"Te los cambian por los nuevos billetes, son codificados": los llamados de la banda de Quimey

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-Acá hay mucha cantidad para llevar, viste...

-Por eso va a ir Leonardo Alí. Escuchame, cuando llegue te va a decir el nombre y la clave que le dio

-Acá hay mucha cantidad para llevar, viste...

-Por eso va a ir Leonardo Alí. Escuchame, cuando llegue te va a decir el nombre y la clave que le dio

mamá, que es 1111. Entonces cuando él te diga quién es, vos le decís '¿cuál es tu clave?' 1111, te tiene que decir.

-¿Y yo se lo tengo que entregar a él?

-Sí, porque él se lo lleva a mamá. Mamá lo está esperando en el banco.

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-Ohhh, Dios mío...

-Lo que pasa que me dijo mamá que no quiere que vean los vecinos, que pongas en bolsas que no se vean.

-Claro, lógico. ¿Y qué es lo que pasa con esto ahora?

-Mamá te lo cambia todo por los nuevos billetes, que son codificados, y listo, y ya después te los lleva mamá. No va ir de vuelta Leonardo Alí.

-¿Y quién es ese muchacho, alguien lo conoce?

-El encargado de caudales, es un contador.

-¿Y lo conoce tu mamá?

-Sí, claro, es de confianza, es el contador.

El engaño ocurrió el 10 de abril de 2019, entre las 16.49 y las 17.48. De un lado, una jubilada, la víctima. Aturdida, asustada, vulnerable, entregó unos 400.000 pesos en unas bolsas que el "bajador" de la banda pasa a buscar por su casa.

Fueron dos llamados. El primero, el que inició el engaño, la estafa, el "cuento del tío", y luego el segundo, en el que se concretó el hecho.

La voz en el teléfono era la de Mauro Ariel Benítez, uno de los "llamadores" de la banda que también integraba su hermanastra, Quimey Kaiane Gazal (25), la principal protagonista de esta historia porque fue una de las argentinas más buscadas durante dos años. Incluso llegó a estar en las alertas rojas de Interpol.

Con casi todos sus cómplices detenidos (quedan solo dos prófugos) e incluso con el requerimiento para que la causa vaya a juicio, la vida de Quimey no había sufrido grandes alteraciones. Usaba una identidad falsa, no es poco. Pero se movía de un lado hacía otro en su barrio, Monte Grande.

Había potenciado su emprendimiento "legal": "Pretty Uñitas Gelificadas". Así se llamaba su negocio dedicado a esculpir uñas y otras cuestiones de estética femenina, lógicamente promocionado desde sus redes sociales.

Pero cayó, la estaban siguiendo. Salió de su casa, en su Ford Ka, para ir de compras a un shopping. Cuando fue detenida, usó esa carta del nombre falso, pero la trampa le duró segundos. Era ella.

En otro diálogo incorporado a la causa, que fue investigada por el fiscal Cristian Citterio, de la Unidad Funcional 20 de General Alvear (Tribunales de Azul), fue la propia Quimey la que se comunicó con el jefe de banda, Jonatan Ezequiel Ardito Santoro (38), para arreglar cómo repartir los euros "recaudados" de una estafa que habían cometido y en la que ella había hecho de "bajadora" (ir a buscar la plata a la casa de la víctima).

La relación entre Quimey y Ardito era más que cercana (queda claro en la intimidad de la charla) y ambos dejan en claro que las adicciones de Benítez son un riesgo para la seguridad de la banda.

Quimey Kaiane Gazal, detenida. Se negó a declarar.

Quimey Kaiane Gazal, detenida. Se negó a declarar.

Los datos de Quimey se publicaron en la página de Interpol el 17 de mayo de 2019, bajo código rojo y cédula número 3026586, dictada por el Juzgado de Garantías N° 2 de Azul. Fue detenida el lunes de la semana pasada, tras dos años prófuga. Puso un abogado particular y se negó a declarar.

Fuentes de la investigación le confirmaron a Clarín que Quimey, detenida en un calabozo de una comisaría de Ituzaingó, será incorporada al pedido de elevación a juicio que ya hizo el fiscal. Los investigadores prefirieron no dar a conocer las identidades de los dos prófugos. La causa está caratulada como "asociación ilícita y estafa".

"Mientras esculpía uñas, llamaba a sus víctimas para engañarlas", cuenta uno de los investigadores a este diario.

En el escrito detalla que los imputados son diez: Jonatan Ezequiel Ardito Santoro (sindicado como líder), Roberto Gabriel Grasso, Paola Lorena Argüello, Eduardo Gastón Arroyo, Mauro Ariel Benítez (hermanastro de Quimey), Brian Nahuel Lescano, Victoria Solana Mouriño, Pablo Javier Scherem, Cristian Miguel Serrizuela y Néstor Victor Eduardo Villaverde. Ahora se sumará Gazal.

Quimey Kaiane Gazal, buscada desde el 2019 por Interpol.

Quimey Kaiane Gazal, buscada desde el 2019 por Interpol.

Las estafas se habrían cometido, al menos, desde septiembre de 2018 y hasta el 11 de abril de 2019. La cantidad de prueba es contundente, especialmente el conjunto de llamadas en las que la banda interactuaba entre sí y en las que se contactaba a los teléfonos fijos de las víctimas para iniciar los engaños.

Estructuralmente, la banda liderada por Ardito Santoro tenía "llamadores" y "bajadores". Los primeros podían ser un hombre o una mujer, se encargaban de entablar los contactos con las víctimas, haciéndose pasar por hijos, nietos, sobrinos, engañándolas hasta acordar que le entregaran el dinero a una persona que iba a presentarse en su domicilio.

Allí aparecían los otros actores de la organización, los "bajadores". Era clave, según se desprende de los llamados a las víctimas, que esa entrega del dinero se hiciera de tal manera que no llamara la atención de vecinos.

Ardito Santoro, además, era el encargado de mover el dinero y entre las principales maniobras estaba la de comprar autos de alta gama. En los más de 20 allanamientos que se hicieron desde el inicio de la investigación, unos 500 mil pesos fueron incautados, además de los vehículos, los teléfonos, chips, computadoras y decenas de anotaciones con detalles de las víctimas.

Una de las personas afectadas hizo la denuncia en General Alvear y allí comenzó todo. La banda, radicada en su totalidad en el Conurbano, tendió sus redes de engaño por varias ciudades bonaerenses (Azul, Tapalqué, Tandil, Balcarce, Tres Arroyos, Coronel Pringles) e incluso en otras provincias, como La Pampa, Santa Fe, Neuquén, Chubut y Río Negro.

GL - EMJ