Buenos Aires Facundo Manes, quedó del lado de Juez-De Loredo. Los plomeros matriculados ensayaron nuevas conexiones de convivencia: Negri estuvo con Manes el martes -hay foto con barbijo-.

Gerardo Morales almorzó con el jefe del interbloque el miércoles, cerca de donde Sergio y Maxi intentaban conexiones con caciques de la oposición para algún fair play.

Macri estuvo en el fin de semana en varios zooms desde Suiza, activó células dormidas como las de Daniel Nieto, Fernando de Andreis, Valentín Díaz Gilligan y otros escuderos de segunda dimensión, pero que transmitieron con más sinceridad que ningún otro a quien apoyaba Macri.

Larreta también mandó a sus emisarios a formalizar el respaldo a Negri-Santos, quienes esperan que se dé una vuelta de campaña por Córdoba. Lo van a estar esperando.

AQ